viernes, 19 de marzo de 2010

Incoherente y autosatisfactorio

Celebridad a la vuelta de la esquina. Patio de al lado es un lugar difuso, mal usado, mal pensado, mal nacido de la mente perversa de alguien que me piensa, pero no. María asegura que nunca lo ha visto antes... sus manos no dicen lo mismo. Sus ojos aseveran la falsedad. Mordaces miradas. Yo también miento cuando digo que no fue así como ocurrió.

París estaba a la mano. Tormenta amenazaba, amedrentada, los ruidos ajenos de la calle a acabar. La mujer en la izquierda no es fiable. Nadie lo es. Cualquiera siempre es culpable... y siempre hay una gran cantidad de cualquieras rondando los pensamientos; acechando.

Mañana a va ser otro día. Verde no es el mejor color. Taza blanca, mesa café, sábana roja, mirada negra. Sin verbo, sin predicado. Sin caricia. Noche no existe. María miente.. Tormenta también.

Celebridad muere y el periódico de mañana hará un festín con ello y con su vida y con lo que pudo o no pudo llegar a ser. Patio de al lado se quema, mal pensando, mal nacido, mal usado, en mi mente, incinerando toda posibilidad de crear un nuevo recuerdo en él. María nunca verá que está parada frente a un espejo.. yo sé que nada fue así; que París nunca estuvo cerca y soy sólo yo con un montón de cualquieras en mi cama.

viernes, 12 de marzo de 2010

Percepciones y motivaciones...

Yo soy la voz ausente que te habla desde la penumbra en el extremo izquierdo del cuadro de al lado. Soy un destino errante que se fuerza por no exisitr. Soy la debilidad de no tenerte cerca. Soy una cápsula que no se llega destintegrar por completo cuando llega al estómago y se convierte en un barco en un mar de ácido destructor. Yo soy 3-3-4-4 y rima intercalada. Yo soy el mensaje que no pediste.
Yo te espero como si esperar pudiera haber servido a alguien en algún momento. Te espero como la excusa frustrada para estar aquí, así, ahora, como estoy acostada, mirando el techo en blanco o no tan en blanco, sino más en un gris verdoso intenso. Yo te espero porque es de tontos e inocentes esperar.
Yo te escribo como un silencio apagado teñido de azul y verde. Como las cuatro y cuarto de la mañana, como el sol otoñal colado entre las ramas. Como se escriben los amores eternos, como se añoran los besos, los abrazos, las miradas, las caricias, lo indecifrable, lo café; puro café. Te escribo como se escriben cartas viejas en papel amarillo. Te escribo porque me gusta asociar las cosas con colores y tú, tú eres como un arcoiris... Te escribo como aire brumoso de los días, cualquier día, el que escojas, como siempre.
Yo escucho. Escucho irónicamente las luces que se prenden y se apagan: Es un terremoto o un huracán. Es moribundo y diestra. Es una estúpida imagen mental de algo que esucho, pero que en realidad no estoy escuchando. Una palabra con m, cerro arriba. Otra palabra con h que gira a la vuelta de la esquina y se me escapa, sin preguntas porque es todo demasiado abstracto como para que quiera quedarse. Yo escucho los ruidos que se cuelan por las cañerías del baño, entre desesperaciones de un pasado difuso... Yo escucho las más estúpidas voces en mi cabeza.
Yo tiento la suerte entre cabilaciones. Yo tiento al destino entre deseos frustrados de un futuro mejor; algo más pasajero o sustantivo. Tiento para perderme, tiento para cansarme, tiento para llegar a mi casa a dormir y no a pensar en ti. Yo tiento a la madre tierra que me remueve las ganas y se las chupa. Yo tiento; yo miento; yo, tiempo.
Yo soy un montón de rayas y palabras y canciones y dibujos y no quiero tener que explicarte qué soy. No debería tener que decirte siempre qué hacer, sino sería sólo yo, haciendome feliz. Yo no tengo nada, no espero nada, no escucho nada, no siento, no tiento, no pienso nada. Soy sólo la voz ausente que te habla desde la penumbra en el extremo izquierdo del cuadro de al lado... y nunca es suficiente.

jueves, 4 de marzo de 2010

c A o o s

Caos. Eso es... cuando miro, cuando pienso, cuando hablo, cuando pretendo no escuchar y no entender. Caos... cuando suspiro y pretendo que las cosas estén bien, pero no están bien y al parecer no lo van a estar en mucho tiempo más. Caos es todo lo que recibo.
Me mira por la ventana, finge escucharme. Yo sé que finge.. yo también lo he hecho: el que miente, sabe distinguir al mentiroso. Me llama por la puerta y yo no escapo porque finjo que no sé que viene. Todos lo sabían... todos fingimos que no era así. Toco el vidrio para asegurarme de que no se vaya a romper y los instintos me traicionan... ni yo me escucho.
Caos... en la esquina cuando atentan contra la libertad y gritan, sí, gritan, a ellos sí los oye. Supongo que ellos tienen más voz que yo o es que el mismo que me hace a mí quedarme sentada en la cama, pensando que algunas cosas podrían estar mejor, los hizo a ellos más fuertes y más rápidos, más resitentes, mejores. El señor caos llamó a los peores para tumbarles los sueños y cohartar las ilusiones sin las que una vez pensamos, todos, que podíamos vivir.
Me acaricia desde el colchón y yo sé que está ahí. Recorre mi cuerpo, me llena los ojos, la espectativas, las miserias, el futuro y los posibles. Recorre la intensidad de las palabras, todas las miradas que me topo en la calle, las manos que me sujetan, los abrazos, los adioses, la resistencia y la capacidad de seguir adelante. Estúpido hombre que no es isla sino continente. Estúpida unión. Estúpido y querido saber que no estamos solos.
Caos sobrepasa la barrera del sonido. Viene antes, después y durante. Molesta. Caos y la sensación de inseguridad... aún peor observando, aún peor rozando, aún peor pensando; un caos consciente, un caos organizado. Eso es; cuando miro, cuando pienso, cuando hablo, cuando pretendo no escuchar y no entender. Caos., cuando suspiro y pretendo que las cosas estén bien, pero no están bien y al parecer no lo van a estar en mucho tiempo más. Cuando quiero querer, cuando necesito querer, cuando las cosas van en mi contra o no: Caos es todo lo que recibo.