viernes, 27 de febrero de 2009

El Teatro de la Luz

A nadie le importa, ni siquiera un poco. Ni siquiera cuando se piensa que las cosas podrían cambiar de una posible y extraña manera como parte una fantasía cósmica, a nadie le importa lo que se diga porque vivimos en una secuencia de eventos constantes y desafortunados que se unen mediante palabras oscuras y que sólo te llevan a patéticos, por no decir tristes, y muy molestos lugares comunes.
Ella baila adentro, mientras afuera se escucha una tonada de acordeón mezclada con la lluvia que resbala lentamente por las moléculas de aire y polvo esparcidas como por coincidencia en diferentes lugares de la avenida. Además, aunque apenas son las ocho, las luces se han condensado y parece que todas titilan al son, partiendo por los faroles mal posicionados a lo largo de la calle, seguido por los pocos autos que pasan y terminando por las ventanas abiertas de los departamentos, creándose una película mágica para las pocas personas que siguen en pie, mientras el cielo se cae en ruinas. Resulta que después de 2000 años de lluvia, esta termina por convertirse en un evento cotidiano y ya no en una maravilla digna de admirar, digna de soñar o de esperar. La cotidiano se vuelve, luego, tedioso y molesto. Por eso se crearon los paraguas.
Él espera afuera sentado en la escalera de la puerta. Una escalera pequeña de pocos escalones, de esas que no se ven mucho en una ciudad perdida y olvidada de un país subdesarrollado, de un sistema solar de segunda categoría, en una galaxia de segunda mano y un universo tan necio que no le interesa lo que él esté pensando, porque esas escalerillas se reservan para aquellos cuyos sueños, cualquiera sean, pueden ser realizados y cuyos romances terminan siempre en un beso y un rencuentro veinte años después, cuando ambos son viejos y sabios, lo suficiente para darse cuenta de que no cometieron un error. Aunque en realidad, lo único que viene con los años son arrugas, recuerdos y la sensación insoportable de que quizás pudiste hacerlo mejor, opacada por el vano consuelo de que los errores también son para bien. El punto es que a él no le molesta esperar, aun mojado, cansado y tanteando una posible respuesta incómoda entre las manos.
Lo primero que se ve cuando se entra por la puerta principal es el escenario, el techo tiene grabadas letras doradas en un fondo negro, palabras sin mayor relevancia para nadie aparte de quien las escribió, una alfombra roja, las paredes laterales son negras completamente y tanto las puertas de la entrada principal, como la pared que la rodea, están cubiertas por espejos. Ella se mueve de derecha a izquierda y mira su reflejo como queriendo omitir sus propios pensamientos porque no sabe qué mas hacer. La música se acelera y sus piernas se aceleran también. Sus brazos, sus ojos, su torso, todo guiado por una melodía que no hace sino llevarla a lugares donde podría ir algún día, si quisiera o si se atreviera a tomar cartas en el asunto. Las luces, el momento, las personas mirándola, pensando que ella sabe lo que hace, todo para conducirla a un transe que finaliza cuando los aplausos la sobrecogen y el mundo pareciera chocar místicamente contra una sonrisa gigante que termina por explotarlo. Luego, muchas voces que chocan contra todo y se reflejan en los espejos y suben al escenario y bajan por las cortinas, que se escurren por la alfombra y se esconden bajos los asientos, dispersándose lentamente para dejar un largo y constante silencio.
Él está, ahora, parado junto a la escalera, dejando que la lluvia lo moje para que cuando ella lo vea piense que es esa película eterna y precisa que siempre soñó. La gente abre sus paraguas y camina sonriendo, otros suben a sus autos corriendo. En general, todos sonríen. Ella sale al final, baja las escaleras, abre el paraguas y pisa los charcos que se forman en el último peldaño. Se ven, se miran, se observan, no se reconocen ya y no porque hayan cambiado sus caras, sus manos, sus brazos, sino algo más, incompresiblemente abstracto y oculto.
Y ella sonríe. Sonríe porque le encantan las escenas bajo la lluvia y se piensa en una obra magnífica, de esas que ha actuado alguna vez. Y él sonríe porque ella sonríe. Entonces, la lluvia es un efecto especial y el viento frío es un efecto especial y el hecho de que estén en otoño y les guste el concepto o que se estuvieron pensando largo tiempo, sin saberlo, son acompañantes e incluso pareciera que la tonada en acordeón sonara de nuevo para que bailaran un rato en medio de la calle, como dos locos, como si importara en exceso, como si se quisieran o fueran una de esas personas cuyo sueños se realizan cuando sus romances terminan en un beso o algo así. Pero suena un claxon, después, se rompe el encanto, no fueron más que segundos, de cualquie forma y ella se va, sonriendo aún... Él la mira irse.
El cielo en ruinas se deja caer a pedazos. Un hombre de chaqueta y sin paragua lo siente golpearle los hombros y consumirlo lentamente, mientras su propia vida se resbala entre las moléculas de aire. Una mujer camina rápido hacia un auto, donde la espera un tipo con una rosa, mientras su mente se quema en recuerdos.
El cielo en ruinas se deja caer a pedazos, pero a nadie le importa. Ni siquiera cuando él piensa que las cosas podrían cambiar como parte una fantasía cósmica, a nadie le importa lo que diga porque vivimos en una secuencia de eventos constantes y desafortunados que se unen mediante palabras oscuras, actos cortos, escenas tardías y que sólo llevan a patéticos lugares comunes o a ser pobres actores de una obra finita en otro teatro de luz.

En realidad, el bueno siempre se queda solo al final.

domingo, 22 de febrero de 2009

Muy Estimado Señor Noche IV

El muy Estimado Señor Noche tiene un afán loco por aparentar algo que no es. Sí, y lo admite y lo dice a viva voz porque no le interesa en realidad aparentar para los demás. Se está convenciendo, desde hace ya su buen tiempo, o intentando de convencer, que es eterno. Por tanto se levanta en la mañana y se mira al espejo con cara de " Hoy no es un buen día para morir " y se cepilla un poco la barba. A veces se le forman nudos y tiene que cortársela, pero no es el punto. Luego, guarda el espejo en el bolsillo izquierdo de la chaqueta y se va a caminar.
El Muy Estimado Señor Noche suele tener crisis de personalidad, pero desde que tiene ese complejo de ser eterno, pareciera ser una persona normal, sin serlo. Es experto en mentir, engañar, aparentar, crear y estafar, aunque en realidad a nadie le importa en lo absoluto lo que es de verdad porque con tantas corazas puestas sólo ha logrado alejar a los que más lo querían. Sí, en algún momento de la historia alguien lo quiso. No está muy seguro de en qué historia fue, pero sí de que pasó.
Y ultimamente ya no desea ni autos, ni vidas que no son suyas ni personas que nunca logrará tener. Ya no desea nada porque intenta tenerlo todo. De todos modos, después de caminar un buen rato, como hace todas las mañanas, se sienta frente al mar a mirar el horizonte. Sucede que en la ciudad que nadie conoce en el lugar de donde viene el Muy Estimado Señor Noche, la ciudad donde vive, queda frente al mar. En picada frente al mar. Como una montaña grande y empinada que vino a sentarse junto a otras montañas, quizás tan grandes como ella, y que en medio se formó una cuenca. En realidad, no es el mar, pero a él no le importa. Agua al fin y al cabo. Mucha, mucha agua. Y se sienta no porque su complejo lo haya llevado a los límites de su cordura, sino porque no tiene nada más que hacer y tiene, básicamente, todo el tiempo del mundo para hacer lo que sea que hagan las personas eternas.
El muy Estimado Señor Noche tiene un afán loco por aparentar algo que no es. Sí, y lo admite y lo dice a viva voz porque no le interesa en realidad aparentar para los demás. Se está autoconvenciendo de que es eterno. Por tanto se levanta en la mañana y se mira al espejo con cara de " Hoy no es un buen día para morir ", aunque en verdad no lo crea, aunque esté completamente conciente de que para ser eterno hay que estar fuera del tiempo, pero él no está fuera sino que simplemente no tiene. Está cansado, está solo y sin motivos para no morir. Guarda el espejo en el bolsillo derecho, sale a caminar hasta perderse en lo único verdaderamente infinito que posee: Su mente.
Cuarta Muerte de mi Muy Estimado Señor Noche.

sábado, 21 de febrero de 2009

El resto es Silencio


Dando por asumido que por dentro todos somos la misma basura retorcida e inerte que sólo busca el bien propio y la felicidad plena y completa, ya sea dentro de uno o en los demás, la única respuesta posible es que al final todos nos vamos al mismo sitio: A la nada, flotante, constante, estúpida e inútil. Si es así, está bien que te hayas marchado de mí, antes de lo que yo hubiera deseado y está bien que hayas jugado y roto todos lo trozos que pudiste a un punto que hasta a mí se me han hecho irreconocibles en medio del polvo, que presumo, son los restos de nuestras almas un tanto vacías desde antes, al tocarse por un momento.
No me consideres, entonces, insensible, si dando por sentado que el sentido propio de la vida es sólo una oscuridad absoluta de la que no poseo ni el más mínimo conocimiento y siendo exageradamente posible que a lo largo de mi vida tampoco lo llegue a poseer, es apenas lógico que yo haya reaccionado así, que te haya hablado así, que haya actuado así, que sea como soy y que me haya dejado guiar ciegamente por tus impulsos animales o demoniacos, un poco tontos, un poco infantiles, un poco tú, pero qué importa si son un poco tú porque antes que todo a mí me gustaba jugar contigo también hasta que el juego se comenzó a poner turbio y yo empecé a perder. "Supervivencia del más fuerte" . Voy a bailar ahí un poco con las palabras y las presunciones, diciendo desde un comienzo que tú eres mas fuerte que yo y yo siempre he sido la damisela herida que pide tu cuidado, porque sí fui yo la que se comió el cuento y fui yo la que se enredó en tu maraña de mentiras y de sonrisas y de promesas y de te quieros que aún me cuesta mucho recordar sin sentir algo extraño en mi estómago, en mi columna, en las manos, en los ojos, en la boca y en el espacio vacío que dejo tu falso abrazo al cerrarme al puerta definitivamente de tu tediosa alma. Tampoco me digas tonta, no te justifiques bajo insultos baratos, que al final soy yo la que se muere, soy yo la que se tira, soy yo la que pierde por ti. Todo parece ser por ti. Y quizás lo es, un poco, todo por ti, pero eso no te da el derecho de menospreciarme, dando por asumido que por dentro todos somos la misma basura retorcida e inerte que sólo busca el bien propio y la felicidad plena y que al final todos nos vamos al mismo sitio: A la nada, flotante, constante e inútil. Es decir, ya ves, por mucho que no me quieras y que no quieras ser como yo, al momento de dar cuentas, si yo muero por ti, tú también eres suicida y también te quedas solo.

No me ames ahora.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Monólogo Emocional

En realidad, tenía todo un discurso preparado que explicaba paso a paso lo que hicimos cuando nos vimos y detalladamente contaba lo que sentí al mirarte fijo y lo que me transmitiste al hablar. Las sensaciones, los pensamientos, las palabras que dijimos y las que no, las que tenía pensadas desde hace semanas, pero que no tuve el valor de decirte, los temas tratados, las expresiones, lo que comimos, lo que no, lo que debimos haber tomado, el lugar a donde fuimos y a dónde queremos ir en un futuro, cuando aún seamos esto mágico y extraño.
Tenía toda una lista inmesa de cosas que quería que todos supieran porque cuando se es feliz, se debe compartir con todo el mundo para que todos se mueran de la envidia de que yo te tengo y tú me tienes y somos los dos seres más plenos del universo cuando estamos juntos y creamos una armonía maravillosa que dejaría a la paz en palotes y a las religiones espectantes por saber si lo que sucede cuando me tocas se llama en verdad Dios. Dios porque es algo maravilloso y excelso, sobrehumano, sobreperfecto, fuera del tiempo y el espacio, incomparable, incontenible, indiscutiblemente bello. O al menos así me haces sentir.
Guardaba, de todas formas, un montón de ilusiones para la próxima vez que nos viéramos y que pensaba incluir en el discurso de todas maneras, con los futuros encuentros, los países que visitaríamos juntos, los idiomas que aprenderíamos y las mil noches que nos quedaríamos hablando abrazados en la ventana del apartamento que compraríamos, sí, quizás, en algunos años más, tal vez varios años más, en esa ciudad llena de luces a la que siempre he querido ir y a la que me llevarías por complacerme porque te gusta verme feliz, donde además harías todas esas cosas geniales, tus cosas favoritas, que no entiendo demasiado, pero no interesa tampoco que yo las entienda si así eres tú: Complejo, extraño, divertido, poco comunicativo y poco emocional. De todas maneras me gusta que seas así. Me complementas. Aunque hablas mucho y no dices nada.
Ya sabes que hablo mucho, no más que tú en todo caso, pero sí digo muchas cosas al azar y ya ves, sólo te estaba contando que tenía todo un discurso preparado donde relataría las mil cosas que pudieron o no pasar, que pasarían si nos diéramos un chance, que podrían también no pasar si las cosas no funcionan. Tenía todo un paquete extraño de palabras, hasta nombre les había puesto, pero, más allá de todo, al leerlo varias veces empezó a perder sentido y dejó de gustarme tanto. No es que ya no quiera nada, no es que haya tirado los viajes y las tonterías a la basura y las haya borrado para ponerles otro nombre, otro tú y... creo que se entiende. Es sólo que prefiero que te despidas largo de mí, me digas que me quieres volver a ver, no te canses, no te aburras y dejar que esto fluya para no tener que encontrarme de nuevo en un estúpido e inútil monólogo emocional que no, amigo, no lleva a ninguna parte.
En realidad, tenía todo un discurso preparado que explicaba paso a paso lo que hicimos cuando nos vimos y detalladamente contaba lo que sentí al mirarte fijo y lo que me transmitiste al hablar. Las sensaciones, los pensamientos, las palabras que dijimos y las que no, las que tenía pensadas desde hace semanas, pero que no tuve el valor de decirte, los temas tratados, las expresiones, lo que comimos, lo que no, lo que debimos haber tomado, el lugar a donde fuimos y a dónde queremos ir en un futuro, cuando aún seamos esto mágico y extraño... pero esas son cosas que se guardan para uno ¿o no?

lunes, 16 de febrero de 2009

Crisis

Son las muchas cosas que quise decirte mientras aún escuchabas. Son todos esos sentimientos que vine oprimiendo y escondiendo para no ser tan yo. Yo no es el sentimiento correcto.Son las muchas, demasiadas palabras que tuve que callar para sentirme más cómoda estando cerca tuyo, pero eso no es posible del todo ¿verdad? porque cerca tuyo necesariamente hay que sentirse incómoda y ajena y tonta e infantil... Definitivamente yo no es la persona correcta.Entonces, si tienes la decencia de escuchar, me siento en frente tuyo a gritar las muchas cosas que quise decirte y las demasiadas palabras que tuve que callar... me siento en frente tuyo a rogarte que oigas un momento, a que me mires a los ojos y entiendas que NO estoy jugando, que las niñerías se acabaron cuando te dije que te quería. No, no soy del tipo de personas que dicen amor porque sí, aunque así me consideres. Juras que no subestimas a nadie y me subestimas a mí, la única persona que en verdad está dispuesta a estar siempre por ti, la única que te reserva un lugar en sus recuerdos futuros, la única que no tiene problema con que seas tú y nadie más, tú el primero, tú el último.... definitivamente Yo no es la palabra indicada.

domingo, 15 de febrero de 2009

Música Fuerte [No Ligera]

El sol colándose entre los árboles y yo sola... Más sola de lo que he estado en toda mi vida. Calculando vanamente mi existencia, poniéndole precios a la de los demás y llorando. Llorando sin razón aparente.
El sol colándose entre los árboles, el agua corriendo y yo... sola. Sola sin estarlo. Con el vacío como único tópico en el aire y hojas cayendo aquí y allá.
El sol resbalaba entre siluetas patéticas de cadáveres de vida. El agua corriendo en mi espalda, en mi mente, el vacío en el aire y el soniendo imponente de la nada desvanecíendose, es decir la creación.
Por más que lo quería, él no aparecería junto a mí. Por más que lo añoraba... y recordé.
Recordé sus ojos mirándome, recordé sus manos en mí, recordé su voz apuntando las estrellas, recordé el sonido de sus pisadas y la manera en que nunca será de mí y siempre seremos dos, no uno.
Entonces, todos los sonidos desaparecieron. La luz se hizo noche, el agua dejó de correr, el aire se llenó de tristeza y seguía sola...
Sola con las hojas muertas e inertes en el piso y en las copas de los árboles pequeños intentos de nubes. Una lágrima corriendo en mi mejilla, involuntariamente asumido, el llanto empezó a caer.
Un grito a la realidad porque en los sueños uno no llora y sí, la tristeza me hizo feliz porque me di cuenta que estaba viva [ WTF? ] porque los muertos no lloran... [Triple WTF?, perdón.. doble ] y yo no quiero morir [ Aquí esta el triple.. WTF ?] porque por más curiosidad que tenga la vida es más intrigante...[ Maténme..] y con la vida vino él, porque la vida trae vida y la vida trae luz y el agua es vida [ Y.. empezó a llover! ] y la creación es vida [ Ah, no..] Y todo volvió a ser como era.
El sol colándose entre los árboles, el agua corriendo y el aire lleno de vacío. El sonido de la creación en mi mente... Y yo sola conmigo misma y a la vez con tanto. [ah ya..]

No me gusta cómo está escrito.. pero me lleva a un sitio. Por eso está aquí, i guess.

4 de Junio, 2007.

Versión Sola de Ti

Ahora, un poema para ti y únicamente para ti,
en honor a lo que eres y lo que somos sin ser.

Te dedico estas palabras porque me encanta verte
porque me gusta tu mirada en mí,
porque la luna es más bella cuando su luz te refleja.

Te dedico las canciones que escucho, que hablan de amor y tiempo,
y te escribo como si fueras a leerlo;
como si supieras que es para ti.

Te extraño, porque hace tanto que no sé de ti
o es que quizás el tiempo pasa más lento Sin ti.
Aunque no escuches o aunque no te importe...

Y ahora finalizo, cono dos palabras que debería decir
y no digo porque no se da, [que jamás te he dicho]
* te quiero
* te extraño
* para ti..

4 de Junio, 2007.

Sick People

He aquí una opinión completamente diferente
a la dada anteriormente sobre lo que somos...

Porque si el amor no tiene barreras, esto no es amor
y hay un muro entre nosotros, que no estoy segura de querer derribar.

Es que esto no va. No es como debería ser
y, quizás, es el final de tantos sueños, que por alguna razón tejí.

El problema es que no quiero un final.
Hay, simplemente, capítulos que nadie quiere cerrar.
[ Pero que no se pueden terminar de leer ]

Por que hay cosas, piezas que no encajan
y se me acaba la estrategia para resolver el rompecabezas.
(...)

He aquí palabras que en verdad no quiero decir,
He aquí cosas que nunca quise pensar.

Es que no puedo arreglarlo todo, por más que intento.
Esto no es como debería ser. Yo por ti.

Y yo por ti, porque no dejaré de estar por ti.
No dejaré de ser y estar, como siempre, por ti.

Y no saldrás de mi mente... Y será como será.
Porque no sé si sea amor, pero no seré yo quien ponga el muro.

Serás tú, de todas formas quien deberá sortearlo.

He aquí una opinión completamente diferente (Y no lo es, en verdad)
de la estúpida idea a la cual no me acostumbro...

Olvidarte.

8 de Julio, 2007.

Charla

Comenzaba a resignarse a la idea de que él no existía y yo, a poco, comenzaba a acatar.
Me decía siempre lo difícil que había sido y yo le respondía que el tiempo siempre viene, el tiempo siempre va.
No entendía, no, que la vida no es vida y que hay que ir más allá. No quería, yo, entender que no se confía en todas las sonrisas que hay.
Se perdía siempre en la idea de que el cielo es más brillante y que todo pronto iba a cambiar. Y yo no le explicaba que el cielo es oscuro y estas cosas locas serán siempre, siempre igual.

Y estaba loco. Loco simplemente por el hecho de querer pensar... y yo estaba loca, loca por creer que el corazón no es tonto y que toma las decisiones tras mucho reflexionar.

Pasa el tiempo y sigo sin comentarios...

11 de Julio, 2007.

Fácil

Y te digo:
Qué tan facil es quererte, mientras estás lejos,
porque es simple pensarte e idealizarte, como cosa ajena,
como si, de verdad, fueras un sueño, como si no me importaras.

Qué tan fácil es odiarte y de a poco olvidar el sonido de tu voz,
la dulzura de tus ojos, el bendita calor que me quita tu mirar.
Como si fuera sencillo, como si fuera vacío este sentir, este soñar.

Qué tan simple sería todo si la vida fuera este poema
y tú, de verdad, fueras un sueño y yo, de verdad, pudiera odiarte.
Callarme un rato.
Como si las palabras vivieran, como si tú estuvieras, como si no te necesitara.

Como si no me importaran estos estúpidos versos...

11-14 de Diciembre, 2007.

Amor, no hay poesía.

Es que, amor, no hay talento.
Amor, ya no hay palabras.
Amor, no hay poesía:

Es puro odio acumulado,
es el dolor que hiere dentro,
es el despecho de no tenerte.

Y te cuento que no sé qué es todo esto,
no sé por qué te escribo,
si tú no vas a leerlo...

De aquí, bien lejos,
cuán lejos están nuestras almas
¿cuán lejos estamos tú y yo?

Un movimiento abstracto,
una niebla densa.
No sé qué estaba ni qué estoy pensando.

Es que, amor, ya no hay talento.
Amor, ya no hay palabras,
Amor, no hay poesía.

Amor, qué es este mundo.
Amor, qué estoy sintiendo, por qué te espero.
Amor, me estoy cansando,
Amor... ya me cansé.

15 de Diciembre, 2007.

Cuando te das cuenta de que hay momentos que nunca llegan.

Este es el momento en que te das vuelta
y me dices que despierte, que estoy soñando,
que te quedas, que no te estoy perdiendo.

Las casas destruídas pasan y pasan una tras otra.
Los rincones oscurso se hacen cada vez más extensos
y todo se vuelve una oscuridad constante.

Esta noche no hay estrellas, no hay luna que consuele,
no hay luz que razone, no estoy para alegrarme
y ayudarme a abrir los ojos.

Y cuando te digo que no estoy es porque ultimamente
no me encuentro; sé quién soy, pero me acosa ese alguien más.
Es qué tu te ausentas, yo me pierdo.

Este es el momento en que te das vuelta
y me dices que despierte, que estoy soñando,
que no te vas, que no te pierdo.
¡Este es el momento!...
Entonces, ¿por qué sigues caminando?

22 de Febrero, 2008.

Comentarios Malintencionados

Me contaron por ahí que tú no piensas en mí.
No es por acosarte, sólo quiero despejar la duda.

Tú, que siempre respondes, y para todo tienes razón
¿Por qué callas ahora? ¿Es verdad que no piensas en mí?

Estos versos suenan distinto; esto es algo completamente nuevo...
Tú mismo eres algo diferente y no sé descifrarte.

Si no quieres responder, yo entiendo...
Pero entiende tú también que a mi gusto puedo interpretar tu silencio.

Entonces, si vas a callar, piensa dos veces lo que viene después
porque libre soy de no verte más. No es que quiera presionarte.

Sólo queda algo por decir ¿No piensas en mí?
O es sólo una impresión que tengo al sentirte tan ausente...

27 de Febrero, 2008.

viernes, 13 de febrero de 2009

Homenaje

Tú no sabes todo lo que eres para mí y de cuando en cuando me pongo a pensar en lo poco que tengo y te encuentro perdido en un montón de silencios sobrepuestos entre lo mucho que quiero ser y el camino recorrido y no te busco con tantas ganas cuando en realidad me doy cuenta que uso siempre las mismas palabras. Entonces, te conviertes en mi mejor foto y mi canción favorita, en mi sol, mi desierto, mi lluvia y mi rutina (por eso a veces quiero escapar). Te vuelves mi tono, mi nuevo poema, mi inspiración y mis palabras, luego eres todo lo que queda cuando no puedo más, por eso siempre recurro a ti cuando me siento sola, cuando me pierdo, tú eres mi fe, mi puerta, mis principios, mi casi, mis letras, mis números y mi secreto. Eres mi negación total, mi libro viejo, mi lugar común, mi mejor amigo, mi fidelidad, mi cerebro, mi confidente, y sin quererlo, quizás, te conviertes en mi ahora, mis preguntas, mi mañana, mi mala actitud, mis respuestas, mi nosotros, mi ternura, mi O, mis recuerdos, mis sueños y mi fin último. Mi sabiduría, mi locura, mi tú, mi sensatez, mis no, mi confianza, mis no sé qué, mi amor, mi talento, mi ánimo, mi luz, mi mejor elemento, mis caricias prohibidas, mis ganas, mi amistad, mi bienestar, mi sonrisa, mi corazón, mis cuentos para antes de dormir, mi energía, mi yo, mis ilusiones, mis malos hábitos, mis muchos colores.. en fin.. Mi universo entero.

No lo sabes todo ¿sabías?
No te vayas, no todavía...
Ni después.

jueves, 12 de febrero de 2009

Muy Estimado Señor Noche III

El Muy Estimado Señor Noche se quería enamorar. Se quería enamorar porque todos se estaban enamorando y parecían estar felices y conformes con sus existencias, menos él. Quería encontrar a alguien con sus gustos, con su mirada, con su manera de ver el mundo, con su risa espontánea, con sus chistes y sus mentiras que resultaban tiernas y entretenidas al fin y al cabo. Tenía en mente mil maneras de encontrarla, de seguirla, de adorarla, de conquistarla y hacerla suya en el sentido más puro de palabra. Tenía una lista grande de deseos para concederle y entregarse por completo.
El Muy Estimado Señor Noche no ama la primavera, no ama los sábados por la noche, no le gustan las flores. El Muy Estimado Señor Noche no tiene buena pinta, sino en vez dos ojos grandes que tratan de atraparte y hundirte en el abismo que tiene por dentro. Es una persona oscura. Las personas oscuras no merecen ser felices, eso dice escrito en su frente.
Se levantó temprano, se quitó los recuerdos de la espalda e intentó pararse derecho. Se lavó las manos, se lavó la cara, se afeitó la barba y, como pudo, se cortó el pelo. Incluso, después de mucho meditarlo y con el dolor de su alma, lavó su chaqueta larga en un agua pura que después quedó teñida con los dolores que guardaba en sus bolsillos y que olvidó sacar.
Y caminó erguido por la calle como si nada lo fuese a derrumbar, caminó erguido buscándola entre luces y bares bonitos, entre tiendas y cafés, entre helados y vestidos. No se rendía, , aunque ya veía pronta la hora de irse a dormir, aunque su aliento se condensaba frente a su cara, aunque la laguna mental de incertidumbre se le empezaba a desbordar por los ojos.
Entonces, se sentó en una banca en la mitad de la avenida y se miró las manos limpias, sin olvidos, sin recuerdos, sin nada que ocultara las cicatrices, se tocó la cara, se buscó los pelos que tanto tiempo implicaron sabiduría para él y que ahora habían desaparecido, se sobó la cabeza varias veces y una que otra, extrañó su cabello largo hasta más abajo de los hombros. Y sin mirarse, se vió: aún más patético, aún más solo y se notó insípido, mi Muy Estimado Señor Noche, inerte, totalmente común. Se notó decepcionado, amargado e inseguro. Muy inexperto, muy nuevo en el mundo, muy diferente a lo que solía ser él... y se dio cuenta, muy tarde, quizás, que por más que él quisiera encontrar a alguien sus gustos, con su mirada, con su manera de ver el mundo, con su risa espontánea, con sus chistes y sus mentiras que resultaban tiernas y entretenidas al fin y al cabo, no lo iba a encontrar.
No encontraría, por más que irguiera su espalda, alguien que adorara las fotos como ella, que cantara como loca como ella, que mirara de reojo como ella, que quisiera cambiar todo y a la vez no cambiar nada, que no le mintiera en nada, sino en lo que él ya sabía, que se riera de sus tonterías, como ella. Porque ella era sólo una, que se había ido, y él ya no era él... luego, de querer regresar se hubiera perdido porque el Muy Estimado Señor Noche que solía conocer, estaba ahora sentado fingiendo ser alguien más.
El Muy Estimado Señor Noche se quería enamorar. Se quería enamorar porque todos se estaban enamorando y parecían estar felices con sus existencias, no como él que sentía la necesidad de volverse diferente para que lo quisieran como él había querido, alguna vez. De cualquier manera, las personas oscuras no merecen ser felices ni merecen encontrar una historia bonita para contar. Se recuesta en su soledad, se busca en silencio, se deja crecer el pelo y la barba, se ensucia las manos de nuevo y sin ser él del todo, deja que llegue la hora de dormir.
Tercera Muerte de mi Muy Estimado Señor Noche.

Feliz San Valentín

Si cambias, cámbialo todo.

Si vas a cambiar y a volverte como todos los otros que he visto, conocido, querido y posteriormente odiado, por favor hazlo ahora y no después cuando me cueste más desligarme de ti. Tú sabes cómo es esto y sí, probablemente yo empezaré a ser una persona arizca y desconfiada cuando me aburra de ti porque de tanto perdonar y perdonar uno termino por no perdonarse a sí mismo y echarlo todo a la basura o a un sitio donde se puedan quemar los pedazos para que no vuelvan como vampiros a chuparnos lo poco que nos queda de alma.
Este es el punto de la historia cuando te acuerdas que me juraste y le juraste a todo el mundo que no ibas a cambiar por ningún motivo, que tú eras como eras, que siempre has sido así. Este es el punto de la historia cuando caes en cuenta que tú no estarías teniendo esta convesación conmigo y sinceramnete no entiendo qué es diferente ahora que súbitamente quieres que comencemos de nuevo. No, no es la mejor manera de que olvide quien solías ser y te quiera como un amigo nuevo que acaba de llegar a mi vida. Ya estás muy dentro de mi vida, demasiado como para decirte que sólo eres lo mejor que me ha pasado y me empiezo a cansar de repetirlo y de que tú no lo escuches porque no te gusta escuchar conversaciones así o porque no vas a saber qué responderme. Siempre quedas contra la pared cuando te digo que te quiero.
Me gustaría decirte, como tantas veces, que sé que estás pensando, pero no sé. Ahora no sé nada y no me interesa saberlo. No quiero jugar, no quiero reír, no quiero mentir otra vez, fingiendo que esto me basta porque no me basta y estoy harta de la vocesita susurrándome al oído que te diga todas estas cosas que sólo me llegan a la cabeza por casualidad. Si te cansas me voy. Si yo me canso, te pido, por favor, que te quedes y me esperes, que luego se me va a pasar como todo, que yo no soy así, esto es sólo un tiempo... Un tiempo en el que empiezo a pensar por mí misma y a mover cuadros viejos, a sacar telarañas, a dejar lugares comunes, a tratar que no te vuelvas un lugar común al que llego cuando estoy sola y aburrida para despejar la cabeza. No quiero que cambies, pero si vas a cambiar hazlo ahora y no después cuando me cueste más alejarte de mis pensamientos todo el tiempo, cuando me acostumbre a tu cara, a tu perfume, a tu sonrisa y a tus cuentos que no llegan a ninguna parte, aunque sean lo más real de todo esto.
En serio, si vas a cambiar, cámbialo todo y a mí de paso. No recuerdo a dónde quería llegar... pero te prometo, que es sólo por un tiempo.

lunes, 9 de febrero de 2009

Mucho más.

Eres, simplemente, como una canción que no quiero escuchar más...
Y si tuviera razones para darte, te las daría ahora mismo, pero al pensarlas todas mis razones se vuelven insuficientes para la decisión que estoy tomando o que tú tomaste hace ya tiempo o que sin querer elegimos desde el momento en que accedimos a no mirarnos a los ojos al decir te quiero. Entonces, te puedo parecer inmadura y quizás lo soy bastante, ya no un poco como antes, aunque menos al asumir que lo soy ¿Te parece que eso tenga sentido? te puedo parecer niña y eso podría formar parte del motivo principal por el que me encuentro escribiendo esto, porque de ser mujer tendría mil cosas más en que pensar y no en algo tan frívolo como tú... o como nosotros.
Entonces, tienes todo el derecho a pedir que no me vaya, que me quede un rato más. Yo sé que te gusta que me quede porque me encanta quedarme por ti, pero ya no puedo. Ya no. Siendote sincera, ya no quiero. Tienes todo el derecho a pedirme que te quiera (más) y yo el derecho a decirte que no hay manera que te quiera más. Esto es tan monótono.
Me voy a parar, voy a sonreír como si fuera a volver, voy a darte un beso en la mejilla y a cerrar los ojos bien lento para que te des cuenta, si puedes, que es la última vez. Te voy a pedir que me tomes de las manos y me transportas bien lejos como haces siempre, que me hagas sentir como quiero sentirme. En serio espero que con esto notes a lo mucho que estoy renunciando al resignarme a ti. En serio espero que me perdones una vez que no vuelva más... y si te lo digo con palabras sencillas tú eres como esa canción que no quiero escuchar más porque más que alegrarme y alejarme... me hace pensar en lo mucho que no me quieres.

sábado, 7 de febrero de 2009

Confuso, como todo.

Yo me quedo mirando la ventana, soñando que las cosas podrían ser diferentes, pero entiendo que no lo son. No soy tan niña. De todas maneras, mejores personas me han dicho que no. No es que me quiera excusar ni esconder y fingir que no me duele o no llorar para parecer más fuerte y hacer que reconsidere las opciones. No es así. La segunda vez no cuenta.
Llega a la puerta para jurarme que todo fue un sueño. Llega para prometerme que las cosas no terminan así, que tenemos una vida por delante y todo puede cambiar. Yo le creo. Yo le creo porque me gusta creer historias tontas y me gusta pensar que no estoy viviendo lo que vivo sino algo más mágico y sobrenatural que algún día quizás termine por envolverme y llevarme lejos a donde el viento no sopla tan fuerte ni el sol golpea en la cara al amanecer. Aún no sé dónde queda eso. Me voy, entonces, con una sonrisa en la cara y la idea en la cabeza de que todo saldrá bien, aunque sé que no todo saldrá bien porque lo que pienso siempre es el contrario a lo que será en realidad. Al darme cuenta, la idea se vuelve presentimiento, más que corazonada, de que en un mundo perfecto algo está fallando. Me voy, entonces, con las manos llenas de ilusiones y deseos bonitos, evitando pensar negativo, teniendo siempre como objetivo y fin último que ambos fuéramos felices. No me molesta irme, quedarme dolería más. Incluso el pensar en quedarme quema por dentro.
Camino, ya sin rumbo fijo, sino guiada por la sensación de no estar sola ni volver a estarlo nunca. Camino porque si no camino, me quemo en el intento y no podría volver atrás. Sé que tengo que volver atrás. Camino porque no tengo nada que perder.
Lo veo, adelante, siempre, lejos, pero mío, supongo. Mío y no ajeno, aunque no eterno, pero algo que me pertenecer al fin y al cabo. Corro... Primero despacio, después más rápido y el corre, corre para que yo no lo alcance y no me alcance y no alcance a ser la persona que necesito ser para poder ser para él lo que el quiere de mí, en un círculo vicioso asqueroso y enfermizo. Sólo quería hacer notar que era enfermizo. Lloro, porque cuando sufro lloro, porque soy humana, porque no sé qué mas hacer y despierto, entonces, con una lágrima en la mejilla y la idea en la cabeza de que todo saldrá bien. Al darme cuenta, duele el presentimiento de que en un mundo perfecto, algo está fallando. Despierto, entonces, con las manos vacías y el corazón hinchado, lleno de deseos bonitos. No me molesta despertar, seguir dormida dolería más. Incluso el pensar en seguir buscándolo quema por dentro...
Y él llega a la puerta para jurarme que todo fue un sueño. Llega para prometerme que las cosas no terminan así, que tenemos una vida por delante y todo puede cambiar, que no se va a ir nunca. Yo me quedo mirando la ventana, soñando que las cosas podrían ser diferentes, pero entiendo que no lo son. No soy tan niña. De todas maneras, mejores personas le han dicho que no. No es que me quiera excusar ni esconder y fingir que no me duele o no llorar para parecer más fuerte y hacer que reconsidere las opciones. No es así. La segunda vez no cuenta, menos la tercera.

jueves, 5 de febrero de 2009

Des-Alma


De verdad quisiera dedicarte dos canciones para sentirme más persona, pero yo no soy más persona porque existas tú y siendo yo tan torpe, tampoco tengo agallas para pedirte perdón por todas las cosas que sé te han dolido o te han hecho mal. Más mal. Y te han dejado por debajo de tu existencia, por debajo de tus sensaciones, por debajo de lo que es correcto y justo.
De verdad quisiera decirte que te quiero mucho, mucho, más de lo que imaginas por sobre todos los detalles y cosas pequeñas que puedas darme o yo darte y que eres un motivo importantísimo de mi existencia. Quisiera que pudieras entender eso antes de que me juzgues y me pongas contra la pared.
Me gustaría también contarte por qué hice las cosas que hice, por qué callé, por qué hablé, por qué no quise y esperé más de lo que debía, quizás, demasiado para que tú puedas comprender, tal vez, y que me escucharas un rato como solías hacer antes de que mi imagen se te cayera y se rompiera en el suelo como un retrato mal hecho en vidrio de segunda calidad. No soy una persona de segunda calidad, pero sí alguien capaz de tropezarse y caer mil veces, incluso en el mismo hoyo.
De verdad quisiera dedicarte dos canciones para sentirme más persona, pero yo no soy más persona porque existas tú... si lo fuera, no tendría que excusarme... si lo fuera, no necesitaría estar buscándote... si lo fuera, sería la décima parte de lo leal que eres tú... si lo fuera, no me hubiera equivocado tantas veces.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Ahora mato todo lo que se me ponga por delante

Cuando menos debería hacerlo, Bebé abre la boca para decir adiós.
Y no mira antes de salir de la casa, no se amarra bien los zapatos ni se abotona la chaqueta, no se peina, no se lava los dientes, no se echa agua en la cara ni se sube el cierre del pantalón. Bebé es como un loco cualquiera vagando por las calles del sitio más inhóspito del planeta.
Afuera está parada su sombra, esperándolo con las maletas listas y un sombrero, de los antiguos, en la mano, pensando que esta es la única forma en que alguien puede conocer a Bebé porque Bebé no habla mucho; Bebé es más bien callado y retraído y cuando habla nunca habla de sí mismo, sino de cualquier otra cosa irrelevante que se le venga a la cabeza para omitir temas importantes, por ejemplo el hecho de que no lleva puestos calcetines y le está dando mucho frío o que no estaría mal que se tomara un vaso de vodka para calmar los ánimos y darse el valor de decir las cosas que tenía que decir.
El gran problema es que nunca sabe dónde parar y le da verguenza retroceder. Sigue adelante como si no importara llevarse al paso lo que lo hace ser hombre, aunque no es hombre es sólo Bebé queriendo crecer. Siente la noche en su cara, camina, vaga. Eso es lo que hace cuando sale, conversa solo y vaga y se mueve el pelo con las manos para ordenárselo un poco y no entiende por qué su vida siempre aparece escrita en algún relato barato de esos que están en las murallas del olvido o por qué a alguien le interesa qué está haciendo ahora, si es sólo... Bebé.
Se soba los ojos para despertarse un poco, se pellizca para saber que no está dormido, se mira en un charco aunque está muy oscuro como para ver claro y busca una explicación a que su sombra esté con él si no hay luces que la creen. Bebé no asume que su sombra no aparece y desaparece cada vez que pasa y sale de una luz amarillenta de una avenida del sitio más inhóspito del planeta, donde camina sólo como un loco cualquiera. Aún no se cierra el pantalón, no se abotona la chaqueta y tiene un aliento pesado y amargo.
Es que cuando menos debió hacerlo, Bebé abrió la boca para decir adiós y expiró.

martes, 3 de febrero de 2009

Muy Estimado Señor Noche II

El muy estimado señor noche se levanta de la orilla del lago helado y vacío. Tiene los pies mojados, los ojos llorosos, la cara deformada por el olvido que le llena las facciones. Camina por la arena fina y blanca para llegar a la avenida, mientras el viento le mueve el pelo.
Levanta el brazo de derecho y saluda, saluda, saluda como si quisiera que alguien imaginario le respondiera, pero nadie le responde porque nadie lo mira porque él no es nadie. Y salta, el muy estimado señor noche, y grita y sonríe y llama a una persona parada en la sombra de un sauce de ramas cortadas, que no está parada y tampoco está ahí.
Levanta el brazo izquierdo y se rasca la cabeza. Se cierra la chaqueta y sigue caminando, como si no importara que nadie le devolviera el saludo, como si no interesara que estuviera solo, como si no fuera necesario el sentirse amado porque ha llegado al punto en que pocas cosas son necesarias.
Encuentra una piedra grande en la arena y olvida su idea de llegar al cemento, se sienta. Se mira los pies, se toca los dedos, se auto descubre una vez más como tantas veces se ha auto descubierto y se acaricia a sí mismo. El muy estimado señor noche llora mientras soba sus plantas descalzas llenas de granos de arena que se parecen a los misiles de olvido que ha lanzado contra su propia cabeza, misiles que caen como la sensación de que algún día tenía que llegar algún día y algún día tenía que recordar que estaba necesariamente solo y desesperado. Golpea la piedra con las manos, golpea la piedra con los pies, con los pensamientos, con la mirada, con el deseo de partirla en dos y con ella el mundo entero y el universo y su propia y demeritoria existencia. Se quita la chaqueta, tratando de quitarse la piel y la soledad de un solo tirón. Se para de la piedra y corre.
El muy estimado señor noche corre por la orilla del lago helado y vacío. Tiene los pies llenos de dolor, los ojos de debilidad, la cara deformada por el olvido que llena las facciones. Brinca por la arena fina y blanca para llegar a alguna parte, mientras el viento lo empuja para atrás, para atrás, para donde no quiere regresar, para donde no puede regresar y se lleva su chaqueta hasta la sombra de un sauce de ramas cortadas. Entra al lago y la chaqueta lo saluda como una sombra entre sombras de personas que no notan cómo cae el silencio entre aguas heladas.
Segunda muerte del muy estimado señor noche.

Desesperation Progress

Bebé se acerca a la cornisa para no caerse por el abismo de su alma que se tiende lentamente a su espalda y no está solo porque hay un millón de sombras llamándolo desde la parte de atrás de la habitación, entre la oscuridad, la nada y el reflejo de la luna atravesando el vidrio de la ventana.
Siente un susurro en su cuello y casi siente el alma escapándosele entre las manos como todas las otras cosas que ama, que no ama, que extraña, que siente y que olvida, pero más es la sensación de nada que nada en su columna y recorre lentamente sus brazos, sus manos, su cintura, sus piernas, hasta sus pies donde presiente la caída aún mas alta de lo que pensó mientras huía de los fantasmas. Solo.
Las paredes están frías y Bebé no quiere aferrarse porque no le gusta el hielo ni el agua ni las lágrimas ni el silencio. Bebé no está hecho para el silencio. Quizás por eso está llorando y derrama lágrimas que son agua, que se vuelven hielo al tocar sus pies y crean una laguna de recuerdos que lo reflejan y lo asustan aún más que la soledad. Está aterrado.
Al lado izquierdo del edificio brillan la luna y dos estrellas baratas, de esas que se consiguen en cualquier parte y que nunca cumplen los deseos, esas en las que perdió la fe cuando las luces de la calle empezaron a opacar el cielo y el humo de los cigarros a nublar la ciudad, a esconder los rostros, las copas de los árboles y los sueños que se van y se pierden. Está aterrado y sin luz.
Sombras y más sombras en la parte de atrás de la habitación, canciones que no suenan tan bien como antes y el temor de morir está escondido entre basura sentimental, las palabras que no se dijeron, las cosas que perdonó, su propia inocencia infantil que se ha convertido en mansedumbre y luego en debilidad. Debilidad de espíritu y de palabra, Bebé es toda una crítica social ambulante.
Bebé no está hecho de palabras y sus fantasmas tampoco, Bebé no es recuerdos, no es desespero, Bebé sólo es alguien cayendo y callando, mientras se acerca a la cornisa para no caerse por el abismo del alma que se tiende lentamente a su espalda, aunque no esté solo, aunque no esté dispuesto a tirarse, aunque esté todo nublado allá arriba, aunque no se vea nada por las inútiles dos estrellas que no ayudan al reflejo de la luna atravesando el vidrio de la ventana y sólo dejan…
Oscuridad y Soledad.

Necia y vacía

La princesa se baña bajo la lluvia que cae de las rosas blancas esponjadas en el cielo. La princesa es tonta y vacía y por eso es princesa. Siente la necesidad de decir todas las cosas que piensa y cortar sus sentimientos de raíz.
Se toca el pelo, se refriega los hombros, baja por su torso, se soba las piernas, siente su piel cubierta de polvo, muy parecida a su alma, que se siente tersa y suave ante el tacto de un pobre mortal. Y al salir el sol, se envuelve con una manta de lugares comunes a los que ha recurrido tantas veces cuando no sabe qué decir porque ella no va más allá de aquellos sitios.
La princesa no tiene relaciones, sin o situaciones, porque así es más fácil llamarlas y darles poca importancia y no tiene el más mínimo interés de que las cosas que diga lleguen a ser malinterpretadas. Ella no tiene amores ni desamores porque eso arrugaría su cara perfecta, no se molesta en pensar en nadie mientras mira cómo sale un arco iris del charco en el que se reflejó su perfecta figura.
Se pone un vestido blanco de sarcasmo que se infla cuando sopla el viento en contra y que deja al descubierto sus hombros perfectamente blancos, perfectamente tersos, perfectamente perfectos como las cosas que perfectas que nadie quiere mirar. A todos les molestan las cosas perfectas.
Cuando habla, su voz es parecida a la luz de un relámpago en la mitad de un prado con pocos árboles. Sus labios se mueven lentamente, tratando de no corromper lo inmaculado de su rostro. Su nariz empinada termina en un monte de desespero y angustias que sabe esconder muy bien. Sus mejillas son pálidas y silenciosas, como su alma.
La princesa baila bajo un sol intenso de un color parecido al color de sus ojos. La princesa es liviana y efímera y por eso es princesa. Siente la necesidad de decir todas las cosas que piensa y cortar sus sentimientos de raíz.
Abre los brazos, salta, no canta porque no está alegre. La princesa sólo baila al son incómodo de su vacío interior. Algún día llegará a ser reina.

Palabras perdonadas

Probablemente, muy dentro, ella quería que le dijeras que sí. Ese es el motivo de que esté sentada en el borde, pensándote y creyendo que las cosas podrían haber sido diferentes de haberse callado o de haber sido la persona que tú querías que ella fuera. Pero ella nunca ha podido ser la persona que tú quieres ni podrá serlo ni podría aún si lo deseara con más ansias o si se cansara de su inerte y patética existencia como una ilusión para desviar las atenciones.
Tal vez, ella te está usando para escribir relatos largos que parecen cartas, pero en realidad son divagaciones que se le van apareciendo y que transcribe en un papel, que no es papel. Ella te utilizó desde un comienzo para crear y lo que te dijo que tenía que contarte porque era necesario, porque después sería peor y que no estaba para someterse o someterte a un caso de enamoramiento compulsivo que era muy posible que sucediera, por patético que le pareciese, no era tan necesario sino una mera excusa para sentirse más frágil o producto de una esperanza que no se concretó o de una ilusión que se quebró en dos o, tal vez y sólo tal vez, del cansancio de estar tantas horas sentada obligada a pensar. En todo caso, cuando se refiere a pensar no eres lo único en lo que piensa, aunque en realidad sí se da muy a menudo que apareces cerca suyo y la obligas a tenerte presente.
Entonces puedes considerarte un objeto barato que utiliza para no aburrirse, para no auto-concretarse, para mantenerse ausente mientras pasa un buen rato y comparte con algo que no sea tu olvido. Gracias. Y ella puede cansarte con el mismo cuento barato, porque un día de estos tienes que cansarte y tirar la toalla. Yo sé que un día de estos vas a tirar la toalla, mientras ella escribe esto…Probablemente, muy dentro mío, ella quería que le dijeras que sí. Pero yo nunca he sabido lidiar con un sí, por eso estoy como estoy y prefiero la sonrisa falsa imaginaria que me diste, el abrazo de amigos, el apretón de manos y el olvidemos todo esto que no pasó, no, no pasó, pero podría de haber sucedido aquella conversación. Es mas, podrías estar no pensándola en este momento y ella podría estar rogando que aquello no se hubiera dicho. Olvídenlo.

Muy Estimado Señor Noche I

El muy estimado señor noche camina por la calle principal de una ciudad lejana que nadie conoce en el lugar de donde viene. Mira para ambos lados antes de bajar de la vereda y lanzarse al océano de carros que van y vienen con luces altas: A derecha e izquierda, un par de olas lejanas.
En la nueva vereda un millón de lugares se abren paso entre comerciales bonitos de lo que podría tener si el muy estimado señor noche tuviera algo y se piensa sentado en algún restaurante caro con una servilleta en las piernas, con una copa de vino, con un pedazo de carne en el plato, una ensalada en el estómago y un montón de dinero en el bolsillo para pagarlo todo. Luego, saliendo del restaurante se encuentra su auto perfecto con asientos de cuero y recién bañado se sube al carro para ponerse sus lentes de sol y andar por las carreteras largas que lo sacarían de aquella ciudad extraña a la que no pertenece en realidad.
Sale de sus pensamientos cuando suena un claxon y no mira, el muy estimado señor noche, no mira a su izquierda y no le importa, al muy estimado señor noche, lo que pudiera estar pasando. Sigue caminando.
Encuentra un callejón con basura y silencios escondidos entre cajas, que no son cajas sino vacío, que no es vacío sino mentira, que no es mentira sino ironía, que no es ironía sino un ruido molesto en el oído de un hombre semidesnudo, semi cansado, semi aburrido que no es capaz de extrañar y mucho menos de pensar en algo más que no sean divagaciones entre estrellas. El muy estimado señor noche se rasca la barriga mientras mira el callejón, se rasca la barbilla, se rasca la cabeza y ahuyenta sus fantasmas, más oscuros que sus oscuros ojos negros. Se mira las uñas, se saca los guantes (rotos en la punta de los dedos), se toca la cara, se jala la barba, se pica los ojos, se relame los labios, se echa el cabello para atrás y se ve, se ve tan solo como el viento que le mueve la chaqueta y le ensucia los párpados de adioses, que resultan en despedidas embarazosas e inertes,
El muy estimado señor noche camina por el callejón más oscuro de la calle principal de una ciudad que nadie conoce en el lugar de donde viene, excepto él. Mira para ambos lados antes de sentarse en el piso húmedo que parece un océano de locuras y desencantos. A derecha e izquierda sólo olas muy cercanas, un par de olas muy cercanas. El muy estimado señor noche se duerme en su propia desilusión y se vuelve un otoño de estrellas en frío.
Primera muerte del muy estimado señor noche.