jueves, 15 de enero de 2009

Estatua

Porque me inspiras tantas cosas, como correr a decirte que te quiero a sobremanera y que me encanta que me hagas feliz, como la sensación inimitable de alegrarme de que existas y estés ahí para pensarte en algún momento del día, como querer golpearte porque no piensas tanto en mí como yo en ti, como la necesidad de tomarte de las manos y abrazarte, aunque seas frío y duro. Empiezo a creer que eres una estatuta.
Tú te anclas en mi cabeza, amor, dime por qué te anclas en mi cabeza al punto de desearte por sobre mí misma, por sobre lo que me rodea, por sobre la idea de pensar que pienso en algo más que tú para poder sobrebvivir. Te atascas, me atascas y no sabes que con dos palabras me rompes la vida en dos. Más aún cuando callas y no te importa, al parecer, que me importe tanto que me quieras porque cuando te veo me dan ganas de correr y decirte que estamos aquí ahora, que yo también quiero hacerte feliz porque me alegro tanto de que existas para mí y quiero tomarte de las manos para que pienses en mí, llevarte lejos y que te dejes de bobadas, seas directo, que si no me quieres me lo digas de una vez porque con el silencio también me colapsas la existencia, aún más que con el no te quiero que quizás suene al final, ya que crees que soy vana, tontita, no profunda, normal, igual, parecida, tan común, tan falsa, tan mundana y yo no me alejo ni te digo nada porque me inspiras tantas cosas... aunque empiezo a creer que eres una estatua porque estás frío y sin movimiento, quizás soy solo yo que me quedé sin emociones.

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