sábado, 10 de abril de 2010

Perversiones

Pero no, ya no lo siento y si lo piensas un momento, quizás entiendas por qué... por qué terminé..
Terminé escuchando música triste, terminé pensando, queriendo, extrañando, gruñendo y despejando vacíos. Terminé insistiendo, acariciando cosas que no comprendo, tanteando, repitiendo, concibiendo ideas demasiadas locas como para querer compartirlas. Terminé terminando, sobornando, empeorando... Terminé como siempre: demasiado herida como para defenderme.

Tomé la idea de sacar y romper, la detallé. El destruir siempre es demasiado malicioso y demasiado tentador. Tomé el tomar por las riendas, el mirar por las pestañas y el querer por los poros... Tomé mi autodiscriminación y la apilé en un cúmulo de respuestas estúpidas, donde siempre debió estar... y así terminé tomando: demasiado herida como para discutir.

Vacié las catorce alas de la sensación idónea que me producías; el catorceavo carril de la sala 19; A María en su Halloween; todo lo inconexo que puedo contarte y hacerte creer que estoy hablando filosofías. Vacié mis pensamientos, mis palabras, tus deseos, mis caricias, tus miradas, las opciones, el desarrollo, la limpieza y la paz; tanta, tanta paz. Desconfiguré a el niño de la mirada triste y lo convertí en algo más... algo con mucho más rencor. Así terminé tomando el vacío: demasiado herida como para continuar.

Partí tus ilusiones en dos y las abandoné en la calle que recorrimos juntos la ultima vez que hablamos en serio; partí mis desafíos, abandoné las metas; partí el partir y abandoné el terminar; destruí mi yo, compré un tú con menos celos y más sueños; partí el ideal y me compré un real en su lugar. Partí, parí, parís.. y nos vendí, como se venden las palabras en este mundo y las almas en el otro, como se arroja la sangre al río y las rosas al basurero. Como se canjea el amor por un anillo y un papel, así canjeé mi amor por otro más joven... uno con mucho más futuro. Así terminé tomando el vació y partiéndolo, vendiéndolo, canjeándolo, quieriéndolo, empeorando, crucificando, calcinando... y me consumí: demasiado herida como para ser digna y existir.

Yo ya no soy yo... y en algún momento me pesó y lo sentí en el alma, pero no, ya no lo siento y si lo piensas un momento, quizás entiendas por qué... por qué me terminé.