miércoles, 28 de enero de 2009

Tontidependiente

Ya no hay yo porque, a pesar de lo que puedas pensar, no me gusta mucho hablar mucho de mí. Poco me conozco y aún menos me agrado, yo no me agrado y no sé si te agrade a ti o al menos no como antes... Es que yo soy muy variable, muy cambiante, medio loca, lo sé. No me gusta parecerte débil y frágil, no me gusta que veas muchas cosas que están ahí, pero son mías y no quiero compartir ni siquiera contigo que resultas ser una de las únicas situaciones en las que pienso ultimamente.
Y ahora me cuesta encontrarme y me cuesta creer tanto que ha pasado y me cuesta ver esto como una ilusión desagradable que se desvanece, que te aburre, que te cansa y a la que me he obsesionado tontamente. Me cuesta encontrarme entre tantos pensamientos absurdos y no estoy diciendo que seas absurdo sino que en mi cabeza te vuelves amplio, ajeno, más ajeno, más amplio, triste.
Entonces, no sé. Porque se me corta toda la idea cuando te pienso, aunque no te piense en realidad, aunque esté jugando porque me gusta jugar porque sí soy una niña porque no quiero crecer y enfrentar el mundo, dentro de ese mundo tú y me quedo para jugar, bailar, saltar jugar, lejos, lejos. Lejos de ti, dije, lejos de mí, espero, lejos de esto que estoy cortando en dos. Gracias.
Y ahora otra vez voy a variar porque yo soy así, indecisa, variante, infantil, cambiante, medio loca. Voy a dejar ideas, no sé, a ti como ente perfecto que he creado. Y dejaré de hablar tanto de mí, porque aunque no lo creas, no me gusta... porque después yo no existo... porque no hay yo si no hay tú.

martes, 27 de enero de 2009

Mas Tonta que Inocente

Ella pensó que lo peor que podía pasar era que no llegara y después no le contestara el teléfono. Que se tuviera que quedar en el mismo sitio, con la misma ropa, con la misma cara de tonta con la que tiene la gran capacidad de esperarlo y esa necesidad de tener drama en su vida. Tal cual.
Y buscó algo de qué aferrarse antes de irse, una palabra, una mirada, una sensación que no la hiciera sentir tan irrelevante y ajena a lo que ocurría. No quería caer en cuenta de que se estaba consumiendo poco a poco por dentro y por eso las manos le sudaban y los ojos querían dejar caer las cascadas que estaba guardando hace tanto. Por eso mismo el nudo en la garganta, por eso mismo el golpe en el estómago, por eso mismo la necesidad de que le dijeran que hasta aquí todo. Sabía que debía alejarse del drama por un tiempo porque no le estaba haciendo bien.
Se agarró a la banca con fuerza. Lo recordó, lo miró de nueve maneras diferentes y lo redujo a lo menos que podía reducirlo, quitándole todas las características que quizás alguna vez le pudieron haber gustado de él: su fuerza de hombre, su capacidad de hablar, de amar, de perdonar, de seguir, de cumplir, su madurez, su sonrisa, su gracia y su mirada. Lo redujo a cero y en cero lo volvio un ocho de mentiras mezcladas con verdades y desagrados, desamores, desconsuelos y desulisión. Pero de todas maneras seguía sentada.
Y ella pensó que lo peor que podía pasar era que no llegara y después no le contestara el teléfono. Que se tuviera que quedar en el mismo sitio, con la misma ropa, con la misma cara de tonta con la que tiene la gran capacidad de esperarlo y esa necesidad de tener drama en su vida. Tal cual. Y luego cayó en cuenta, que aún peor era que le estaba perdonando, por otra parte, que nunca hubiera llegado, que no la hubiera pensado, que no fuera tan hombre como para responder y que a pesar que a él no le importara, ella siguiera sentada.

lunes, 26 de enero de 2009

Abschied

No quiero que te canses de mí, por eso me estoy yendo. No quiero que te aburras de esto que somos y por eso me voy a ir sin despedirme. Para que me pienses unos días, te preguntes dónde estoy, me extrañes, me pienses, dudes si estoy bien aunque tú sabes que siempre estoy bien. Nada me daña.
Porque esto que tenemos es bonito, pequeño, tierno y no quiero que se acabe. Es de esas cosas chiquitas que queremos que crean los detalles, los recuerdos y los pensamientos que crean la vida y le dan sal. No, no me gusta la sal pero sin ella sólo hay agua y más agua y no tengo ganas de ahogarme todavía.
No te estoy avisando que me voy. Ya me fui. Y después vas a pensar que yo estoy pensando en ti y quizás no te equivoques, pero no estoy pensando en ti, sino en mí y en lo bien que estaremos lejos... eso escuché en una canción que lejos estamos mejor. Nunca lo creí.
No te estoy avisando que me voy, sino no tendría gracia dejarnos y que después pase cerca de donde estás y no me reconozcas porque no seré la misma cuando vuelva o mientras vaya, o quizás lo que ves no es lo que sabes de mí ni de mi alma y aunque me tomes de las manos y me mires a los ojos y me quieras abrazar y yo te quiera abrazar y aunque ya esté todo aquello olvidado, no me conoces para nada. Yo no sé.
No quiero que te canses de mí, por eso me voy. No quiero que te aburras de esto que somos y por eso quiero te preguntes dónde estoy y me extrañes y me pienses. No te estoy avisando, sólo te recuerdo que estaré bien. Nada me daña.

domingo, 25 de enero de 2009

Vals

Le pide que bailen una vez más para sentirla cerca aunque sean cinco minutos. Que después se puede ir tranquila y salir de su vida, como ha hecho tantas veces, volver a entrar más tarde, quizás años, quizás meses, quizás días o el tiempo que le tome darse cuenta que los cuentos de hadas podrían existir si las princesas no fueran tan tontas de arruinarlos siempre.
Y él no tiene nombre, no tiene horas, no tiene pasados ni busca recuerdos. Él es libre, por ahora, pero busca encadenarse a ella como si su alma se fuera en ello. No la necesita porque nadie necesita a nadie para ser feliz, ni siquiera si cree amarla y en un caso excepcional de los pocos que se ven, que se conocen, que se sueñan, que se piensan en las mentes más retorcidas y obsesionadas con conocer la verdad de todo, en todo momento, en cualquier lugar para desligarse de la belleza total que ensordece, en uno de esos casos que no se quieren conocer para no sentirse tan patéticos y disconformes con la propia existencia, él la ama en realidad. Lo sabe porque él no busca algo para escapar, para variar, para cambiar de estado su mente y de color su aura, sino que la busca por lo que es. Y por lo que es la está buscando, ella sigue huyendo, y se siente tan tonto, tan tonto, que opaca lo demás, incluso las luces, incluso la música, incluso la gente bailando en círculos como se hacía antes, antes cuando usaban vestidos largos y peinados raros. Ella lo opaca todo.
Es la misma canción de tres tiempos. Todo se mueve en una armonía enfermiza y perfecta. Todo menos ellos, parados en medio de la pista con miradas confusas y profundas. Ella no es profunda, no lo suficiente, pero corre con suerte siempre, tal vez por sus ansias de ser alguien diferente o por su necesidad de ser reconocida. No sabe. Nadie sabe. Ella no puede amar porque no entiende qué es vivir por otro. No es libre ni pura y se ata a los segundos, temiendo cada hora su muerte. Cada 3600 es un fin y lo comprende. Nunca, o al menos no en un futuro cercano, va a querer como la están queriendo y por eso corre, escapa, se va, omite, pide y pide más, pero no existe un ser que le pueda dar más que lo que le están dando y se enoja, se harta, se aburre y sigue pidiendo lo que no es posible conseguir.
Él insiste y la mira fijo, como rongándole con la mirada que se quede y que aprenda a su lado, que no lo deje todavía, que puede tratar de ser más para que ella consiga lo que quiere, si es que quiere algo. Sin hablar, sin palabras, irónicamente sin silencios, la mira fijo. La observa y ya la extraña porque sabe que se irá de todas formas, aunque baile con él, cuando acabe la canción de tres tiempos, pero no le importa , rompe el silencio y le pide que bailen una vez más para sentirla cerca, para recordarla así cuando no quede sino un vacío entre ellos, le dice que después se puede ir tranquila, como ha hecho tantas veces, volver a entrar más tarde, cuando pueda darse cuenta que los cuentos de hadas podrían existir si las princesas no fueran tan tontas de arruinarlos siempre.
Tal vez los príncipes no tienen siempre la culpa, sino los músicos que acaban las canciones de tres tiempos.

viernes, 23 de enero de 2009

Principessa

Y le va a decir que es el llamado, que llegó su hora (al fin), que es la elegida y será la princesa del concurso de belleza por el que tanto ha sufrido. Se levantará envuelta en la luz brillante de la victoria, caminará a la ventana, verá los pájaros, el cielo, las plantas y dirá "Oh, maravillosa creación que me rodea", olvidando todas las cosas malas que ha tenido que sortear para llegar a donde está.
Ella no se pregunta dónde está, en todo caso, porque sabe que está en la cima del mundo, que nada puede bajarla de ahí porque es una de las pocas valientes que ha respondido a la llamada y ahora se dirige directamente a su nuevo castillo para hacer feliz a todos, principalmente a sí misma, viviendo como debe vivir alguien que es digna de su calidad de persona.
No se cree superior, sabe que lo es. Todo el mundo está por debajo de su nivel porque no TODO el mundo es llamado, eso piensa, o al menos si todos son llamados, no son todos los que cogen el teléfono y dicen que sí. Nadie se atreve, pero ella lo toma porque quiere salir de su vida mundana y ser doncella por el tiempo que le queda.
Le desagradaba a sobremanera lo que era, siendo sincera, y se le notabs a leguas. Se le notaba cuando caminaba, cuando miraba, cuando respondía con mala cara a las preguntas de la gente, cuando no se quería levantar de la cama porque sabía que de la cama para afuera, sólo encontraría basura que se pega y corroe lo que encuentra a su paso. Es decir, un cambio no le vendría mal y qué mejor cambio que volverse la esposa del rey del reino más grande. Qué mejor cambio que ser alguien nuevo.
Ella nunca se preguntó dónde estaba, en todo caso, porque a nadie le importaba. Se quedaba y pensaba qué diría cuando llegara el que estaba esperando y le dijera que es el llamado, que llegó su hora, que es la elegida y que sería la princesa del concurso de belleza por el que tanto sufrió y se la llevaran al reino mágico de la felicidad absoluta, renunciando al resto, sin importar las condiciones y mucho menos que todo el mundo le dijera que no era un castillo.

jueves, 22 de enero de 2009

Erfahrung

No me molesta el hecho de que no me escuche. Son esas cosas que he aprendido a asumir a traves de los años y con las que me he acostumbrado a convivir ya de tanto pensarlas y de quemarme la cabeza tratando de encontrar una manera de sobrepasarlas. En serio, está bien.
Tampoco me molesta que me ignore de vez en cuando y haga como si no estuviera hablando, fingiendo que no oye o que hay alguien diciendo algo más relevante que lo que digo yo. Yo sé que soy joven todavía, una niña si así lo prefiere, lo cual, a su parecer, me pone en un estatus de opinión más bajo, pues tengo menos experiencia que la mitad de la población del país. Yo lo tengo bien claro, por lo que me son indiferentes las opiniones que pueda tener sobre mí y mi falta de mundo por la corta edad.
También sigue sin ser problema el que yo pase a un segundo plano muy confuso, en todo caso, donde se me castiga el hecho también de ser mujer, cuando se dice tan orgulloso de que yo sea lo que soy. Porque también estoy bastante consiente de que por serlo soy físicamente más débil, por lo que quizás podría aportar menos a la sociedad, si esto fuera el campo y estuvieramos en la época de la colonia. Pero sí soy fisicamente más débil y requiero menos atenciones. Sueno como una mascota perfecta.
En todo caso, sólo quería dejar en claro que no me molesta el hecho de que no me escuche, me ignore y me menosprecie. Son esas cosas que he aprendido a asumir a traves de los años porque si una cosa he entendido en la corta edad que tengo, de tanto quemarme la cabeza por tratar de encontrarles una solución y gracias a mi aguda intuición femenina es que todo se toma de quien viene. Y usted, es un idiota.

miércoles, 21 de enero de 2009

My love, somos rutina.

Porque mañana nos levantaremos temprano, nos pensaremos un ratito, nos tomaremos de las manos en nuestras pequeñas cabezas y nos miraremos a los ojos para sentirnos más cerca. Después tú te bañarás y yo me quedaré viendo televisión comparando nuestra historia con alguna serie de esas que me gustan tanto. Tú hablarás con la pared, te reirás un rato, te sentirás cómodo, sabrás que puedes amar y te acordarás de mí. Yo abrazaré a mi peluche de oso, me acordaré de ti, me reiré, le diré que te quiero y me sentiré cómoda. Luego, me llamarás y hablaremos, te diré que soñé contigo, aunque no sea siempre verdad, me moveré el pelo (porque sé que te molesta) y tú me dirás que tienes curiosidad por saber qué soñé, cerrarás los ojos y fingirás no escucharme (porque sabes que me molesta). Inventaré algo para no decirte cómo me abrazabas en el sueño y te diré que te quiero mucho, mucho, tú te quedarás callado. Entonces, te diré que mejor colgamos porque mañana nos levantaremos temprano para pensarnos un ratito antes de seguir con nuestras vidas.

Unbefleckt

Él dijo que no importaba, ella se dio la vuelta, pensando que en realidad no importaba demasiado y por eso después estaba tan enojada, quizás; por la sensación de haberse equivocado, de no haber hecho las cosas bien, de haber pensado demasiado, de haber callado lo que no tenía que callar.
Él dijo que estaba todo bien, ella siguió caminando, tentando la idea de que podía ser que en algún universo paralelo, todo estaba bien, pero que ahí no, ellos no, él no, él mentía (como siempre). Tal vez el "nosotros" no merecía tanta importancia, pero la impotencia la llenaba mucho más allá de sus límites al punto que nada era.
Él le pidió que se quedara porque le gusta tenerla cerca. Ella lo miró de reojo, le sonrió y sería lindo decir que se devolvió y lo abrazó, le dijo que lo quería, que siempre lo ha querido, que las cosas no se acaban tan fácil.
Él gritó que lo sentía. Ella se detuvo.
Él dijo que si no quería intentarlo de nuevo, no importaba, ella se dio la vuelta, pensando que en realidad sí importaba y demasiado. Por eso después estaba tan enojada, quizás; por la sensación de haberse equivocado, de haber pensado demasiado y de no haber callado lo que tenía que callar.

martes, 20 de enero de 2009

Palabra de Honor

Te doy mi palabra y tú sabes que vale...
No te molesto más si me miras a los ojos y me dices que se acaba aquí, si te decides por que sigamos siendo lo que éramos antes de conocernos: Dos entes sin sentido que vagan y vagan para encontrar algo que no conocen, pero después sabiendo qué es lo que buscamos y aún así negándolo.
Y te lo podría decir con la certeza que tengo de que existo y de que pienso porque yo no juro en vano. Cuando te hayas ido mi palabra será lo único que me quede como verdad, a pesar de que pensándolo y pensándolo me cuesta hacerme a la idea de que eres verdad porque no nos imagino cayendo y callando todas estas cosas que no podemos callar.
Tú sabes que me encantas y si quieres te lo niego, aún en contra de mis principios de no mentir. Haría casi cualquier cosa por ti. Sabes que me derrites pero podría dejarte y buscar algo más por lo que ser. Me gusta ser, en serio.
Dejemos de forzar pausas. Sólo te pido que me mires a los ojos y me jures que nunca sentiste nada y que te es fácil botar esto a la basura, triturando los sueños y las esperanzas. Mírame y no parpadees ni sonrías y te dejo tranquilo. Te doy mi palabra... y tú sabes que vale o al menos lo sabías cuando aún confiabas en mí.

lunes, 19 de enero de 2009

Te conozco y es lo que más me molesta.


Hay tantas cosas que hace falta que digamos. Tantas que quisiera decirte, pero no me sale porque soy demasiado conciente. Siemplemente porque yo no soy así y tú sabes que no soy así porque también eres como yo en muchas cosas. Quizás por eso estamos juntos todavía o por eso estamos así, decayendo cada día como el sol por la tarde. Sé que es un lugar común, pero es la mejor comparación que pude encontrar para el nosotros.
¿Entiendes lo raro que es esto? tú y yo no somos nada. Nunca seremos nada. Si somos todo... ¿viste el truco? sé que te gustan los juegos de palabras. Sabes que me gusta que juegues con las palabras. Parecemos dos niños descubriendo algo nuevo, pero nada de esto lo es. Es la misma historia que se repite y se repite y me altera que me digan que giro sobre un eje. Te lo dije. Hablaste de aceleración, aunque yo no entiendo de eso. Este es mi eje. No me importa. Esto somos nosotros ¿Viste por qué eres diferente? porque te cuesta decirme la verdad y de todos modos lo asumo, lo acepto y sigo. Sigo intentando creerte y que seas lo que eres para mí porque significas tanto que incluso soy capaz de dedicarte el tiempo que no me sobra, por el simple hecho de sentir que estoy contigo. De todos modos sé que no es posible. Son esas cosas locas que no pasan porque no tenemos tanta suerte. Menos tú. Menos yo.
Y yo sé que después vas a leer esto, que notarás que es para ti, que no vas a tener las agallas para preguntarme porque nunca las tienes y te haces el loco, finges que nunca entiendes indirectas. Sino las entiendes por qué tienes el presentimiento de que esto va para otro lado. No me malinterpretes, no es así.
¿Entiendes lo raro que es esto? Yo nunca escribo sintiendo, es más pocas veces escribo pensando y ahora te estoy pensando y te estoy diciendo todas estas cosas que debería decirte a la cara, pero no se me da porque no sé hablar bien o porque falta mucho para vernos frente a frente, quizás nunca. Quizás, es más, me quede con las ganas de mirarte a los ojos y ver si encuentro ahí lo que encuentro ahora en esto que estamos creando. No malentiendas, no es eso. Esto no es amor porque ya me enfermé del amor. Mientras más amas, más te duele caer y no quiero seguir cayendo ni que caigas tú ni que creemos un edificio para saltar y me digas que soy posesiva porque no te dejo ir mientras golpeamos el cemento. No soy posesiva. Tú no eres mío. Ese es el punto.
En todo caso me cuesta ver qué sigue y no soy muy buena lidiando con lo desconocido. Esto no tiene mucho sentido, nunca lo tiene. Me cuesta visualizar esto en un tiempo más, pero siempre me ha costado. No nos daba más de un par de meses y ya nos ves. Tampoco parezco ser muy buena con el optimismo. Menos tú. Menos yo. No tenemos tanta suerte. Me gustaría seguir escribiendo y decirte tantas cosas, pero no sé si es apropiado ni si te interese aunque digas que sí, pero yo te creo la mitad y las cosas a medias no son tan buenas. En todo caso, aún espero verte a la cara para terminar este cuento porque me molesta a sobremanera que te vayas así, habiendo tantas cosas que hace falta que digamos.

domingo, 18 de enero de 2009

Consciencia Suelta

Y llegas a un punto en el que todo colapsa, después de pasar tres días debajo de la lluvia, pensando que quizás después saldrá el sol. Después de soñar cuarenta veces que mañana sí que sí, todo cambia. Después de pararte al borde del edificio, mirar abajo y no saltar porque sabes que todo será diferente.
Porque te diste ochenta vueltas a la ciudad, otras cuarenta en la idea que estás creando, veinte a los deseos de irte, diez a los de quedarte, cinco a la necesidad de no estar solo y cuando tratas de seguir girando todo se reduce a un absurdo porque no existen vueltas a medias. Porque generalmente te cansas rápido ¿Verdad? Porque las cosas siempre son demasiado monótonas, la vida muy general, la gente muy normal y tú no eres normal. Lo sabes, siempre lo supiste. Porque te cuesta hablar de ti en primera persona y por eso estás hablando en segunda y esperas que alguien entienda el punto de escribir esto, pero realmente no hay punto sino las voces en tu cabeza que pretenden dividir todo de dos en dos para no hablar de amor porque el amor te enferma y mientras más enamorado crees estar, más te enferma y más te vuelves normal, general y monótono, pero tú no quieres serlo, entonces dejas las cartas de amor que sabes que tampoco tienen mucho sentido y empiezas a escribir como si quisieras darle un sentido a algo, al menos, para darte cuenta después de muchos intentos que nada tiene demasiado rumbo. Y usas rumbo como sinónimo de sentido para no repetirla de nuevo, pero de nuevo lo estás repitiendo y miras que todo es un montón de palabras que se entrelazan, creando algo que no es estéticamente muy lindo, sino que se vuelve en... consciencia suelta... así le dijeron, creo. Consciencia suelta que no es tu propia consciencia sino en parte lo que escuchas en tv, porque de la nada aprendiste a hablar inglés y crees que puedes entender a los gringos sin mirar los subtítulos blancos que aparecen y salen rápidamente y luego te acuerdas que antes no los alcanzabas a leer, pero ahora sí, y te acuerdas de la primera vez que viste una película sin necesidad de que te los leyeran y piensas que ya estabas muy grande como para no alcanzar a leerlos, aunque en realidad aún no estás muy grande sino que eres pequeño... o pequeña... o depende mucho de a quién le estás hablando, si quieres que esté afuera o adentro o de que salga o se quede o que vayas al parque y te cuelgues de las barras que nunca has soportado, tal vez porque siempre te han sujetado para que puedas pasarlas. En fin... sigues pensando, sigues creyendo que de alguna manera encontrarás una manera de guiar esto a algo, piensas, meditas, cierras un poco los ojos, poniendo cara de suspicaz, te sacas el pelo de la cara, suspieras y te llega la iluminación de que, cuando es realmente el final, llegas a un punto en el que todo colapsa.

jueves, 15 de enero de 2009

Estatua

Porque me inspiras tantas cosas, como correr a decirte que te quiero a sobremanera y que me encanta que me hagas feliz, como la sensación inimitable de alegrarme de que existas y estés ahí para pensarte en algún momento del día, como querer golpearte porque no piensas tanto en mí como yo en ti, como la necesidad de tomarte de las manos y abrazarte, aunque seas frío y duro. Empiezo a creer que eres una estatuta.
Tú te anclas en mi cabeza, amor, dime por qué te anclas en mi cabeza al punto de desearte por sobre mí misma, por sobre lo que me rodea, por sobre la idea de pensar que pienso en algo más que tú para poder sobrebvivir. Te atascas, me atascas y no sabes que con dos palabras me rompes la vida en dos. Más aún cuando callas y no te importa, al parecer, que me importe tanto que me quieras porque cuando te veo me dan ganas de correr y decirte que estamos aquí ahora, que yo también quiero hacerte feliz porque me alegro tanto de que existas para mí y quiero tomarte de las manos para que pienses en mí, llevarte lejos y que te dejes de bobadas, seas directo, que si no me quieres me lo digas de una vez porque con el silencio también me colapsas la existencia, aún más que con el no te quiero que quizás suene al final, ya que crees que soy vana, tontita, no profunda, normal, igual, parecida, tan común, tan falsa, tan mundana y yo no me alejo ni te digo nada porque me inspiras tantas cosas... aunque empiezo a creer que eres una estatua porque estás frío y sin movimiento, quizás soy solo yo que me quedé sin emociones.

InocenTonta

Porque te odio y es lo que más me cuesta hacer, odiarte, porque no entiendes y me engañas, porque eres irreverente, inexclusivo, mal genio y sobretodo un niño pequeño que no piensa antes de hablar.
Eso eres: un niño pequeño, resentido y encerrado en un mundo loco que llamas realidad, al que le gusta jugar conmigo porque sabes que me dejo, porque soy bastante fuerte, pero también bastante tonta como para resistir y ser la muñeca perfecta que va y viene.
Eso soy: Un juguete bonito que huele rico y que se preocupa por hacerte feliz. Que se sobrepasa, a veces, que habla mucho, a veces, que está un poco loca, a veces, que te quiere...
Y así quedamos, ¿o no? como yo medio como tú fin, como que no importa demasiado lo que estamos haciendo, como que en realidada a mí tampoco me importa demasiado, pero sí me importa porque si a mí no me interesa esto se va a donde no podamos recogerlo y donde tú no vas a ir porque sigues siendo tú.
En fin, sólo quería decirte esto porque no entiendes y me engañas, porque soy demasiado fuerte, pero demasiado tonta y te odio, aunque es lo que más me cuesta hacer, porque aún así te quiero.

Chá

Y cuando salgas por esa puerta será lo único que pensarás y te sentirás culpable, solo, tonto, triste porque tienes presente que me importas, que te importo, que nadie más te va a querer como te quiero yo. Yo no quiero como quiere todo el mundo, aparentemente tampoco quiero como quieres tú.
En todo caso, te deseo mucha suerte y que seas muy feliz. Que consigas una casa grande y una esposa con curvas bien marcadas, que sepa cocinar, coser, bailar y reir suavemente a la hora del té; que tengan muchos hijos todos lindos como ella y que los críe como yo no lo haría; un perro que no ladre demasiado porque te podría despertar por las tardes cuando te sientes tan cansado y quieres sólo paz. Que tu trabajo sea bueno, un puesto importante en una empresa importante y que nada te ate para llegar tarde por las noches, no llamar por las tardes, no acordarte. Que tu vida sea todo lo que querías y notes por qué yo creo ser el centro del mundo a cabalidad, de lo cual existen múltiples razones que entenderás después de los 30, cuando esta época que vivimos sea sino un recuerdo vano y bonito y esto que creamos te persiga, te resuene en la memoria. Pero por si no quieres esperar existen dos motivos básicos:
El primero, es que mi vida es todo lo que esperaba. El segundo es que sé que cuando salgas por esa puerta mi nombre será lo único que pensarás y te sentirás culpable, solo, tonto, triste porque tienes presente que me importas, que te importo, que nadie más te a a querer como yo. Yo no quiero como quiere todo el mundo. Y cuando creas ser feliz, pero notes en esos detalles que ella es aburrida y que las curvas se acaban con los años, que prefieres comer afuera, comprar ropa nueva, la edad no te deje bailar y estés cansado de su risa fingida y poco espotánea, que tus hijos no te quieran porque son tan planos como ella, el perro te desconozca, el trabajo te harte y por fin quieras vivir en realidad, te darás cuenta que, quizás, tú sí quieres como yo, pero quieres demasiado tarde.

De Jouwe


Ya tenía pensado hacía tiempo todo lo que te diría cuando nos viéramos y no creas que es coincidencia que las cosas que dijiste estén aquí, que las cosas que te dije estén aquí, ya que por mucho tiempo has sido tácitamente el personaje principal de mis pensamientos e inconscientemente siempre lo has sabido.
No fue azar que cuando me miraste, yo te miré, que cuando te sonreí, me devolviste la sonrisa como aliviado de que no fuera lo que tú pensabas, tampoco lo son las primeras palabras que te dije, el gesto que te hice cuando te acercaste ni cuando te fijaste en mis ojos o cuando te reflejé en los míos. Ya había planeado decirte que me hiciste falta todo el tiempo que estuviste lejos, que me encanta tu mirada y encanta tenerte cerca.
Pensé también lo que me dirías porque en mi mente eres completamente predecible, completamente niño, completamente auto-incomprendido y me pides que te comprenda y entienda que seas siempre igual. Luego exclamas que si no me gusta, me puedo ir y yo te pido que no me pidas que me aleje porque me cuesta. No creas que no he tratado. Entonces, respondo que si quieres te puedes ir porque no haría nada por detenerte, quizás por orgullo, aunque me es difícil despedirme de ti, alargando los minutos que estamos juntos, si me voy esperando que te voltees y me pidas que me quede. Hasta me cuesta voltearme para irme y me dan ganas de ir yo a pedirte que no te vayas, que me esperes, que yo te espero, que me molesta mucho sonar patética, pero así soy y para esconderlo a veces parece que no pensara en nada más, pero también pienso en ti y a veces me molesta pensar en ti, pero así soy y así eres y tú entiendes; tenía planeado decirte todo esto, para despertarte, tal vez, para que notaras que estoy aquí, que siempre te digo que siempre he estado, pero no es verdad, que me cuesta mucho mentir, para que me digas yo también te quiero, (yo sé que me quieres), después te abrace y me abraces y sea así... tal vez.
En fin, ya ves que pienso en mucho en ti. Entonces, no fue azar que cuando me miraste, yo te mirara, que cuando te sonreí, me devolvieras la sonrisa como aliviado de que no fuera lo que tú pensabas, el no hablar de nada sino de todo, que se produjera eso que se produce entre nosotros. No fue coincidencia estar ahí porque siempre eres parte de todo lo que hago, escribo, pienso,de mis razones de existir, tal vez. Y que yo te quiero y que me quieras, era todo parte de una idea anterior.

Yo ya tenía pensado hacía tiempo todo lo que te diría cuando nos viéramos, incluso eso que no te dije y lo que pasó sólo en mi mente...

lunes, 12 de enero de 2009

Florodendro

Y pensando entre amigos, me contaste que me contaste (que no me acuerde es problema tuyo) que quizás un día de estos soñaste conmigo, que parecíamos eternos aunque en verdad no lo somos, que mejor no me dices más porque podría morir todo.
Pensando entre amigos que somos, me contaste que me contaste, que te sentías un poco solo, que no eres lo que quisiste ser alguna vez, que no tienes nada nuevo para ofrecer, muy poco para dar y no sabes que ven en ti, qué veo en ti, qué quieren esperan los demás ni por qué te veo tan perfecto.
Hablando como personas que se tienen confianza te dije que yo también estaba sola y tantas cosas que tú no entiendes porque no sabes, porque quizás en otro tiempo te digo y que al final da lo mismo. En serio. No vale la pena.
Porque confío en ti, porque me gusta que notes que estoy y me preguntes qué ha cambiado, porque no eres perfecto y siempre estás mal, porque todo me suena a nosotros, a ti, a no sé... porque sé que no funciona así, por eso te lo digo y pensando entre amigos, quizás no somos tan amigos.

Untertauchen

Te voy a mentir a la cara, de frente, como si me importara o como si te importara saber la verdad. Te diré todas las cosas que querías escuchar para que la caída duela más porque mientras más se quiere, más cuesta aceptar que nada es cierto. Gracias, en todo caso por quererme. Y a cada cosa que preguntes tendré respuestas, inventaré algo nuevo para mantenerte entretenido, para que no te alejes y así te apegues más. Cada día tendré algo que contarte, una historia larga que me haga ver como la persona que siempre quisiste, haré míos tus recuerdos para que aprendas a confiar en mí y me desees, me pienses, me sueñes, para que creas que estamos destinados, que somos uno, que en realidad soy la persona para ti y luego te cuestiones qué es realidad.
Te voy a mentir para que me veas, para que te comas el cuento y compres el producto. Y dudarás cada momento de por qué esto es tan perfecto, que algo tiene que estar mal porque bien sabes que los cuentos de hadas se extinguieron hace mucho, porque yo te lo enseñé una vez, porque quizás también es mentira y, sinceramente, nada de lo que sabes pertenece al orden lógico de las cosas. Y me creerás de tal manera que no sabrás después distinguir verdades y más te dolerá el día que te des cuenta que yo no soy yo, porque todas las cosas caen por su propio peso, nada dura tanto, menos si es algo bueno, es decir ninguna mentira es eterna.
Te voy a mentir a la cara, de frente, como si me importara o como si te importara saber la verdad, para que veas lo que se siente, para que no trates de mentir de nuevo, para que dejes de se tan falso y des la cara porque ambos sabemos que ninguno de los dos es bueno diciendo la verdad.

domingo, 11 de enero de 2009

[Carta de Bolivar a Manuelita Saenz- 1822]


Estoy tan cansado del viaje y de todas las quejas de tu tierra que no tengo tiempo de escribirte con letras chiquititas y CARTAS GRANDOTAS como tú quieres. Pero en recompensa si no rezo, estoy todo el día y la noche entera haciendo meditaciones eternas sobre tus gracias y sobre lo que te amo, sobre mi vuelta y lo que harás y lo que haré cuando nos veamos otra VEZ. No puedo más con la mano. NO SÉ ESCRIBIR.

Dixi


Debería tomarlo como una señal: El unvierso v/s yo. Es que me callé y yo no sé callar. No supe qué decir y yo no soy buena tratando con el silencio. Creo que es por un problema que tuvimos hace tiempo que yo no gusto de él ni el gusta de mí, pero a veces se acerca quizás para hacerme la vida imposible o para despertarme cuando no quiero despertar.
Es que yo no miré y yo sólo se mirar. No sé cerrar los ojos porque también me da miedo la oscuridad y la sensación de quedarme sola, del vacío, de la nada, de eso que implica la falta de estar, de ser, de pensar y de sentir. La estúpida sensación de sentirme estúpida e inferior, de estar en desventaja por una cuestión accidental. A mí no me gusta dejar de mirar.
Yo me quedé quieta cuando siempre he sido puro movimiento y me estoy cansando tanto de hablar tanto de ti, cuando importa tan poco lo que pueda decir si de todos modos no te interesa escucharme. Me estoy hartando de pensar y pensar que quizás por esas cosas de la vida, que da tantas vueltas, que esto es como una ruleta rusa y al que le cae, le cae, pero a mí no me va a caer jamás y eso está claro, que tal vez si me esfuerzo más la noticia de que existo, que no me voy, que estoy para ti, que no estás solo, te caiga como piedra en la cabeza y mires hacia arriba y se te iluminen los ojos, se te aclare la mente, pero eso no pasa ¿verdad? Porque cuando me miraste fijo y me dijiste que era posible, me sonreíste después: me tomaste de la mano, te abracé y me abrazaste, casi lloro y tú riendo, me emocioné, me soltaste, te solté, te fuiste y me dejaste, me quedé, cerré los ojos, pero no me gusta la oscuridad, no me moví, aunque no me gusta quedarme quieta... y no grité tu nombre, no pedi que te quedaras conmigo otro rato, otra hora, otro siglo, por siempre como quisiera, sino que me callé... y yo no sé callar.
Debería tomarlo como una señal: El unvierso v/s yo.

sábado, 10 de enero de 2009

Casus Belli

Que el amor no desaparece sino que se transforma y quema todos los espacios en donde alguna vez estuvo, dejando vacío, soledad, la necesidad de llenarlo con algo más. Que la vida es muy larga, el destino muy impreciso, las ganas de verlo muy fuertes y su ausencia cada vez más pesada, más remota, más estúpida, más sin sentido, más ella.
Entonces, cierra la ventana, la puerta, apaga la luz y escucha su sombra hablando despacio como si quisiera decirle que todavía no está muerta, que despertará para darse cuenta de que no está tan sola, que está la nada también aún para amedrentar la felicidad, la cordura y un desenlace posible. Y ella pregunta todas esas preguntas tontas que ni el silencio ni su sombra ni la nada pueden responder. Ella pregunta todas esas preguntas tontas que ella misma no quiere responder.
Luego no suena nada, sino el espacio entremedio: agresivo, duro, inerte y las fotos de la pared que mantienen los ojos cerrados para no verla llorar, cantan. Y el peluche con forma de oso que está en la cama, llora. Y la cortina que se mueve con su respiración, se transforma. Y el sonido de la nada rompiéndose, dejando de ser nada, volviéndose todo, comprando sus ganas de vivir, se mueve y ella misma se rompe, llora, canta por dentro una canción incomprensible, lenta, burda, lenta, triste y tontamente lenta. Donde nadie la escucha, donde nadie la siente, porque esto puede ser un sueño patético y cabe la posibilidad de despiertar con la nada al lado, para que sus manos dejen de temblar, sus ojos vuelvan a brillar, para que la sonrisa de él no se borre de su mente y lo tenga cerca, como antes, como nunca, como siempre, para no cansarse de ella misma se repite que el amor no desaparece, sólo se transforma y lo que deja a su paso es más que soledad.

jueves, 8 de enero de 2009

Spinner


De que probablemente yo sea la persona más terca que conoces, la que se ríe mas fuerte y te habla más rápido. La que se sonroja con facilidad y no sabe esconder lo que siente, que te dice todo a la cara, que no mide las consecuencias, que después se arrepiente, le da tres vueltas y se arrepiente de haberse arrepentido. De que quizás en uno de esos casos locos que me has enseñado, yo sea la persona más burda que has visto, que le gusta que todo sea rápido y de rápido en rápido se le ha pasado la vida en una patada o en un abrir y cerrar de ojos o como le quieras decir al poco tiempo que llevo pensando que estoy, que estás, que no sé, que da lo mismo lo que diga. Y más aún, tal vez, yo sea la niña más insoportable que se te haya cruzado, que te estés cansado de escucharme, de soportarme, de ser mi amigo, que sea la más dramática, la que siempre tiene que pensar demasiado, esa misma que te llama y te llama, esa tonta que piensa mucho en ti y te tiene rojas las orejas. Y me estoy cansando...
Y tú tienes el descaro de mirarme a los ojos y acordarte de que probablemente yo soy la persona más terca que conoces, que te dice todo a la cara, que te apura, insoportable, dramática y ya no quieres ser más mi nada ni siquiera mi amigo. Pero no te preocupes, el sentimiento es mutuo.

miércoles, 7 de enero de 2009

Vergeving

/

Podrías, de vez en cuando, dejar de ser un idiota, un cínico, fingido, tan niño, tan falso, tan queriendo agradar a todos, tan necio, tan insensible. Deberías, de cuando en cuando, pensar un poco antes de hablar para tratar de decir cosas más coherentes y quitarte la sonrisita de la cara. Esa que me gustaba, pero que ahora me parece tan tú.
Podrías volver a poner la mirada brillante que está ya apagada, volver a darme un poquito de crédito que no soy sólo una loca sino que también sé querer a las personas, al parecer demasiado rápido, al parecer demasiado mal, al parecer siempre a la persona equivocada ¿verdad?
Porque algún día te vas a despertar pensando en mí y yo pensando en otro, porque me cansé de repetir las cosas a las personas que no les gusta escuchar, porque en realidad no vales la pena y si no te importa esto, pues a mí tampoco y me pongo un parche en la boca a tal que no tengas que escucharme otra vez y no nos tengas que ver juntos de nuevo y no sienta ese deseo persistente de ir a decirte todo esto a la cara para que te sientas mal y luego me digas que lo sientes. Sentirlo no es suficiente.
En fin, como te decía, deberías dejar de ser un necio insensible que siempre quiere agradar a todos, infantil, cambiante, aburrido. Un niño al fin y al cabo y no te lo digo porque me importe... sólo quería hacerte notar que eres un idiota.

martes, 6 de enero de 2009

Geschlossen

*

Y en este caso lo más lógico sería que yo me fuera, que tú te quedaras, que olvidaramos esto y comprendieramos, de una vez por todas las veces que lo hemos negado, que no estamos hechos el uno para el otro porque tú eres tú y yo soy yo, porque no podemos ser otra cosa que lo que somos y no podemos pedirle a nadie que nos quiera como queremos ser queridos.
Lo menos estúpido que podríamos hacer sería despedirnos, que me acompañes hasta la puerta, me des un beso largo de esos que no se olvidan, me abraces fuerte como queriendo que me quede y yo te mire mientras me voy, caminando lento de espaldas, soñando que voy a volver, pensando que me extrañarás, tratando de no llorar, queriéndote como siempre, dejándote como nunca.
En este caso lo más lindo que podrías darme sería esa mirada tierna que me gusta tanto y que sabes que me mata. Sí, me mata porque me quema por dentro, me deja feliz, me hace esperarte, me hace recordarte todo el día. Esa mirada que no nos aleja, para que sintamos después que quizás no estamos tan lejos, que no es tan difícil dejarnos, no sé. A este punto no sé nada.
Quién soy yo decir que me amas y se repite la estúpida canción en el reproductor o soy sólo yo queriendo que me extrañes... que no me olvides... que sigo tan tonta como siempre he sido, dejándote como nunca, queriéndote como no puedo dejar de quererte.
Y en este caso lo más lógico sería que yo me fuera, que tú te quedaras, que nos resignemos, que dejemos de ser tan tercos cuando sabemos que tú y yo no funciona como antes, que mis caricias ya no te saben, que no soy más que rutina, que olvido, que qué hago escribiendo esto...

Dove ci Troviamo?


Te quiero tanto, sobretodo cuando no me miras y te alejas, cuando me dices que no me quieres, cuando no contestas el teléfono y me duermo pensando en que quizás te pasó algo. En especial cuando prefieres no llamar, sino salir, cuando no eres atento, cuando se te olvidan las cosas, entre ellas, mi cumpleaños. Más cuando peleamos porque tú eres como eres y no vas a cambiar, porque no piensas en mí todo lo que yo quisiera, porque estás medio loco, medio obsesionado, medio tarado, medio bobo, diría yo. Cuando no me sonríes ni me miras a los ojos, aunque digas que me estás escuchando, cuando cambias el tema, omites los temas, omites lo que te digo y te cuesta devolverme el cariño. Más que siempre te quiero cuando estás aburrido de la vida y no quieres hablar con nadie, frustrado, cansado, estresado, pensando que nada vale la pena, que quizás yo te levante el ánimo porque sabes que me preocupo por ti.
Te quiero tanto... sobretodo porque eres inmaduro, inconstante e intentas desmesuradamente ser algo que no eres aún. En especial porque a veces te quedas sin tema y hablamos de lo mismo, porque no eres tierno, ni atento, porque te cuesta devolver amor...
En verdad, te quiero. Hay que quererte...

lunes, 5 de enero de 2009

Vergiss Mich Nicht.


Probablemente el día que me aburra de pensarte, dejes de existir. Quizás mañana dejes de ser lo primero que le cuento a la almohada y lo último que le cuento al peluche con forma de oso... Y luego, encontraré algo más que pensar, como que en realidad no tengo los ojos tan oscuros o que quizás... a la pared le hace falta una mano de pintura. Para que mi vida sea aburrida de nuevo, para que sea normal, plana, común... para que tú ya no seas "ese hombre", para que vuelvas a ser lejano. No, espera: para que no seas más.

Vielen Dank

-

Está bien, me lo merezco. Porque anoche cuando te diste vuelta y te dormiste sin decirme nada, yo no te pedí que conversáramos un rato, que tratáramos de solucionar esto, que le diéramos otra vuelta, pues quizás todavía hay algo que hacer. Porque cuando te dije te quiero y te quedaste callado, yo no te lo repetí, no te pedí que me lo dijeras tú también, no te tomé de las manos, no sonreí tristemente para hacerte sentir mal y hacerte decirlo aunque fuera por lástima.

Es mi culpa. Porque cuando te llamé y no me contestaste el teléfono no seguí insistiendo, porque cuando me devolviste la llamada cuatro horas después no quise responderte porque estaba muy ocupada escribiéndote esto, porque cuando te pedí que saliéramos los dos solos y tú aceptaste, luego dijiste que no podías, que el trabajo, que el tiempo, que los años, que estamos siempre mal, que cada vez peor, que no me interesa, yo no me puse a llorar, no me quedé vestida, no me acosté enojada, sino que asentí, te sonreí y me fui a dormir.

Tú puedes irte tranquilo que siempre he sido yo la que daña la relación. Yo y mis inmadureces, mi falta de compostura, mi necesidad de decir todo lo que pienso y de sentirme querida. Siempre he sido yo: la acosadora, la tonta, la que se ríe muy fuerte y habla muy rápido. Yo, la que te necesita diez horas al día y le das diez minutos a la semana. La que no puede vivir sin ti, la que puedes desechar, de la que no te acuerdas, a la que no piensas sino cuando estás aburrido. Siempre he sido yo.

Así que acuérdate cuando estés solo y triste que puedes morir tranquilo porque te libero de toda carga. Cuando quieras que alguien te llame en la tarde para saber cómo estás, que alguien te abrace en la noche, que te digan te quiero, que te escuchen. Acuérdate cuando ya no quieras seguir saliendo, el trabajo no sea motivo y tus amigos se hayan ido, porque siempre se van y cuando estés sentado en la mitad de la calle preguntándote por qué nadie te mira, por qué todos son tan distantes, por qué no hay brazos que te abracen por la espalda de repente o te sientas, quizás, aliviado de no escucharme, de no tener que soportarme, de tener veinticuatro horas libres y nadie que las quiera recibir, piensa que yo estaré tranquila, ya con algo más por lo que vivir, sin tener que rogarte, sin tener que sufrirte, sin mendigar amor y lejos. Porque la vida es así y está bien, me lo merezco.

sábado, 3 de enero de 2009

Tonta, patética y más que siempre [Extremos]

+

Y te juro que si preguntan, les diré que no estás, que te fuiste, que no sé dónde te encuentras, que se me olvidó también tu nombre, es más si me preguntan diré ¿Quién? Y probablemente me repetirán las mismas palabras y yo exclamaré que si alguna vez te conocí, se me borró completamente y que has caído en uno de esos océanos mentales que suelo preparar para todas las cosas que quiero deshacer completamente. Tú sabes que no rompo las promesas, mucho menos un juramento, que puedes confiar en mí, que no haría nada que pudiera herirte. Lo sabes. Siempre lo has sabido. Ahora me pregunto con más ganas por qué no quieres entenderlo.

Es más podría ahora negar tu existencia completamente; fingir que no existes, que no te he visto y que no formas parte de los sueños más valiosos y secretos, esos que no se cuentan por miedo a que no se realicen, esos que no deben ser parte del baúl de recuerdos de nadie que no seamos tú yo . Podría preguntarme si fuiste real alguna vez y no estaría muy lejos de lo lógico hacerlo, tomando en cuenta lo ajeno que me pareces ahora. Ajeno siempre has sido, más bien lo irrelevante. No, no es la palabra… lo viejo y eterno que te has convertido.

Si me preguntan diré que eres un recuerdo profundo que guardo, quizás, detrás de una montaña de cuadernos con poemas viejos que escribí cuando aún tenía noción del mundo. No es que ahora no entienda que vivo, sino que al ausentarte, quizás, me pregunto cómo o cómo he vivido tantos años pensándote y tú, huyendo. No tienes que huir ¿sabes? Yo también sé cansarme de perseguirte, también sé buscar cosas nuevas, también sé aburrirme de lo viejo y también sé que hasta lo eterno tiene su fin cuando acaba lo finito que lo desea. No eres Dios ¿sabes? No eres mi bien final.

Pídemelo. Sólo con tú pedirlo soy capaz de hacerlo. Dime que te niegue, hazme jurar que no vas a volver por mí y que tú tampoco piensas en mí. Pídeme que te olvide y que mate tu recuerdo o lo encadene al ancla que me ata a la tierra y que luego lanzaré al mar para serte ajena, quizás, yo también, para serte eterna y vieja, ya con muy poco sentido, pues tú no serás para mí más.

Les diré que te fuiste. Es más al escuchar tu nombre diré ¿Quién? Y exclamaré que si alguna vez te conocí, has caído en uno de esos océanos mentales que suelo preparar para todas las cosas que quiero deshacer completamente. Tú sabes que no rompo las promesas, mucho menos un juramento, que puedes confiar en mí, siempre lo has sabido. Así que vuelve, aunque sea a despedirte, aunque sea para ahogarte entre la pila de peluches o de cuadernos o de caricias o en la parte más profunda de mí donde quieras quedarte, vuelve por lo menos a pedirme que te pida que no vuelvas nunca o a romperme el corazón en mil pedazos. No importa. Y si preguntan, les diré que no estás, que te fuiste, que yo no rompo juramentos, que no sé mentir… que en realidad no te recuerdo. Te lo juro.

Ceniciento


Carta número 2:

Querido cadáver de amores muertos:

Hoy me decidí a quemarte. Así que, si algún día te preguntas por qué te sientes tan libre, ya sabes por qué es.
Mañana por la mañana, empezaré por las manos.. luego por los pies, seguiré por los ojos y así lentamente iré incinerando cada pedazo de tu cuerpo. Para cuando sean las seis (sí, tu número favorito) no quedarán sino restos ¿Te recuerda algo?
El Viernes a las nueve (sí, mi número favorito) te repartiré por la bahía que queda cerca de la que solía ser tu casa y para cuando te des cuenta habrás cumplido tu sueño.


Aprendamos a dejar de hablar dormidos ¿sí?

¿Te parece bien así?

·

Hoy te podría vender un par de sueños y de poemas, si quisiera.
Podría preguntarte por qué ella y no yo,
por qué no me sueñas,
por qué no me piensas...

Hoy te podría vender un par de miradas locas
Podría pedirte que me quisieras,
que fuera la primero y lo último
que piensas cada día...

Hoy te podría quitar tu instinto animal de buscar tanto
Decirte que pares un poco,
que de todas maneras yo puedo esperar,
que si quieres me esperes también...

Hoy me podría cansar de estar escribiéndote tanto
y darme cuenta que es suficiente
que no por más letras que te dedique
más rápido vas a venir...

Hoy te podría vender un par de sueños y de poemas, si quisiera.
Podría preguntarme por qué ella y no yo,
por qué sigo haciendo esto,
por qué importa tan poco.

viernes, 2 de enero de 2009

Tirarnos acostados

Carta número 1:

Querido chico ya no amado, ya no querido:

Supongo que es la manera más cómoda de caer: acostados. Por eso todas las personas cuando se tiran de un edificio caen acostados, porque es más fácil. De hecho, porque es más fácil se están tirando. Es que si uno cae de pie, corre el riesgo de partirse las piernas; si caes sentado, de partirte la columa; si caes de cabeza, la cabeza misma.

Me gustaría dejar en claro, antes que todo, que te conozco lo suficiente como para decir que sé que eres un hombre precavido. Lo has dejado en claro las veces que te has dado vuelta cuando me ves de lejos, creyendo que no te veo. Sí, sé que es para caer de espalda en caso de tropezarte y llegar al suelo acostado. Lo dijiste en una de tus últimas cartas, donde explicabas, además, el motivo de tu tardanza a la última cita, que si mal no recuerdo se extiende hasta este preciso momento. Me refiero a tu tardanza, no a la cita.

Sin embargo, considero yo que sería bastante útil que alguna vez trataras de caer de pie. Así, quizás se te quitaría lo cobarde al no poder escapar ante cada adversidad, lo poco hombre al tener que afrontar las cosas como son, lo animal al costarte más correr detrás de cada tipa que se te cruce.

Si resulta problema mi sugerencia anterior, pospongo la opción de caer sentado, que sigue siendo igualmente cómodo, aunque quizás un poco más complicado y riesgoso, y te propondría mejor caer de cabeza, para que en el mejor de los caso se te salga por una ranura todo lo que pasamos, los buenos momentos (¿Hubo?), las miradas locas, las sonrisas y que no me recuerdes, en el mejor de los casos.

Me gustaría dejar en claro, antes de terminar, que te conozco lo suficiente como para pedirte que me olvides. Lo has hecho ya, las veces que te has dado vuelta cuando me ves de lejos, creyendo que no te veo. Sí, sé que es para caer de espalda en caso de tropezarte, sucumbiendo al vacío que nos separa, y llegar al suelo acostado.

Sí, la manera más cómoda de caer es acostados. Por eso todas las personas cuando se tiran de un edificio cae acostados, pero, recuerda: esto no es un edificio; somos nosotros. Y como es más fácil, estás tirando por la borda todo.



...