lunes, 14 de diciembre de 2009

Mister Incoforme

Podría esperar eternamente en la ventana, pero eso no haría que me volvieran las ideas a la cabeza. Estoy segura.
La sombra a la izquierda no es humana. Lo sé. La de la derecha, bordeando la piscina, sólo es un espejismo; apenas sople un poco de vientos, desaparecerá. Casi creo que todo en mi vida es como la sombra de la derecha. Mi mamá siempre dice que los casi no valen. Y yo me pregunto qué realmente vale. Hacer un juicio respecto a eso, quizás, sería... injusto.
La gente sola no debería hablar de justicia. Titubear no es suficiente. Nada es suficiente. Los nombres que se me vienen a la cabeza, todos quieren llorar. Sí y de repente vuelve a sonar la frase "Carta suicida". Sí y de repente vuelvo a decir que es la misma porquería diaria. Sí y de repente el Señor Inconforme salta y sobrepasa la barrera del sonido. Alguien en mí, detesta al Señor Inconforme. Alguien en mí lo ama y el todo pregunta por qué.
Silencio reina y se impone sobre paz que lucha por su propia supervivencia. Nada aparece, nada molesta, nada cambia al monótono vaivén de brisa. Al señor Inconforme también le molesta lo monótono. Mi mamá siempre dice que todo pasa. Y yo me pregunto cuándo vuelve. Pensar más de una hora en eso, quizás, sería... obsesivo.
La gente sola no debería hablar de obsesión. Tratar nunca es suficiente. Nada lo es. Uso todos los recursos. Usan todos los recursos y las piedras no se mueven. La idea no se hila completamente, parece que estuviese interpretando una canción con bongoes. La palabra "Cliché" suena en mi cabeza y en el vidrio de la ventana. En las cortinas no, porque me parece que pronto se van a desaparecer. Son como los perros, se mueren solos. Son como los gatos, se mueren solos. Son como los viejos, se mueren solos. Son como nosotros...
La gente sola no debería hablar. Los derechos fueron vetados cuando empezaron a pensar en soledad. Las ganas también y las necesidades. El afecto no tiene cabida. Las ilusiones y los sueños son sólo eso; ilusiones y sueños. Todo demasiado irrisorio... y se caen los párpados, en serio, se caen. Al Señor Inconforme no le gustan mis párpados y me considera una persona sola. Una parte de mí lo detesta, otra lo mantiene adentro y a raya. Al todo, en parte, le molesta un poco, pero lo soporta. Es que es el único que tiene claro que podría esperar eternamente en la ventana, pero eso no haría que me volvieran las ideas a la cabeza. Yo también estoy segura.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Yo no tengo alas.

Yo, sí, ese yo que tú conocías o que alguna vez creíste conocer, tiene ganas de saltar por la ventana a ver si de verdad puede volar. No, no es otro estúpido intento suicida de ese yo depresivo que pensabas que vivía en mí. Es otro estúpido intento de desgracia de un tú que todavía encuentra cabida en pequeños pedazos vacíos de la isla en la que te guardo y que se difumina lentamente. Mientras más lo pienso, menos lo creo.
Yo, sí, ese yo que todos admiran o que alguna ve creyeron admirar, tiene ganas de gritar de emoción. Es que ese yo está alegre y confiado. Ese yo que todos quieren, que todos desean ser alguna vez, está sentado en un sillón de terciopelo rojo, está conforme, está tranquilo. Ese yo tiene todo lo que desea. Pero a ese yo, yo no le creo mucho. Quizás ese es mi mayor problema.
Yo, sí, ese yo que él quiere. Ese yo con el que le gusta conversar, con el que le gusta caminar. El yo inocente que siempre tiene algo para decir y que no puede evitar expresar lo que siente a cada momento. El yo apasionado, el yo poético, el yo dramático, el yo eterno e imperturbable. El yo que derrite con la mirada... Ese yo tiene una flor en la mano. La otra está en el piso y, podría decir conformar, pero no es la palabra correcta, está contento, sí, está contento porque ve renacer sensaciones y piensa, que a pesar de que amar es distinto cada vez, el amor siempre es el mismo. Pequeño yo idealista.
Yo, sí, el yo sincero, que no miente, pero que se esconde. Que tiene un vaso de agua siempre medio vacío y alguna que otra hora, medio lleno. Que se confunde con otros y busca una identidad propia en mi cabeza. Yo, sí, el yo que no puede parar de pensar y maquinar todo. Yo, sí, yo.. el yo que tú conocías y que todos admiran, el yo que él quiere.. ese yo se para del sillón con la flor en la mano abre la ventana y tiene muchas ganas de saltar sólo para saber si puede volar (aún).

Ensamblaje

No, antes no era distinto. Sólo querían hacernos creer que así era. No, antes la gente no era más feliz ni vivía más, tampoco los años fueron nunca más largos o los días más provechosos. No, antes los niños no nacían más inteligentes y no, la violencia no es sólo un invento de la época moderna.
Sí, las mujeres siempre han sido infieles y sí, también los hombres siempre les han mentido. No, no podemos echarlos a todos en el mismo saco, pero habría que buscarse una explicación mucho más larga del asunto para poder llegar a muelle sin generalidades. No, no siempre la gente usa palabras complicadas y no, no es que antes hablaran mejor el español... es que lo hablaban distinto. Es como decir "misma mierda, diferente día" Sí, creo que lo dije bien. No, no todas las preguntas se han respondido siempre con monosílabos y de todas maneras, es muy probable, que desde hace mucho la gente haya tenido siempre las mismas preguntas, pero nadie tiene tiempo para responderlas. Quizas, sólo quizás,la gente haya amado más antés, pero yo no contaría con eso. El amor siempre ha sido el mismo. El amor es sólo una cosa abstracta que va y que viene.. nada muy cierto ni muy fiable y, de poder escoger, serían pocos los que querrían amar. No, la gente no es tan melodramática siempre.. y no, no todos dan respuestas tan largas y tan incoherentes. Sí, siempre hablamos de lo mismo. Supongo que es porque nada más nos interesa. No, no todos son tan cerrados. No, nadie quiere cambiar eso... Es que.. antes tampoco era distinto. Sólo querían hacernos creer que así era. ¿Por qué?

jueves, 10 de diciembre de 2009

Despolinización.

Detrás de la cortina a la derecha: ahí dejé mi inocencia y los recuerdos de infancia. No, nunca quise que se acabara, pero hoy siento que me caigo a pedazos sin mayor control de nada. Por eso, supongo, es que nadie me mira a la cara ultimamente.
Por mi parte, yo ya no busco sonrisas ni mucho menos afecto. Ya no espero, ya no quiero, ya no necesito. Alguna vez me juraron que eso me haría sentir mejor. Alguna vez me dijeron que si me olvidaba del mundo sería libre. Alguna vez me dijeron que el amor no tenía condiciones ni 'peros' ni dudas. Pero tanto resulta lo mismo de siempre; la gente dice tantas cosas...
Debajo de la cama escondí todo lo correspondiente a la casa de la abuela, al departamento del quinto piso, a los tres perros y al pato, junto con todo lo relativo a los que alguna vez llamé mis amigos y aún más, a los que en realidad creí querer y tantas otras cosas que llegué a considerar eternas y vieron su fin en lo aparentemente azaroso. Entonces, me doy cuenta: yo odio el azar.
Odio todo aquello que pueda llegar a no ser mío. Odio todo lo que no es mío. Odio todo el mundo que no me rodea y detesto todo lo que no conozco. Entonces, me doy cuenta: yo me odio. Como si en algún punto yo pudiera ser un punto de la mala suerte. Como si las cosas no fueran causales sino casuales. Como si los dos años de filosofía solo hubieran dejado el tan temido vacío entre la necesidad de ser querida y la superficialidad social. Cuál más vana que la otra.
Me gusta la palabra "corner". Por eso dejé en la esquina todos mis romances, si es que se les puede llamar así. Dentro de todo no me gusta la palabra romance ni erótico ni tierno. En realidad, no sé por qué los dejé ahí. Quizás un poco porque lo cierto es que no me gusta la palabra esquina. Me hace pensar mal. Tanto así que me viene a la cabeza una de esas palabras que no debería usar cuando hablo de lo que más quiero. La vida debería ser en línea recta.
Sé que en algún momento de mi vida, alguien me dijo que las curvas eran atractivas. A la gente le atrae el peligro... y yo hoy pienso.. que prefiero lo cómodo; que siempre se equivocan cuando hablan, tal vez deberían callar; que odio odiar, pero aún más.. odio que las cosas se salgan de mi control. Por eso me caigo a pedazos... por empezar a pensar más en casulidades que causalidades, porque dejé la casa de la abuela y los tres perros y el pato debajo de la cama, porque confundí romances con prostitutas, porque mezclé las malas palabras con las letras, porque mi inocencia y mis recuerdos de infancia están detrás de la cortina a la derecha. Y no conmigo.

Byrus

En un punto yo creo que fallé. Y fallé de la peor manera que fallan las personas, porque en un punto también me consideré mi existencia, como la existencia de una persona, más allá del sexo, más allá de razas y religiones, más allá de todas las cosas que podrían o no significar algo en lo mundano y patético que rodea lo poco que somos o, más bien, lo poco que va quedando de lo que realmente somos. De cualquier manera, en un punto, sé que fallé.
Fallé y luego mentí. Mentí porque me molesta completamente admitir mis errores, porque denro de mi cabeza yo no cometo errores, porque siempre al final el que se equivoca termina solo, más allá de sexo, más allá de razas y religiones. El que se equivoca siempre es el tonto, el malo, el triste. El que se equivoca termina solo.
Después de mentir, sonreí y los miré a todos a los ojos y les dije. Les dije con mi mejor entonación que yo sí puedo mentir, pero no me creyeron. Tal vez están tan acostumbrados a que les mientan, por sobre sexos, razas y religiones, que no pueden soportar que les digan la verdad. Tal vez he mentido tanto que nadie desea creerme, pero prefiero pensar que, hasta antes de equivocarme, yo sí solía decir la verdad. Tal vez la gente miente tanto que simplemente espera que le mientan también. A mí siempre me mintieron y no lo esperaba, luego, fui yo quien mintió.
Y cuando nadie me hubo creído que yo mentía, cuando todos estaban convencidos de que siempre digo la verdad, yo reí a carcajadas, con el mundo en mi bolsillo... como en una secuencia demente, media loca, medio fuera de mí, sí, como siempre, feura de lo que me gusta de mí, lo que acostumbro a ser, lo que tengo a la rutina acostumbrada a que yo sea, fuera de espacios, de sexos, razas y religiones, fuera de todo lo que rodea lo poco que queda de nuestras patéticas e infinitas existencias circulares, fuera de todo, yo me reí a carcajadas en la cara del mundo.. y todos rieron conmigo y cenaron conmigo y nos fuimos a acostar, más tarde, a donde las aguas caen en silencio, junto al fuego. Junto a una fogata. Junto a nuestras almas un poco inofensivas, un poco inocentes, pero no completamente. Junto a nuestros sexos y razas y religiones, dormimos. Junto a la estúpida necesidad de reir y fingir ser feliz... Juntos todos... pero el que se equivoca siempre termina solo. Por eso en un punto, yo creo que fallé.

martes, 4 de agosto de 2009

Memoir

Antes yo pensaba más; pensaba más, quería más, esperaba más, me daba más, confiaba más. Antes yo no era como soy ahora; no me quemaba tanto la cabeza con lo mismo una y otra vez... Lo único constante ha sido el sentimiento de vacío.
Sinceramente me tiene muy asqueada y hastiada el sentimiento de vacío; estoy cansada de aceptarlo, de convivir con él, de darle nombre, de darle forma, de pretender que de momentos que no está para saludarlo luego con más ansias y con la misma emoción que le di la primera vez que lo tuve, pensando, tal vez, que significaba crecer. Luego de años de conocerle, sólo sé que no implica crecer.. implica vivir.
Últimamente he cambiado mucho de espectativas, de metas y de sueños. Últimamente no me siento sinceramente yo y eso me asusta. Cuando me asusto corro. Pero ahora no tengo a dónde correr y no sé cómo decir que estoy parada frente a una pared, con la espada en la espalda, con la mente en blanco, paralizada del susto y que nadie lo ve, sin hacer que suene un típico cliché, y sé que decir que es cliché no lo vuelve menos cliché, gracias, de esos tantos que repito y en los que me resguardo de cuando en cuando... porque mi vida es una inconstancia constante.
Hoy no soy yo... mañana lo dudo y pasado, tampoco. Debe ser que se da por la misma inconformidad que siento con mi vida que me hace necesitar cambiar y variar. El problema es que en ello no va implícito el "crecer", sino el huir. Hoy no soy yo y sin ser yo me quedo sólo en espectativas y sueños... Hoy lo que soy, quiere algo concreto y no sé dónde buscarlo.
Siempre siento que me falta algo... Vuelvo al sentimiento de vacío. Si supiera qué es ese algo la vida sería mucho más fácil y dejaría de sumergirme en una novela mexicana barata, con más drmas que Shakespeare, pero que ninguno llega verdaderamente a un fin... y los que lo hacen lo hacen de mala manera. De cualquier forma, de drama en drama, de dicha en dicha, siempre siento que me falta algo y estoy harta también de darle nombre a ese algo porque las cosas superiores no tienen nombre. Dios no se llama Dios. Y el sentimiento de vacío se convierte en un sentimiento de insignificancia... es que creo que antes yo pensaba más; pensaba más, quería más, esperaba más, me daba más, confiaba más. Antes yo no era como soy ahora; no me quemaba tanto la cabeza con lo mismo una y otra vez... porque antes sólo era y no me condicionaban diez mil cosas, no tenía resquemores, nadie me había enseñado a hacer daño ni me habían hecho daño... Hoy hiero, hoy no quiero, me desmotivo, desaliento y me busco entre un montón de pedazos de mí que saco de alguna memoria implantada. En verdad, lo único constante ha sido el sentimiento de vacío.

domingo, 26 de abril de 2009

Estimado Señor Caos

El Señor Caos me mira a los ojos y me dice que caminemos hasta el fin del mundo. Yo lo tomo de la mano y caminamos por valles interminables hasta la cascada maravillosa de mil colores que se vacía en un río de sueños inalcanzables tan lindos y utópicos como mis ojos perdidos en los de mi querido Señor Caos.
Más allá del río están los precipicios después de las planicies de algodón donde cantan los conejos de chocolate y ríe un cielo tricolor. Más allá de los precipicios están las ciudades donde nadie sabe quién es quién y luego el fin del mundo. El Señor Caos aprieta mi mano con fuerza y me dice que no tenga miedo porque él va estar conmigo siempre, que nada me podrá hacer daño y yo le creo porque algo en su mirada me asegura que sí estoy segura.
Cierro los ojos para preguntarme si estoy soñando, pero no estoy soñando porque lo siento cerca de mí y siento el viento rozando mi cara y la tierra alejándose de mis pies. Cierro los ojos con fuerza porque no me gustan las alturas. Abro los ojos para ver que él esté aún ahí.
Abajo canta el suelo una canción confusa y retorcida que hace doler la cabeza a tonos lentos. Abajo canta el agua una canción molesta y retorcida que hace doler el estómago y los ojos y las orejas y cada parte de mí se va llenando con el ritmo y cada parte de mí se va congelando de a poco hasta que mis manos se vuelven frío y el frío toca a quien sostiene mi mano. Al Señor Caos no le gusta el frío.
Mi existencia cae y yo caigo con ella. Extiendo mis manos hacia arriba como si alguien fuera a sujetarlas y mis piernas hacen un ángulo de noventa perfecto con la tierra como queriendo hacer un equilibrio que no alcanzo y me pregunto dónde quedaron las promesas, mientras los pájaros susurran mentiras en mi oído derecho y los ángeles, en el izquierdo. Es como Dios en un complot divino por arruinar mi existencia.
Más cerca me encuentro del suelo y no veo nada, sino rayos verdes y rosados cruzando mi cara para chupar lo poco que queda de mi alma antes de desintegrar mi cuerpo en las rocas a las que me precipito sin remedio. A medida que me acerco no parecen tan suaves, haciendo más estúpido que se llame “el valle de algodón”. Todo es estúpido en este punto. Hasta la necesidad de ver mi vida en un flashback. Hasta que me vengan imágenes a la cabeza que no sabía que recordaba. Hasta que sienta con más fuerzas cómo el Señor Caos me miró a los ojos y me dijo que caminemos hasta el fin del mundo. Yo lo tomé de la mano y caminamos y volamos. Las cosas se veían hermosas y perfectas, hasta los sueños inalcanzables tan lindos y utópicos como mis ojos perdidos en los de mi querido Señor Caos.
Más cerca me encuentro del suelo y no veo nada, no pienso nada, no creo nada. Más cerca me encuentro del suelo y me pregunto quién podrá confiar en realidad en la mirada del Señor Caos.

Reflejo Reducido

Despierto dormido, duermo despierto, mientras veo al puntito café correr por la casa e iluminar todas las fotos en las paredes, envuelto en una bruma extraña que sólo puede pertenecer a un sueño. El mundo gira en torno al puntito café.
Levanto mi mano derecha para tantear el aire que se siente más denso, quizás por la misma bruma o porque los colores se tornan más pálidos, creando un efecto visual que mi mente interpreta con tacto. Mi mente tampoco está del todo bien últimamente. Levanto mi mano izquierda y siento el ventilador soplando. Es la tonta manía que tengo de dejarlo siempre prendido por la noche para no escuchar el vacío, mientras mi cuerpo se deja consumir por la inmensidad de la cama a la que me encuentro condenado hace ya más tiempo del que puedo contar con las manos. Tampoco es que tenga muchos dedos en las manos… pero las semanas se me han hecho inmensamente largas.
El cuarto está oscuro. Lo digo porque las cortinas están cerradas y de cuando en cuando preferiría que las abrieran para que entrase un poco de luz, pero nadie las abre, y me pregunto, por lo mismo, si en realidad alguien recuerda que estoy aquí, aunque a la vez me respondo que yo no pertenezco aquí y caigo en razonamientos absurdos de mundos alternos, de realidades diversas que no me llevan sino a conclusiones más estúpidas, más breves, más ilógicas que me hacen creer que tal vez debería despertar.
El puntito café trepa la pared derecha, cuidando de que yo no lo vea. Lo sé porque se mueve rápido y cada vez que lo miro fijo, se detiene. No sabe que lo observo también con la punta del ojo cuando no está atento. Hace círculos a su paso y me deja ver los recuerdos de un lugar lejano. De lejano lo clasifico porque a este nivel, nada me queda cerca, sino mi propia agonía y esta necesidad de pellizcarme el brazo, para saber si siento dolor. No lo hago por temor a que esto sea real.
Me brinca en la cara la soledad, a mi lado se recuesta el vacío y lo percibo junto a mí, como un amante confuso dispuesto a irse y quedarse a la vez, sin querer dar respuestas claras ni señales concisas, pero es lo más cercano al amor.
El puntito café aparece y desaparece detrás de los marcos de las fotos colgadas. Crece de repente y se convierte en una aurora junto a la cortina. Se empequeñece y se me vuelve invisible. Se precipita desde el techo y cae al suelo para seguir jugando con mi vida, sabiendo que yo no puedo alcanzarlo nunca. El puntito café se burla de mí en mi cara. El mundo gira en torno al puntito café.
Me aparezco, entonces, yo mismo envuelto en una bruma extraña que sólo puede pertenecer a un sueño o a una pesadilla, viendo correr las fotos en las paredes y la casa, por el puntito café, molesto, confundido, exaltado, medio cansado, medio suicida… duermo despierto y despierto dormido.

viernes, 24 de abril de 2009

Vacío de ti

Porque no sería diferente que un día de estos volvieras y me miraras a la cara y me dijeras que no fue un sueño todo lo que pasó, aunque ahora me lo parezca. No sería nuevo, pero tampoco estaría demás.
Yo sé que estuviste aquí, hablándome, abrazándome, sintiéndome. Yo sé que estuviste aquí porque te gusta mi presencia. Yo sé que estuviste aquí porque todavía siento tu olor rondando por las paredes de la habitación. Yo sé bien que estuviste aquí, fantasma.
Me molesta, de todas maneras, en demasía que te hayas ido. Me molesta porque es incómoda tu ausencia y es incómoda mi incomodidad. Es irritante, embriagante, es incluso palabras que no sabría bien si decirte o no. Fantástico, esa es. Abstracto, esa es.
Invisible, aún te encuentras escondido en alguna parte. Invisible, intangible, inexcusable, inverso, interno, ajeno. Déjame describirte todo el tiempo que pueda, déjame tenerte mío antes que te me escapes de las manos, fantasma.
Estas cosas no le pasan a todo el mundo. No todo el mundo te ha visto y estoy conciente. Nadie creería que pasaste por mi vida y estoy segura de que pasaste por mi vida; te juro que aún te siento, fantasma. Te juro que se me ha quedad impregnada en la ropa tu esencia, te prometo, por lo más sagrado que tengo, que no miento porque, creo que no alcanzaste a conocerme lo suficiente, yo no sé mentir.
Te espero sentada en la ventana. Te recuerdo sentado en las repisas, sonriendo, cantando, soñando, bailando y diciendo cosas que en realidad no me importaban mucho. No es que me tenga que importar todo lo que dices para que tu existencia se convierta en una de las cosas más maravillosas que me han pasado, que seas el ser más perfecto que he conocido, que contengas todo lo que necesito, que sienta la necesidad de decirte cada vez que te pienso “Gracias por existir para mí”.
Más vacía me sentiría dejando la puerta abierta de noche. Tú sabes que siempre dejaba la puerta abierta de noche porque le tengo miedo al silencio. No dormías para hacer ruido, para que yo descansara, para que estuviera tranquila, para que supiera que estabas ahí. Tampoco es que necesitaras dormir mucho ¿verdad? Porque los fantasmas no duermen. Ahora tu no-presencia llena rincones que no sabían que estaban ahí. Yo no sé muchas cosas. Dónde estás es una de ellas.
Me vienen mil canciones a la cabeza, en serio. Mil canciones que podría cantarte para describir lo que estoy sintiendo ahora. Las desganas, la desmotivación, la confusión, el no estar segura de si estoy haciendo lo correcto… No, no soy perfecta, no siempre hago lo correcto y perdóname por ser así y no como tú querías que fuera, fantasma… Quizás es sólo una obsesión absurda de esperar tu presencia aún después que te has ido y has vuelto de un lugar muy loco de donde no pensaba que volviera la gente, del vacío absoluto de donde se supone, se consumen las almas. Tal vez yo estoy muerta también, fantasma, tal vez. Por eso te pido que regreses, porque no sería diferente que un día de estos volvieras y me miraras a la cara y me dijeras que no fue un sueño todo lo que pasó, aunque ahora me lo parezca. En todo caso, hay muchas cosas que me parecen, sin ser necesariamente ciertas. No, no sería nuevo, pero tampoco estaría demás.

jueves, 23 de abril de 2009

Cielo de un sólo color

Le dijeron que una vez existió y él se lo creyó porque le gusta creer. En realidad, no es que le guste creer, sino que no encuentra ningún lugar más cómodo para dormir de noche que sobre su propia ironía existencial.
La gente dice muchas cosas, muchas cosas no son verdad, aunque haya muchas verdades por ser descubiertas y dichas y gritadas y cantadas. No hay que creer todo lo que se escucha. Y él no creía todo lo que oía por ahí, muchas cosas sí, pero no todo. Esta es una de esas cosas en las que valía la pena creer, por eso escribe:

Sombras oscuras corriendo en las pocas luces restantes de la oscuridad de la noche. Sombras oscuras moviéndose, abarcando espacios que no les pertenecían, molestando, brincando, gritando y él en medio. Él, el hombre del cabello largo y las alas de ángel. Él, la criatura de los mil años, de la mirada profunda, de la sonrisa cálida, de las ganas de volar. Él, la figura más imponente entre las figuras que se mueven en donde no hay nada.
Le contaron que vagaba porque le gustaba vagar. Dedujo que le gustaba vagar porque le gustaba pensar. Por tanto, le gustaba pensar porque tenía muchas cosas en la cabeza. Él era un hombre con problemas, problemas con sus alas, problemas con la altura y la velocidad, problemas con las ganas de caer. Él era un hombre con reflexiones profundas, con una irritante costumbre de decir todo lo que pensaba y sí, todo el que lo veía sabía la verdad porque él era tan perfecto que sólo podía pensar la verdad. Sólo caminaba porque a nadie le gusta escuchar la verdad.

Éxtasis. Una sensación profunda de que algo no estaba funcionando bien y se da vuelta para mirar por la ventana. En la ventana no hay nada, ni luz, ni cortinas, ni su propio reflejo observándolo atentamente como buscando algo que no iba a encontrar en sus ojos.

Las alas de ángel las tenía por un motivo práctico que nadie conocía con certeza. La mirada profunda era por los años, los mismos años que le habían tintado el pelo de blanco, blanco que brillaba amarillo, amarillo que se veía azul, azul que recordaba al cielo, cielo de un solo color. El cielo debería intentar acercar a algo, pero es siempre un poco más lejano, más no mío. El cree que alguna vez llegará al cielo y conseguirá probar su propia existencia. En realidad, no es que le guste creer, sino que no encuentra ningún lugar más cómodo para dormir de noche que sobre su propia ironía existencial. “Cielo de un solo color” y recuerda esa canción que pide un sol, no entiende, recuerda, escribe. Le dijeron que una vez existió y él se lo creyó porque le gusta creer. Se toca las alas en la espalda, se pregunta si serán verdad.

La gente dice muchas cosas, muchas cosas no son verdad, aunque haya muchas verdades por ser descubiertas y dichas y gritadas y cantadas. No hay que creer todo lo que se escucha. Y él no creía todo lo que oía por ahí, muchas cosas sí, pero no todo. Esta es una de esas cosas en las que valía la pena creer, por eso escribe y se pregunta si en verdad alguna vez existió.

Su propia existencia hecha leyenda.

lunes, 20 de abril de 2009

ÁngeL

Apareció un día en su vida como con ganas de quedarse por siempre y ella lo aceptó como con ganas de que no se fuera nunca, con una mirada de complicidad, con una sonrisa irónica, con sus expresiones muy ella que a veces a él le incomodaban.
Lo escondía detrás del sillón en los días y en las noches salían a recorrer las calles en silencio, de la mano, como castigando a la vida, como reclamándole que los hiciera tan distintos o que el mundo fuera tan estúpido y tan vacío.
Detrás del sillón, él había creado un mundo maravilloso de polvo y telarañas, de casi sueños, de casi ideas, de casi viajes y casi venidas. Él podía crear lo que quisiera porque él era casi todo. Era como el cielo, como las ganas, como los colores, como la identidad misma. Era el plagio de Dios, la agonía, la felicidad, las necesidades de ella.
Ella ya no dormía casi por verlo.

Olvidable

“Que si ese dios existe, encontrará una manera de demostrarnos que está ahí” y todo el pueblo se volteó para mirar al hombre de túnica blanca y barba larga sentado en la parte posterior del estadio. El hombre sonríe. La gente se emociona y comienza un baile mítico alrededor del fuego eterno que se consumía en el centro.
Todo el mundo esperaba que en un punto el cielo se abriera en dos y bajara el enviado para sacarlos de su miseria y entregarles la vida eterna, por eso bailaban: para que a la bajada, el dios los encontrara con una sonrisa en la cara y un alma joven animada por el alcohol y tonadas extrañas que alentaban movimientos exóticos. Las fiestas ya no eran algo nuevo, y de tanta juerga, los espíritus tampoco.
En las gradas, sentado, un hombre de pelo negro, de gabardina negra, sombrero negro, de ojos negros, de aura blanca y una mirada que provocaba no mirar miraba el cielo con expresión inteligente. Venía, pero no sabía de donde, tenía un destino incierto y un pasado oscuro. Tenía en su quimera un montón de aventuras contra esfinges y dragones, contra demonios y falsos dioses que le habían tratado de atravesarlo. Tenía un aire a aventura teñido en la piel y una sensación de invisibilidad golpeándole las pestañas. Entre la emoción y la fiesta, nadie lo miraba. Era él.
La noche era oscura, como siempre, en el pueblo que nadie recuerda. La luna brillaba poco, como siempre, en el cielo del pueblo que nadie recuerda. El viento era frío y rozaba la luna del cielo del pueblo que nadie recuerda. La gente era tonta, las vidas vacías, las ganas pocas, el tiempo muy breve y todo corría todo moría, todo vivía sin mayor sentido en el pueblo que nadie recuerda, basado en supersticiones y costumbres cuyos inicios y explicaciones estaban borrados de las memorias de las patéticas personas.
Él se levantó de las gradas como con ánimo para hacer algo diferente. Se sacó la gabardina negra. Se quitó el sombrero negro. Se pasó las manos por la cara y pensó que quizás ya era momento de hacerse notar. Tantos años viviendo en silencio, esperando, soñando, pensando, reflexionando y se empezó a dar cuenta de que hay momentos que nunca llegan si uno no los arma.
Caminó hacia el fuego. Sonrió. Sonrió como nunca había sonreído antes y los ojos negros se le tornaron blancos, la cara se le deformó y empezó a temblar y a gritar, justo al lado de la fogata. La gente seguía bailando desaforadamente. La gente gritaba también. La masa se movía en un vaivén absurdos al ritmo de tambores y sonidos abstractos que llenaban todo y a todos. De pronto, silencio. Él temblaba junto al fuego, su chaqueta y su sombrero quemándose lentamente, extinguiéndose en un humo grisáceo turbio y molesto que se elevaba y se escapaba con el viento al alcanzar una altura considerable.
El hombre de barba blanca se levantó de su silla en la parte posterior del Estadio, dio unos pasos hacia el frente, alzó sus manos hacia el cielo y exclamó “¡He aquí, hermanos míos, la señal divina que estábamos esperando!”.
La gente conmocionada empezó a correr por todas partes, tratando de agarrar todo lo que pudieran para su viaje a la tierra mágica donde el enviado habría de llevarlos.
Él temblaba en el centro, junto al fuego casi extinto, extinguiéndose él mismo en un montón de ideas que le venían a la cabeza mientras muchos pies se movían alrededor suyo. Él era por fin el centro de atención, feliz, emocionado, moría con los ojos blancos, un aura blanca, el torso desnudo, las nariz sangrando y una expresión de delirio única, propia de un valiente o de un aventurero, pero no de un dios.

“Que si ese dios existe, encontrará una manera de demostrarnos que está ahí” y todo el pueblo se volteó para mirar al hombre de túnica blanca y barba larga sentado en la parte posterior del estadio. El hombre sonríe. La gente se emociona y comienza un baile mítico alrededor del fuego eterno. El cielo se abre en dos y una luz maravillosa crece y nace y llama a todo aquel que desee a unirse al ejército de la vida eterna y la plenitud, pero nadie lo ve. Sólo un pobre tipo sentado en las graderías que cree que quizás es momento de hacerse notar.
En el pueblo que nadie recuerda, nadie recuerda lo que es Dios.

viernes, 17 de abril de 2009

Alas Rotas

Se murió porque a nadie le importaba su p*ta existencia, por consiguiente, estaba solo. Solo como el trigo medio muerto de la cosecha de la temporada pasada. Solo como la silla rota que se recostaba en la puerta podrida de la entrada por donde entró la última vez antes de no salir nunca más. Solo.
Se murió porque se había ido lo único que le importaba. Se murió porque las cosas son muy efímeras en la vida, porque lo que viene, también va, porque cuando se te acaban las ilusiones, no queda más que desvanecerse y fusionarse con la tierra.
Su cuerpo se descomponía en la mitad de la cocina con una vaso de jugo regado junto a su cabeza y una ausencia permantente colgando de su cabello. Los ojos en blanco miraban sus ideas borrándose y dirigiéndose todas a un solo lugar, tiñéndose de amarillo crepúsculo a medida que se dispersaban por el suelo para luego evaporarse.
Se murió porque estaba solo, porque ya no le importaba nada, porque cuando se levantó esa la mañana y miró por la ventana, no vio sino el vacío que había dejado su vaca, lo último que le quedaba, porque todo lo que viene, va... Se murió porque a naide le importaba un bledo su p*ta existencia!

Messié Chaos

Entonces, me levanto y te pregunto si te quieres quedar un rato porque a mí no me queda mucho tiempo; te tomo de las manos, te miro a los ojos y te ruego que no me seas indiferente. No ahora.
Afuera no llueve; sopla un viento frío, sí, pero ya no llueve. No brilla el sol, no, pero tampoco llora el cielo y hace eso un poco menos incómoda la situación en la que me encuentro de no saber qué pensar, de no saber qué sentir, de no entender tu actitud y tus señales que no son señales, pero yo quiero creer que sí. Hace un poco menos incómoda tu situación de tenerme en frente, esperando que digas algo que no vas a decir, que quieras algo que no quieres, que esperas algo que no deseas, que no mientas, que no seas tan tú, que dejes de ser tan extraño y te vuelvas un poco más de mí. Adentro tampoco llueve, es más como un lapsus extraño del que cuesta mucho salir, donde nos fusionamos con las paredes blancas no-blancas, brillantes por la luz, oscuras por el tiempo, ajenas por tu constante e inexplicable ausencia, dejando todo intacto, inmaculado, sin vida, sin luces ni colores fuertes que motiven y creen esa complicidad loca que sólo se crea con el tiempo y la pasión. Afuera ya no llueve.
Tú no sonríes, yo no sonrío. Un silencio turbulento reina, una incertidumbre molesta y un no sé qué en tus ojos que me miran desde lugares confusos que rondan mis ganas de escapar lejos de todas estas preguntas que nacen con cada roce que siento de tu respiración cerca mío y en cada latido de mi corazón que insinua querer detenerse. Tú no saltas. Yo me pregunto por qué no sales por la puerta ahora y me dejas tu nada y mi soledad o me dejas al menos las respuestas que estoy buscando cuando suelto tus manos que no son manos, sino hielo, que no es hielo sino tu esencia, que no es tu esencia sino vacío y no hay vacío que no sea vacío, por tanto se crea una lejanía compleja ente nuestros mundo que en algún punto tienen que colapsar.
Entonces, me doy vuelta y te repito con más ansias si te quieres quedar un rato porque a mí no me queda mucho tiempo, pero puedo ser tiempo por ti. Porque no entiendes que me encantas, que no molesta, que somos dos, que es rico el estar juntos.
Entonces, me doy vuelta para ver tu sombra saliendo por la puerta... porque afuera ya no llueve y adentro se acerca una tormenta.

domingo, 12 de abril de 2009

Breves 16 años...

Hoy me siento, de nuevo, con cara pensativa tratando de no escribir algo parecido a lo que escribí cuando cumplí 12, o 13, o 10 o esas edades locas en que las hormonas, de verdad, me llevaban a pensar que tenía algún tipo de don mágico para hilar las palabras y hacer que sonaran tan ilógicas que a alguien le hiciera un sentido y le llegaran un poquito más allá del lado cognitivo.. y se acordara alguna vez de mí... A los 15 me di cuenta que sí lo tenía y aún bajo el efecto de las hormonas pude dilucidar que sólo estaba bien escondido, pero estaba ahí.
Entonces, comienza, en realidad, el que el 11 de abril del '93, yo estaba comodamente acurrucada en el vientre de Patry, sin querer salir, con calor y con comida, sin saber que un doctor tenía claro que al día siguiente yo tenía que nacer por obligación porque ya llevaba nueve meses de lujos y nadie debe estar más de nueve meses siendo plenamente feliz ( ? ) Me sacaron a la fuerza. Costó, pero salí.
Como dijo mi abuela, que hace 16 años me tenían cargada y me miraban con cara de "ojalá, Dios mío, se le quiten esos dos 'turumbolos' que tiene en la cabeza" y me sobó tanto la cabeza que sí, al final los 'turumbolos' se me quitaron y las manchas de vino en las cejas y en el bigote se fueron. Hace 16 años mi mamá pensó, la primera vez que me vio, que mi boca medía la mitad de mi cara, estando bajo el efecto de una droga, después de la cesaria (espero) y luego me abrazó y me tuvo todo el tiempo posible acostada en la cama, durmiendo, para quejarse después de que soy una floja y una abusadora, que no me gusta arreglar, que no me gusta limpiar, que todo me da pereza. Salí, ¡hace 16 años!, para que mi papá fuera de las primeras personas en cargarme, convirtiéndose en el acto, un modelo a seguir para mí. Y me sacaron del hospital, en un pueblito bien pequeño llamado Corozal y recibí muchos regalos, muy variados que iban desde gallinas hasta ropa. Sí, dije gallinas. Y después me sacaron del pueblito a la ciudad y de la ciudad a la casa de mi abuela en Turbaco (un sitio muy alejado de Cartagena, allá en Colombia) donde pasé mis tempranos tres años, dulces tres años, con la figura más importante de mi infancia, Nancito, viendo Sailor Moon y Pokemon y El rey León y La Sirenita y cantando.. "Bajo el maar, Bajoo el maar" y todas esas películas que los niños ya no ven porque, aunque nos cueste enfrentarlo: Es otra generación. Ahora ven Bratz y ya no piden una Barbie Pajarito para Navidad, sino un Ipod y una Laptop (cosas que estaría bien bueno que me dieran hoy...). De Turbaco pasé a Cartagena, de Cartagena a Apartadó (donde con 6 años salía más que a los 15), y después de seis meses en Apartadó a Chile y en Chile empezó otra etapa de mí...
En el '99 con casi siete, y con la firme convicción de que iba a volver para estar con mi prima de neuvo, nos vinimos a Chile y me tocó aprender a hablar 'chilenismos' y pasé mis verguenzas con el pico y el banano (resulta que en Colombia 'pico' no significa 'organo reproductor masculino' ni 'la hora pico' es la hora de.. se entiende.. y el banano es una fruta, no una cosa que te pones en la cintura para llevar tu colación). Llega el 2000. No me morí. No nos morimos... entré a primero básico y pasé un año entero mejorando la letra, fui princesa del colegio y traté de imponer mi cultura de fiesta-fiesta en un sitio donde la gente es notablemente más calmada.. No funcionó. Ese año aprendí a andar en bicicleta y me regalaron a mi mejor amiga (muñeca parlante... no, no fue mi mejor amiga, pero gracias por pensarlo). El 2001 entro al Campvs College.. El 2002 salgo del Campvs College y sobre ese período de mi vida sólo vale destacar que conocí a Maca Nuñez, que ahora está conmigo de nuevo, que me regalaron a Chantal, que aprendí que amo escribir y que comencé a ver cosas (en una casa vieja... pero eso es otro de mis vicios) y aprendí mucho sobre nada en especial. El 2003 nos cambiamos al departamento y por cuestiones bien claras, entro al Casc, colegio que marca mi vida para siempre y me hace ser quien soy, entro también al Berlitz donde conocí a mi muy conocido amor de infancia, Joako, quién de manera tácita también inició mi amor por el msn. Conozco a mi Lole, persona que me ayuda y me apoya cuando se lo pido desde entonces, conozco a la Mariii !! y jugamos a la pelota ! y eramos todos unos machos feos. Llega a mi vida el AMOR de mi vida... mi Charlotte. Vale mencionar que era hiphopera ( ? ). El año siguiente me hago amiga de mi Cami Jerez!, mi incondicional. El 2005 me volví niña, no, no me cambié de sexo, pero sí empecé otra etapa de mi vida donde era importante BAÑARSE Y ASEARSE! como fue la etapa anterior. Pensaba en que a los 14, siendo ya grande, iba a ser una chica top, rodeada de hombres y todo lo que no era en ese punto. Sin comentarios. Entré a Scout y desarrollé mi moral... para eso sirve scout. El 2007 entra al Casc una personita mega importante para mí, Mani!, que me ha enseñado desde entonces que no vale la pena ser infeliz. Ese año nos graduamos de octavo y me gané un premio de fotografía en el Juventud Providencia. Conocí también a Max, persona de scout, que resulta ser otro elemento-pilar en mi vida, porque aunque mi relación con él resultara ser más enfermiza y molesta para la mayoría, me ayudó mucho a conocer a los hombres, que para mí eran tabú, y a crecer como persona y a quererme un poco más. También dejé de usar la ropa de mi papá y terminé mi transformación de "cosaamorfasuciayfea" a mujer..cita. Fue el año de las locuras y me pinté le pelo de blanco en las puntas... luego de café... luego me lo corté... y fui a mi graduación con el pelo corto.. y con max... Caos total. Aprendí a no hacer planes, porque a los 14 no era nada de lo que quería ser cuando tenía 11... sino más.
El 2008 entré al Penta en el Verano. Se cierra la básica, comienza la media y comienza mi amor por la filosofía en un curso con el profesor Álvaro Ferrer. Reafirmado en este punto ya que amo, amo, amo escribir, empecé a pensar qué quería ser cuando grande... no, todavía no sé. Me cambié de casa, dejamos el departamento, me desmotivé en varios aspectos y este año fue especialmente malo, pero no importa, se puede omitir. Fueron mis superduperquinces. Se acabó el año... 2009: Entro al Kent, cerrando completamente un capítulo de mi vida, dejando cosas atrás, personas, historias, colegio... Llevándome a la pregunta de que si alguna vez uno deja las cosas atrás o sólo les echa tierrita encima como hace Tábata con sus cosas en su caja de arena. Por ahora de este año poco sé.. Se espera un año mejor que el anterior y ya se verán los protagonistas en el escrito de 17. Mientras tanto me siento, de nuevo, con cara pensativa tratando de no escribir algo parecido a lo que escribí cuando cumplí 12, o 13, o 10 o esas edades locas en que las hormonas, de verdad, me llevaban a pensar que tenía algún tipo de don mágico para hilar las palabras y hacer que sonaran tan ilógicas que a alguien le hiciera un sentido y le llegaran un poquito más allá del lado cognitivo.. y se acordara alguna vez de mí... A los 15 me di cuenta que sí lo tenía y aún bajo el efecto de las hormonas pude dilucidar que sólo estaba bien escondido, pero estaba ahí.
Tal vez sí es un poco parecido.. tal vez, Adry no cambia nunca o es verdad que la vida es un ciclo y estoy (cito a Manuel) un año más cerca de mi muerte. No me importa, realmente.. si hace 16 años estaba pensando en nacer. La idea es hoy nacer de nuevo...

Gracias por 16 años maravillosos y ojalá sean dosmilquinientosnoventaynueve más.

lunes, 30 de marzo de 2009

Muy Estimado Señor Noche VI

Mi Muy Estimado Señor Noche está buscando un nuevo cambio para hacer en su vida porque ya se quitó la barba, se lavó la cara, se trató de levantar, trató de compartir su amor, trató de irse lejos, trató de cambiar el mundo y trató de ser otra persona, pero nada le funciona. Es que nada funciona como debería últimamente. Así que El Muy Estimado Señor Noche, cansado también de morir, decide ser un asesino.
Aparece entonces, en su callejón, con cara de incertidumbre, sentado frente a su pared que ya no parece pared sino una acumulación exagerada de moho y bichos de diferentes tamaños, colores que son, por cierto, todos muy desagradables. Aparece el basurero, también, a su lado, lleno de papeles y él se pone la mano en el bolsillo para confirmar que siguen ahí, las pocas migas de sus recuerdo
Como una ocasión excepcional, no trata de cambiar su imagen y deja colgando la barba, el cabello sucio, la cara plomiza. Se deja ahí puestos la mirada vacía, la nariz aguileña de forma poco común, la boca delgada y las orejas desproporcionalmente grandes, disimuladas a su vez por las greñas que le cubren los costados de la cara, hasta un poco antes de donde comienza el fin de los ojos. Como una ocasión excepcional también se deja colgando su vacío emocional, sus ganas insaciables de que su existencia sea reconocida por otra persona, no importa la edad, no importa el color, no importa el idioma, son sus ganas insaciables de ser amado, esperado, deseado, pensado en algún momento del día y que, por ser una ocasión de esas que no se dan muy a menudo, no va a tratar de satisfacer. Y se queda sentado ahí, con el alma bien puesta en algún sitio poco conocido que no interesa en este momento. Sin ganas de ser nada, más que nada en una fusión constante de átomos que hace más sentido que el sentido de esta frase.
Y cuenta en su cabeza todas las cosas que no tiene ganas de hacer, todas las cosas que sabe no va a hacer nunca... Cuenta en su cabeza los cuatroscientos ciencuenta y cuatro motivos que tiene para estar mal y doscientos veintidos para no estar y los ciento quince para estar donde está, cómo está, por qué está ahí. Cuenta como si contar tuviera alguna gracia mayor que pasar el tiempo o alejar la cabeza de ideas que podrían acortar la existencia a un nivel ínfimo.
Nimiedades.. más nimiedades y Mi Muy Estimado Señor Noche se pierde en la desmotivación de no querer ser nadie para nadie ni para nada. Se borra en la agonía de la soledad y la incertidumbre. Se ahoga en una pregunta capsiosa... porque decidió no morir el día de hoy, no, El Muy Estimado Señor Noche no quiso morir el día de hoy se convirtió en un asesino... de su propia escencia.
Sexta Muerte de Mi Muy Estimado Señor Noche.

viernes, 27 de marzo de 2009

Motivos y qué.

Por todas las veces que has podido mirarme a la cara y decirme que me quieres, no aplazar esto, no apagar el fuego que teníamos, las miradas, las sonrisas, las conversaciones espontáneas... porque me molesta mucho que nunca tomes la iniciativa en tu vida.
Por todas las veces que he querido darte un beso y tú te has alejado, porque no me tomas la mano cuando estamos juntos, porque, al parecer, te da verguenza estar conmigo, porque tengo la molesta sensación de que hay alguien más en tu cabeza...
Por todos los te quiero que no me has devuelto, por el gracias por ser mi amiga, por preguntarme si te quiero o no, cuando sabes que la respuesta siempre va a ser sí, por no invitarme a salir, por no comprarme el collar que quería y no acordarte de mi cumpleaños, por no ser el príncipe azul que yo quería que fueras...
Porque tengo muchísimas razones y excusas para darte, porque yo siempre sé inventar una más pesada que la anterior, porque me gusta mucho inventar, porque es la única manera que tengo para sacarte de mí y también por no querer salir de mí cuando quiero que te quedes en un rincón desolado de la memoria de alguien a quien no le moleste que no lo quieran como está queriendo o alguien más fácil de querer que yo, que tengo días buenos, días malos y días donde te vuelves mi única razón... No sé.
Por todas las cartas que he tenido que escribir, que tú sabes que son para ti, porque eres un estúpido, ególatra, mentiroso, molestoso y tienes un ojos muy bonitos y una boca que me encanta, porque no te ríes de mis chistes, porque pretendes ser algo que no eres, porque a veces no me respondes y tengo que presionarte para que sigas la conversación, porque sólo sabes hablar de algunas cosas, porque tienes mucho mundo para algunas y muy poco para otras, porque a veces siento que no sé quién eres en realidad...
Porque me encantas y no me tienes que encantar, porque te quiero tanto que soy capaz de omitir todas esas cosas y pegar un salto por la ventana para verte cruzando el cielo a las 6 de la tarde. Por todas esas cosas que te hacen ser quién eres... por lo que tengo que aguantarte... Por mí...

martes, 17 de marzo de 2009

WonderLand

Y por otro lado, sólo quería explicarte que lo siento mucho. Aunque me moleste considerablemente el hecho de sentirte tan lejos y que tu frágil imagen se me caiga y se me parta en doce mil pedazos molestos y cortantes, tu rostro.
He notado últimamente que uso mucho la metáfora de caer.. quizás porque siento que pierdo el control sobre las cosas que me haces sentir o las puntadas de hielo en el estómago cada vez que me abrazas y que se hacen más frías con cada segundo que siento tu cuerpo cerca del mío. Eso debería significar algo, aparte de un "Te quiero" prematuro y mal formado, un poco anticipado por la sensación de querer tenerte cerca todo el tiempo posible y no poder dejarte ir.
El punto es que quería agradecerte el entrar en mi vida y decir doscientas veces Gracias por existir para mí, que en un idioma confuso, significa te amo, pero tú ya lo sabes ¿verdad? porque sabes todo con mirarme a los ojos; lo que creo, lo que no... probablemente ya sabes que te quiero y por eso te quedas cerca, para ser querido sin que nada más importe, para ser amado como sólo se ama a las cosas únicas y valiosas que no se deben perder en el tiempo, para burlarte un poco de mis emociones e irte luego con tu boca perfecta y los ojos pícaros... para molestarme simplemente.
Siempre me alejo de las ideas... y debe ser molesto, tal vez, para ti, que te eche todo en cara, pero es sólo mi manera de demostrar que me importa. Por eso sobreexagero, porque también me sobre importas y me sobre interesas y me sobregustaría tener otra manera de mostrarlo, pero no la tengo sino recordar cada palabra que sale de tu boca. No tengo más, sino lo que soy. Además siempre digo lo que pienso... es como una conexión sin semáforos entre mi boca y mi cabeza. Por eso te quería decir todo esto... y por otro lado, sólo quería explicarte que lo siento mucho si de cuando en cuando no dejo de hablar y no oigo y molesto y no estoy y me voy y te pido que te abras más, que me cuentes más sobre ti y te digo cosas que no debería decirte o que no quieres escuchar.. pero es la única manera que tengo de decir que te quiero.

domingo, 15 de marzo de 2009

Notas

Para fines prácticos prefiero dejar nuestra conversación hasta aquí e irme y buscar algún tipo de excusa tonta para empezar a hacer algo productivo con mi vida. Y tú te vas a ir y me vas a olvidar en poco tiempo, como olvidas casi todo lo que te digo, y yo me voy a ir y voy a pasar la mitad de mi vida pensando "Qué hubiera pasado si.."
Si te hubiera abrazado, si te hubiera hablado, si te hubiera dicho que sí, sí, sí, cuando me preguntaste si te quería y no sólo te hubiera dicho que te amo más que a nada, Si te hubiera cantado la canción que te gusta, si te hubiera jurado que no, no hay nada más que tú el 90% del tiempo en mi mente, si hubieras podido ver que yo no soy como todas y todas no son como yo, que por mucho que me odies, en el fondo, me amas también, Si, en un arranque de locura mágico de esos que nunca te dieron, porque tú, sí tú, eres demasiado conciente y tú, sí, tú, te creíste más un cuento de fantasmas que mis lágrimas gastando la tela de tu camisa.
Tú vas a crear una nueva vida, después, mientras yo invierto mi tiempo en reflexiones sin mucho sentido, probablemente sin otra mujer porque no creo que aceptes a nadie ni nadie te entienda tanto como yo. Vas a crecer por dentro, a envejecer por fuera y tu corazón se va convertir en un puntito negro junto a las rosas de mi tumba, cuando hayas notado que me he ido y que, en realidad, estás solo.
Yo no voy a seguir adelante con nada y fingiré que lo hago, pero no es así. Por eso, para no desperdiciar más tiempo, más palabras, más comentarios, más basura verbal, es decir, para fines prácticos, prefiero dejar nuestra conversación hasta aquí e irme y buscar algún tipo de excusa tonta para empezar a hacer algo productivo con mi vida, algo que no te involucre, que no me involucre, que no involucre reflexionar y dar vueltas a todas estas ideas que me vienen acosando. Algo que no sea necesariamente productivo, sino que me saque del hoyo en el que me has metido. Algo que no sea nosotros, aunque en mi vida todo es nosotros.
Y tú te vas a ir y me vas a olvidar en poco tiempo, como olvidas casi todo lo que te digo. Y con el paso de los años entenderás lo que dejaste atrás e irás a reclamarme a mi tumba el que debilidad sea mi nombre, el no hacerte despertar antés, el que tenga tan poco sentido y sea tan mío lo que te digo, el que te haya convertido en un estúpido puntito negro junto a las rosas de mi tumba.

Ofelia/Hamlet- Shakespeare.

viernes, 13 de marzo de 2009

Tu ne parles pas

Ahora veo..
Treinta y seis luces en el techo, ocho clavos en la pared, cuatro puertas; dos adelante y dos atrás. Por adelante, no puedo salir. No es que busque la manera de escapar. Sólo es una idea loca. Una alfombra gastada. Cuarenta y tres personas en la sala; uno se ha ido, seis son rubios.
Hay seis parlantes y por ninguno sale tu voz, doce tablas en frente, forrando la muralla. Muchas sillas vacías. Un hombre hablando, pero no a mí. Un ventilador apagado en la parte opuesta de la sala, no vuela mis pensamientos. Insisto, no es que me quiera ir. Un proyector, una pizarra, dos estúpidos, como yo, parados, mirando, omitiendo. Déjame sonreír aunque no entienda qué estás diciendo. Una mesa, dos sillas, muchas mentes, muchas palabras, pocas ideas. Un moderador de temperatura, cuatro interruptores, ocho lugares por donde podría llegar aire frío, seis por donde podría salir el aire caliente. No quiero hablar. Un olor que no es el tuyo, un lápiz que no es el mío, una papel que no me gusta, pero que me recuerda a aquél.
El hombre sigue hablando, yo no soy yo, basura colectiva, estupidez existencial, no te veo, no te toco, no te siento ,te omito, soy estúpida también. Treinta y seis focos en el techo, ocho clavos en la pared de madera, doce tablas, cuarenta personas; seis rubios, tres se han ido. Muchas palabras, pocas ideas. No quiero hablar... tú tampoco. Por eso callo.
Ahora veo... silencio.

martes, 10 de marzo de 2009

L(mentaL)

Elemental me debe una sonrisa y una conversación larga de esas con mucho sentido que sé que si nos proponemos podríamos tener. Puede tener por seguro que un día de estos, cuando me quite la vergüenza y el miedo al ridículo público, se la voy a cobrar.
Elemental tiene algo muy distinto, muy diferente, muy peculiar. Elemental no camina, sino que se desliza entre las personas y parece un fantasma que viene y desaparece, que a veces es y que a veces busco donde no está. Él no respira, sino que llena el aire con su esencia y con sus ganas de estar vivo y sus conocimientos y todas las cosas nuevas que se pueden sacar de él y su mirada. Él no se ríe; él alegra la existencia de los árboles, las piedras, las pisadas, los caminos que podría recorrer con Elemental, si me diera la oportunidad.
L se levanta en la mañana con la misma cara con la que duerme en la noche y mientras transcurre el día sigue con la misma expresión pasiva ante la vida que la da un aire de letargo eterno, de paz, de silencios oscuros que nadie conoce, que implica tanto la plenitud que me entrega cuando estoy cerca de él. L es un lugar cómodo para quedarse cuando todas las demás cosas fallan y sólo se necesita escuchar nada obtusa e inerte.
Y yo lo veo borrarse a lo lejos, como una silueta anhelante, como mi vida escurriéndose por mis brazos, mi torso, hasta regarse junto a mis pies, como la necesidad de hablarle y decirle que necesito verlo durante todo el tiempo que me queda para no desfallecer entre sueños e ilusiones que se amontonan al rededor de él, sobre su cabeza, a la misma distancia de sus ojos, como un carnaval de otoños y estrellas condensados en frío resbalando por su nariz. Yo lo veo como la criatura eterna que me enseñaron a buscar, como un fin, como mi propia manera de despedirme de mí misma, quizás, en un tiempo
En un tiempo, quizás, cuando ambos seamos viejos y sabios y podamos ver cuán destinadas estaban nuestras vidas y nos arrepintamos, tal vez, por no hablarnos y decirnos que esperáramos un tiempo, que no había necesidad de apurar, de perder, de ganar, de fingir, de no sé qué sea lo que estamos trayendo entre manos. Por ahora, Elemental me debe una sonrisa y una conversación larga de esas con mucho sentido que sé que si nos proponemos podríamos tener. Puede tener por seguro que un día de estos, cuando me quite la vergüenza y el miedo al ridículo público, se la voy a cobrar.
En un sentido simple y muy propio él es elemental.

lunes, 9 de marzo de 2009

On finnit

Para empezar a escribir frases simples con significados complejos y muchas otras cosas que iré creando cuando empiece a caminar y a volar y a transitar los senderos que nunca he transitado porque mi ruta iba por ahí...
Para empezar a transformar, de nuevo, recuerdos en poemas y tu nombre como tantos otros en silencios obscuros y privados que no me gusta compartir y reír y soñar y decir con toda certeza que estoy loca y que no me molesta estarlo, que es el primer día de tantos otros, que es la cosa más maravillosa y divertida que he hecho jamás... La cosa más loca, más atrevida, más ajena a mi realidad, más tuya, quizás.
Para empezar a ser yo como era yo antes y no esta persona obtusa y diferente en la que he convertido lentamente mi imagen gracias a un millón de cosas que no sé qué son en realidad y a veces, cuando pienso un poco, no me interesa descrifrar.
Para dejar de escribir cartas de reproche en una segunda persona desigual que no tiene derecho a defenderse o que no le interesa defenderse, porque yo no soy la damisela en peligro. Nunca lo fui.
Para no tener más por qué que darte, más explicaciones y no tener que pedirle más excusas a nadie.
Para no mendigar cariño, no rogar atención, no esperar que recuerden mi nombre, no necesitar que recuerdes fechas especiales que no sabes recordar porque no está en ti ser así.
Para no esperarte tanto tiempo.
Para empezar de nuevo a confiar en mí, como confiaba antes y así tener más fe (quizás) en los demás y en las cosas que me rodean.
Para perderle el miedo a las alturas.
Para que tú también confíes en mí y me dejes entrar en tu mundo ajeno, eterno, inmaculado, profundo, complicado y confuso. Que me hagas parte, que me necesites, que me quieras y en el mejor de los casos, que me extrañes.
Para poder gritar más fuerte que te quiero, que te quiero, que te quiero, que te quiero, que me quiero, que los quiero a todos.
Para que aparezca todo en el momento preciso y dejar de darle un toque romántico a todas las cosas que escribo y pienso y que se les borre un poquito la escencia a ti. Me encanta la escencia a ti.
Para terminar de escribir frases simples con significados complejos, ser más directa, más concisa.
Para no darme tantas vueltas antes de soltar un montón de palabras sin sentido...
Para resaltar todas esas cosas que me gustan de ti en mí.
Para no tener que estar diciendo cosas autoevidentes.
Para escribir frases simples con significados complejos...

domingo, 8 de marzo de 2009

Muy Estimado Señor Noche V

Y, okei, el Muy Estimado Señor Noche se dio cuenta de que no era suficiente quedarse esperando para conseguir la vida que siempre quiso. La barba no viene sola con los años. Entonces, se paró.
Recientemente se ha dado cuenta, no es que quiera, sólo sucede, de que ha pasado un tercio de su vida sentado, el otro durmiendo y el otro soñando, pero nunca verdaderemente en pie, avanzando hacia un "adelante" no muy cercano, pero quizás posible y un poquito loco, que debería tener como meta desde el momento en que nació.
El Muy Estimado Señor Noche no tiene padres. Es una de esas cosas que sólo están por ser, ahí, por la calle, golpeando puertas, desgastando el cemento con unos zapatos feos rotos en las puntas, ensuciando paredes con guantes sin dedos, molestando a las personas que quieren comer tranquilas sin que nadie los observe como queriendo quitarles una miguita de la boca. Tiene un hermano, que a veces va, a veces vuelve, que a veces está y otras molesta su ausencia. Tiene un hermano que no sabe por qué es su hermano, pero que es la única constante en su vida.
Entonces, se levantó aquel día de revelaciones con la firme convicción de ir hacia adelante, hacia allá donde no hay problemas, ni hambre, ni cosas feas, ni noches de frío, ni miseria. Allá donde la gente vive feliz y parece que todo saliera bien, allá donde todo es una película sin contenido en la que, si no mueren todos, todos tienen lo que querían. Por algún motivo al Muy Estimado Señor Noche le gustaba el cine. Tampoco había visto mucho cine en su vida. Tampoco es que tener muchos años, signifiquen haber vivido mucho. Tampoco es que necesitara ver muchas películas para saber que le gustaba verlas. Tampoco es que necesitara explicar todo lo que piensa. La cosa es que le gustaba el cine y le gustaban las películas baratas. Quizás porque lo hacían sentirse una persona diferente y superior, alguien que no era él mismo que vive sólo un cortometraje donde los dramas pasan en secuencia y terminan por agobiar al personaje principal que nace y muere entre un montón de papeles, que resultan ser el intento mismo del guión. Le gustaban las peliculas light de niñas rubias que bailan y cantan y saltan y consiguen todo lo que se proponen, algo ilógico y alejado de la realidad. Y se paró, entonces, después de reflexionar sobre cómo ganarle a la más bonita de toda la historia para triunfar, saltar, cantar, gritar y reír, reír como nunca había reido y tener todo lo que anhelaba y no sonar ilógico al final, o sonar ilógico si qué importaba sonar ilógico con tal de ser feliz.
Okei, el Muy Estimado Señor Noche estaba cansado de estar esperando toda la vida a que llegara una luz a rescatarlo o que sonara la campana del recreo para salir corriendo al patio y encontrar que el tiempo se ha detenido y que nunca moriría, aunque se encontrase ahora en el ocaso de su vida, preguntándose si alguna vez hubo amanecer. Y usando luz como argumento para su próxima creación, él pensaba en que llegara la sabiduría, la madurez, el carisma, la fe, el amor, los recuerdos bonitos y todas las cosas que se perdió, porque, al final de un camino lleno de encrucijadas, se dio cuenta de que no era suficiente quedarse esperando para conseguir los sueños que siempre quiso realizar, de que ha pasado un tercio de su vida sentado, el otro durmiendo y el otro soñando, pero nunca verdaderemente en pie, avanzando hacia un "adelante" no muy cómodo, pero sí necesario para ser pleno y estar bien... Entonces, se paró, con la convicción de que ahora sí que sí.
El Muy Estimado Ser Noche está en pie con la firme convicción de seguir adelante y dejar su ocaso atrás. El Muy Estimado Señor Noche da un paso adelante y se siente realizado. Da otro y el júbilo lo llena, lo satisface, lo moldea por dentro como un ser nuevo, lleno de espacio para llenar con cosas nuevas y cuando cree que el tercero será aún mejor que el anterior, cae El Muy Estimado Señor Noche, cae en un abismo de incertidumbre y desesperación que le quitan nuevamente las ganas de avanzar y de reír y de soñar. Entonces, se duerme de nuevo en el silencio profundo de un quizás, de donde no sale porque moverse siempre cuesta más que pensar en alguna vez. Se seca las lágrimas, cierra los ojos, se siente medio satisfecho, medio vacío también, pero le parece suficiente, se abraza él solo para sentir menos frío y menos hambre. Se gira para mirar la pared mohosa de su callejón.
Quinta Muerte de mi Muy Estimado Señor Noche.

jueves, 5 de marzo de 2009

Primero

Entonces, él le sonrió como si con una sonrisa fuese a cambiar su mundo, su vida, su forma de verlo. No dijo "lo siento", no dijo "te extrañé", ni siquiera pensó en las mil maneras que tenía para hacerla reír, quizás porque no sabía que cuando ella ríe, perdona y olvida.
Ella estaba perdida, estaba ausente. No era ella misma ultimamente.
El cuarto estaba oscuro, aunque había luz entrando y saliendo y chocando contra las paredes, contra sus caras, contra sus pensamientos. El cuarto estaba oscuro. Oscuro como los ojos de ella, como su alma, como su mente, como los ojos de él mirándola fijamente tratando de apartar la ira que no se iría por más que le sonriera con esos labios que habían besado su boca tantas veces.
Era demasiado amor, demasiados errores, demasiado tiempo desperdiciado, demasiadas palabras que nadie entendió y ella no era ella mismo ultimamente, estaba ausente, estaba perdida y extrañando a quien amó, a quien le mintió, a quien no dejaría de sonreírle, incluso cuando la veía marchar con reproches y confundida. Primer error.

viernes, 27 de febrero de 2009

El Teatro de la Luz

A nadie le importa, ni siquiera un poco. Ni siquiera cuando se piensa que las cosas podrían cambiar de una posible y extraña manera como parte una fantasía cósmica, a nadie le importa lo que se diga porque vivimos en una secuencia de eventos constantes y desafortunados que se unen mediante palabras oscuras y que sólo te llevan a patéticos, por no decir tristes, y muy molestos lugares comunes.
Ella baila adentro, mientras afuera se escucha una tonada de acordeón mezclada con la lluvia que resbala lentamente por las moléculas de aire y polvo esparcidas como por coincidencia en diferentes lugares de la avenida. Además, aunque apenas son las ocho, las luces se han condensado y parece que todas titilan al son, partiendo por los faroles mal posicionados a lo largo de la calle, seguido por los pocos autos que pasan y terminando por las ventanas abiertas de los departamentos, creándose una película mágica para las pocas personas que siguen en pie, mientras el cielo se cae en ruinas. Resulta que después de 2000 años de lluvia, esta termina por convertirse en un evento cotidiano y ya no en una maravilla digna de admirar, digna de soñar o de esperar. La cotidiano se vuelve, luego, tedioso y molesto. Por eso se crearon los paraguas.
Él espera afuera sentado en la escalera de la puerta. Una escalera pequeña de pocos escalones, de esas que no se ven mucho en una ciudad perdida y olvidada de un país subdesarrollado, de un sistema solar de segunda categoría, en una galaxia de segunda mano y un universo tan necio que no le interesa lo que él esté pensando, porque esas escalerillas se reservan para aquellos cuyos sueños, cualquiera sean, pueden ser realizados y cuyos romances terminan siempre en un beso y un rencuentro veinte años después, cuando ambos son viejos y sabios, lo suficiente para darse cuenta de que no cometieron un error. Aunque en realidad, lo único que viene con los años son arrugas, recuerdos y la sensación insoportable de que quizás pudiste hacerlo mejor, opacada por el vano consuelo de que los errores también son para bien. El punto es que a él no le molesta esperar, aun mojado, cansado y tanteando una posible respuesta incómoda entre las manos.
Lo primero que se ve cuando se entra por la puerta principal es el escenario, el techo tiene grabadas letras doradas en un fondo negro, palabras sin mayor relevancia para nadie aparte de quien las escribió, una alfombra roja, las paredes laterales son negras completamente y tanto las puertas de la entrada principal, como la pared que la rodea, están cubiertas por espejos. Ella se mueve de derecha a izquierda y mira su reflejo como queriendo omitir sus propios pensamientos porque no sabe qué mas hacer. La música se acelera y sus piernas se aceleran también. Sus brazos, sus ojos, su torso, todo guiado por una melodía que no hace sino llevarla a lugares donde podría ir algún día, si quisiera o si se atreviera a tomar cartas en el asunto. Las luces, el momento, las personas mirándola, pensando que ella sabe lo que hace, todo para conducirla a un transe que finaliza cuando los aplausos la sobrecogen y el mundo pareciera chocar místicamente contra una sonrisa gigante que termina por explotarlo. Luego, muchas voces que chocan contra todo y se reflejan en los espejos y suben al escenario y bajan por las cortinas, que se escurren por la alfombra y se esconden bajos los asientos, dispersándose lentamente para dejar un largo y constante silencio.
Él está, ahora, parado junto a la escalera, dejando que la lluvia lo moje para que cuando ella lo vea piense que es esa película eterna y precisa que siempre soñó. La gente abre sus paraguas y camina sonriendo, otros suben a sus autos corriendo. En general, todos sonríen. Ella sale al final, baja las escaleras, abre el paraguas y pisa los charcos que se forman en el último peldaño. Se ven, se miran, se observan, no se reconocen ya y no porque hayan cambiado sus caras, sus manos, sus brazos, sino algo más, incompresiblemente abstracto y oculto.
Y ella sonríe. Sonríe porque le encantan las escenas bajo la lluvia y se piensa en una obra magnífica, de esas que ha actuado alguna vez. Y él sonríe porque ella sonríe. Entonces, la lluvia es un efecto especial y el viento frío es un efecto especial y el hecho de que estén en otoño y les guste el concepto o que se estuvieron pensando largo tiempo, sin saberlo, son acompañantes e incluso pareciera que la tonada en acordeón sonara de nuevo para que bailaran un rato en medio de la calle, como dos locos, como si importara en exceso, como si se quisieran o fueran una de esas personas cuyo sueños se realizan cuando sus romances terminan en un beso o algo así. Pero suena un claxon, después, se rompe el encanto, no fueron más que segundos, de cualquie forma y ella se va, sonriendo aún... Él la mira irse.
El cielo en ruinas se deja caer a pedazos. Un hombre de chaqueta y sin paragua lo siente golpearle los hombros y consumirlo lentamente, mientras su propia vida se resbala entre las moléculas de aire. Una mujer camina rápido hacia un auto, donde la espera un tipo con una rosa, mientras su mente se quema en recuerdos.
El cielo en ruinas se deja caer a pedazos, pero a nadie le importa. Ni siquiera cuando él piensa que las cosas podrían cambiar como parte una fantasía cósmica, a nadie le importa lo que diga porque vivimos en una secuencia de eventos constantes y desafortunados que se unen mediante palabras oscuras, actos cortos, escenas tardías y que sólo llevan a patéticos lugares comunes o a ser pobres actores de una obra finita en otro teatro de luz.

En realidad, el bueno siempre se queda solo al final.

domingo, 22 de febrero de 2009

Muy Estimado Señor Noche IV

El muy Estimado Señor Noche tiene un afán loco por aparentar algo que no es. Sí, y lo admite y lo dice a viva voz porque no le interesa en realidad aparentar para los demás. Se está convenciendo, desde hace ya su buen tiempo, o intentando de convencer, que es eterno. Por tanto se levanta en la mañana y se mira al espejo con cara de " Hoy no es un buen día para morir " y se cepilla un poco la barba. A veces se le forman nudos y tiene que cortársela, pero no es el punto. Luego, guarda el espejo en el bolsillo izquierdo de la chaqueta y se va a caminar.
El Muy Estimado Señor Noche suele tener crisis de personalidad, pero desde que tiene ese complejo de ser eterno, pareciera ser una persona normal, sin serlo. Es experto en mentir, engañar, aparentar, crear y estafar, aunque en realidad a nadie le importa en lo absoluto lo que es de verdad porque con tantas corazas puestas sólo ha logrado alejar a los que más lo querían. Sí, en algún momento de la historia alguien lo quiso. No está muy seguro de en qué historia fue, pero sí de que pasó.
Y ultimamente ya no desea ni autos, ni vidas que no son suyas ni personas que nunca logrará tener. Ya no desea nada porque intenta tenerlo todo. De todos modos, después de caminar un buen rato, como hace todas las mañanas, se sienta frente al mar a mirar el horizonte. Sucede que en la ciudad que nadie conoce en el lugar de donde viene el Muy Estimado Señor Noche, la ciudad donde vive, queda frente al mar. En picada frente al mar. Como una montaña grande y empinada que vino a sentarse junto a otras montañas, quizás tan grandes como ella, y que en medio se formó una cuenca. En realidad, no es el mar, pero a él no le importa. Agua al fin y al cabo. Mucha, mucha agua. Y se sienta no porque su complejo lo haya llevado a los límites de su cordura, sino porque no tiene nada más que hacer y tiene, básicamente, todo el tiempo del mundo para hacer lo que sea que hagan las personas eternas.
El muy Estimado Señor Noche tiene un afán loco por aparentar algo que no es. Sí, y lo admite y lo dice a viva voz porque no le interesa en realidad aparentar para los demás. Se está autoconvenciendo de que es eterno. Por tanto se levanta en la mañana y se mira al espejo con cara de " Hoy no es un buen día para morir ", aunque en verdad no lo crea, aunque esté completamente conciente de que para ser eterno hay que estar fuera del tiempo, pero él no está fuera sino que simplemente no tiene. Está cansado, está solo y sin motivos para no morir. Guarda el espejo en el bolsillo derecho, sale a caminar hasta perderse en lo único verdaderamente infinito que posee: Su mente.
Cuarta Muerte de mi Muy Estimado Señor Noche.

sábado, 21 de febrero de 2009

El resto es Silencio


Dando por asumido que por dentro todos somos la misma basura retorcida e inerte que sólo busca el bien propio y la felicidad plena y completa, ya sea dentro de uno o en los demás, la única respuesta posible es que al final todos nos vamos al mismo sitio: A la nada, flotante, constante, estúpida e inútil. Si es así, está bien que te hayas marchado de mí, antes de lo que yo hubiera deseado y está bien que hayas jugado y roto todos lo trozos que pudiste a un punto que hasta a mí se me han hecho irreconocibles en medio del polvo, que presumo, son los restos de nuestras almas un tanto vacías desde antes, al tocarse por un momento.
No me consideres, entonces, insensible, si dando por sentado que el sentido propio de la vida es sólo una oscuridad absoluta de la que no poseo ni el más mínimo conocimiento y siendo exageradamente posible que a lo largo de mi vida tampoco lo llegue a poseer, es apenas lógico que yo haya reaccionado así, que te haya hablado así, que haya actuado así, que sea como soy y que me haya dejado guiar ciegamente por tus impulsos animales o demoniacos, un poco tontos, un poco infantiles, un poco tú, pero qué importa si son un poco tú porque antes que todo a mí me gustaba jugar contigo también hasta que el juego se comenzó a poner turbio y yo empecé a perder. "Supervivencia del más fuerte" . Voy a bailar ahí un poco con las palabras y las presunciones, diciendo desde un comienzo que tú eres mas fuerte que yo y yo siempre he sido la damisela herida que pide tu cuidado, porque sí fui yo la que se comió el cuento y fui yo la que se enredó en tu maraña de mentiras y de sonrisas y de promesas y de te quieros que aún me cuesta mucho recordar sin sentir algo extraño en mi estómago, en mi columna, en las manos, en los ojos, en la boca y en el espacio vacío que dejo tu falso abrazo al cerrarme al puerta definitivamente de tu tediosa alma. Tampoco me digas tonta, no te justifiques bajo insultos baratos, que al final soy yo la que se muere, soy yo la que se tira, soy yo la que pierde por ti. Todo parece ser por ti. Y quizás lo es, un poco, todo por ti, pero eso no te da el derecho de menospreciarme, dando por asumido que por dentro todos somos la misma basura retorcida e inerte que sólo busca el bien propio y la felicidad plena y que al final todos nos vamos al mismo sitio: A la nada, flotante, constante e inútil. Es decir, ya ves, por mucho que no me quieras y que no quieras ser como yo, al momento de dar cuentas, si yo muero por ti, tú también eres suicida y también te quedas solo.

No me ames ahora.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Monólogo Emocional

En realidad, tenía todo un discurso preparado que explicaba paso a paso lo que hicimos cuando nos vimos y detalladamente contaba lo que sentí al mirarte fijo y lo que me transmitiste al hablar. Las sensaciones, los pensamientos, las palabras que dijimos y las que no, las que tenía pensadas desde hace semanas, pero que no tuve el valor de decirte, los temas tratados, las expresiones, lo que comimos, lo que no, lo que debimos haber tomado, el lugar a donde fuimos y a dónde queremos ir en un futuro, cuando aún seamos esto mágico y extraño.
Tenía toda una lista inmesa de cosas que quería que todos supieran porque cuando se es feliz, se debe compartir con todo el mundo para que todos se mueran de la envidia de que yo te tengo y tú me tienes y somos los dos seres más plenos del universo cuando estamos juntos y creamos una armonía maravillosa que dejaría a la paz en palotes y a las religiones espectantes por saber si lo que sucede cuando me tocas se llama en verdad Dios. Dios porque es algo maravilloso y excelso, sobrehumano, sobreperfecto, fuera del tiempo y el espacio, incomparable, incontenible, indiscutiblemente bello. O al menos así me haces sentir.
Guardaba, de todas formas, un montón de ilusiones para la próxima vez que nos viéramos y que pensaba incluir en el discurso de todas maneras, con los futuros encuentros, los países que visitaríamos juntos, los idiomas que aprenderíamos y las mil noches que nos quedaríamos hablando abrazados en la ventana del apartamento que compraríamos, sí, quizás, en algunos años más, tal vez varios años más, en esa ciudad llena de luces a la que siempre he querido ir y a la que me llevarías por complacerme porque te gusta verme feliz, donde además harías todas esas cosas geniales, tus cosas favoritas, que no entiendo demasiado, pero no interesa tampoco que yo las entienda si así eres tú: Complejo, extraño, divertido, poco comunicativo y poco emocional. De todas maneras me gusta que seas así. Me complementas. Aunque hablas mucho y no dices nada.
Ya sabes que hablo mucho, no más que tú en todo caso, pero sí digo muchas cosas al azar y ya ves, sólo te estaba contando que tenía todo un discurso preparado donde relataría las mil cosas que pudieron o no pasar, que pasarían si nos diéramos un chance, que podrían también no pasar si las cosas no funcionan. Tenía todo un paquete extraño de palabras, hasta nombre les había puesto, pero, más allá de todo, al leerlo varias veces empezó a perder sentido y dejó de gustarme tanto. No es que ya no quiera nada, no es que haya tirado los viajes y las tonterías a la basura y las haya borrado para ponerles otro nombre, otro tú y... creo que se entiende. Es sólo que prefiero que te despidas largo de mí, me digas que me quieres volver a ver, no te canses, no te aburras y dejar que esto fluya para no tener que encontrarme de nuevo en un estúpido e inútil monólogo emocional que no, amigo, no lleva a ninguna parte.
En realidad, tenía todo un discurso preparado que explicaba paso a paso lo que hicimos cuando nos vimos y detalladamente contaba lo que sentí al mirarte fijo y lo que me transmitiste al hablar. Las sensaciones, los pensamientos, las palabras que dijimos y las que no, las que tenía pensadas desde hace semanas, pero que no tuve el valor de decirte, los temas tratados, las expresiones, lo que comimos, lo que no, lo que debimos haber tomado, el lugar a donde fuimos y a dónde queremos ir en un futuro, cuando aún seamos esto mágico y extraño... pero esas son cosas que se guardan para uno ¿o no?

lunes, 16 de febrero de 2009

Crisis

Son las muchas cosas que quise decirte mientras aún escuchabas. Son todos esos sentimientos que vine oprimiendo y escondiendo para no ser tan yo. Yo no es el sentimiento correcto.Son las muchas, demasiadas palabras que tuve que callar para sentirme más cómoda estando cerca tuyo, pero eso no es posible del todo ¿verdad? porque cerca tuyo necesariamente hay que sentirse incómoda y ajena y tonta e infantil... Definitivamente yo no es la persona correcta.Entonces, si tienes la decencia de escuchar, me siento en frente tuyo a gritar las muchas cosas que quise decirte y las demasiadas palabras que tuve que callar... me siento en frente tuyo a rogarte que oigas un momento, a que me mires a los ojos y entiendas que NO estoy jugando, que las niñerías se acabaron cuando te dije que te quería. No, no soy del tipo de personas que dicen amor porque sí, aunque así me consideres. Juras que no subestimas a nadie y me subestimas a mí, la única persona que en verdad está dispuesta a estar siempre por ti, la única que te reserva un lugar en sus recuerdos futuros, la única que no tiene problema con que seas tú y nadie más, tú el primero, tú el último.... definitivamente Yo no es la palabra indicada.

domingo, 15 de febrero de 2009

Música Fuerte [No Ligera]

El sol colándose entre los árboles y yo sola... Más sola de lo que he estado en toda mi vida. Calculando vanamente mi existencia, poniéndole precios a la de los demás y llorando. Llorando sin razón aparente.
El sol colándose entre los árboles, el agua corriendo y yo... sola. Sola sin estarlo. Con el vacío como único tópico en el aire y hojas cayendo aquí y allá.
El sol resbalaba entre siluetas patéticas de cadáveres de vida. El agua corriendo en mi espalda, en mi mente, el vacío en el aire y el soniendo imponente de la nada desvanecíendose, es decir la creación.
Por más que lo quería, él no aparecería junto a mí. Por más que lo añoraba... y recordé.
Recordé sus ojos mirándome, recordé sus manos en mí, recordé su voz apuntando las estrellas, recordé el sonido de sus pisadas y la manera en que nunca será de mí y siempre seremos dos, no uno.
Entonces, todos los sonidos desaparecieron. La luz se hizo noche, el agua dejó de correr, el aire se llenó de tristeza y seguía sola...
Sola con las hojas muertas e inertes en el piso y en las copas de los árboles pequeños intentos de nubes. Una lágrima corriendo en mi mejilla, involuntariamente asumido, el llanto empezó a caer.
Un grito a la realidad porque en los sueños uno no llora y sí, la tristeza me hizo feliz porque me di cuenta que estaba viva [ WTF? ] porque los muertos no lloran... [Triple WTF?, perdón.. doble ] y yo no quiero morir [ Aquí esta el triple.. WTF ?] porque por más curiosidad que tenga la vida es más intrigante...[ Maténme..] y con la vida vino él, porque la vida trae vida y la vida trae luz y el agua es vida [ Y.. empezó a llover! ] y la creación es vida [ Ah, no..] Y todo volvió a ser como era.
El sol colándose entre los árboles, el agua corriendo y el aire lleno de vacío. El sonido de la creación en mi mente... Y yo sola conmigo misma y a la vez con tanto. [ah ya..]

No me gusta cómo está escrito.. pero me lleva a un sitio. Por eso está aquí, i guess.

4 de Junio, 2007.

Versión Sola de Ti

Ahora, un poema para ti y únicamente para ti,
en honor a lo que eres y lo que somos sin ser.

Te dedico estas palabras porque me encanta verte
porque me gusta tu mirada en mí,
porque la luna es más bella cuando su luz te refleja.

Te dedico las canciones que escucho, que hablan de amor y tiempo,
y te escribo como si fueras a leerlo;
como si supieras que es para ti.

Te extraño, porque hace tanto que no sé de ti
o es que quizás el tiempo pasa más lento Sin ti.
Aunque no escuches o aunque no te importe...

Y ahora finalizo, cono dos palabras que debería decir
y no digo porque no se da, [que jamás te he dicho]
* te quiero
* te extraño
* para ti..

4 de Junio, 2007.

Sick People

He aquí una opinión completamente diferente
a la dada anteriormente sobre lo que somos...

Porque si el amor no tiene barreras, esto no es amor
y hay un muro entre nosotros, que no estoy segura de querer derribar.

Es que esto no va. No es como debería ser
y, quizás, es el final de tantos sueños, que por alguna razón tejí.

El problema es que no quiero un final.
Hay, simplemente, capítulos que nadie quiere cerrar.
[ Pero que no se pueden terminar de leer ]

Por que hay cosas, piezas que no encajan
y se me acaba la estrategia para resolver el rompecabezas.
(...)

He aquí palabras que en verdad no quiero decir,
He aquí cosas que nunca quise pensar.

Es que no puedo arreglarlo todo, por más que intento.
Esto no es como debería ser. Yo por ti.

Y yo por ti, porque no dejaré de estar por ti.
No dejaré de ser y estar, como siempre, por ti.

Y no saldrás de mi mente... Y será como será.
Porque no sé si sea amor, pero no seré yo quien ponga el muro.

Serás tú, de todas formas quien deberá sortearlo.

He aquí una opinión completamente diferente (Y no lo es, en verdad)
de la estúpida idea a la cual no me acostumbro...

Olvidarte.

8 de Julio, 2007.

Charla

Comenzaba a resignarse a la idea de que él no existía y yo, a poco, comenzaba a acatar.
Me decía siempre lo difícil que había sido y yo le respondía que el tiempo siempre viene, el tiempo siempre va.
No entendía, no, que la vida no es vida y que hay que ir más allá. No quería, yo, entender que no se confía en todas las sonrisas que hay.
Se perdía siempre en la idea de que el cielo es más brillante y que todo pronto iba a cambiar. Y yo no le explicaba que el cielo es oscuro y estas cosas locas serán siempre, siempre igual.

Y estaba loco. Loco simplemente por el hecho de querer pensar... y yo estaba loca, loca por creer que el corazón no es tonto y que toma las decisiones tras mucho reflexionar.

Pasa el tiempo y sigo sin comentarios...

11 de Julio, 2007.

Fácil

Y te digo:
Qué tan facil es quererte, mientras estás lejos,
porque es simple pensarte e idealizarte, como cosa ajena,
como si, de verdad, fueras un sueño, como si no me importaras.

Qué tan fácil es odiarte y de a poco olvidar el sonido de tu voz,
la dulzura de tus ojos, el bendita calor que me quita tu mirar.
Como si fuera sencillo, como si fuera vacío este sentir, este soñar.

Qué tan simple sería todo si la vida fuera este poema
y tú, de verdad, fueras un sueño y yo, de verdad, pudiera odiarte.
Callarme un rato.
Como si las palabras vivieran, como si tú estuvieras, como si no te necesitara.

Como si no me importaran estos estúpidos versos...

11-14 de Diciembre, 2007.

Amor, no hay poesía.

Es que, amor, no hay talento.
Amor, ya no hay palabras.
Amor, no hay poesía:

Es puro odio acumulado,
es el dolor que hiere dentro,
es el despecho de no tenerte.

Y te cuento que no sé qué es todo esto,
no sé por qué te escribo,
si tú no vas a leerlo...

De aquí, bien lejos,
cuán lejos están nuestras almas
¿cuán lejos estamos tú y yo?

Un movimiento abstracto,
una niebla densa.
No sé qué estaba ni qué estoy pensando.

Es que, amor, ya no hay talento.
Amor, ya no hay palabras,
Amor, no hay poesía.

Amor, qué es este mundo.
Amor, qué estoy sintiendo, por qué te espero.
Amor, me estoy cansando,
Amor... ya me cansé.

15 de Diciembre, 2007.

Cuando te das cuenta de que hay momentos que nunca llegan.

Este es el momento en que te das vuelta
y me dices que despierte, que estoy soñando,
que te quedas, que no te estoy perdiendo.

Las casas destruídas pasan y pasan una tras otra.
Los rincones oscurso se hacen cada vez más extensos
y todo se vuelve una oscuridad constante.

Esta noche no hay estrellas, no hay luna que consuele,
no hay luz que razone, no estoy para alegrarme
y ayudarme a abrir los ojos.

Y cuando te digo que no estoy es porque ultimamente
no me encuentro; sé quién soy, pero me acosa ese alguien más.
Es qué tu te ausentas, yo me pierdo.

Este es el momento en que te das vuelta
y me dices que despierte, que estoy soñando,
que no te vas, que no te pierdo.
¡Este es el momento!...
Entonces, ¿por qué sigues caminando?

22 de Febrero, 2008.

Comentarios Malintencionados

Me contaron por ahí que tú no piensas en mí.
No es por acosarte, sólo quiero despejar la duda.

Tú, que siempre respondes, y para todo tienes razón
¿Por qué callas ahora? ¿Es verdad que no piensas en mí?

Estos versos suenan distinto; esto es algo completamente nuevo...
Tú mismo eres algo diferente y no sé descifrarte.

Si no quieres responder, yo entiendo...
Pero entiende tú también que a mi gusto puedo interpretar tu silencio.

Entonces, si vas a callar, piensa dos veces lo que viene después
porque libre soy de no verte más. No es que quiera presionarte.

Sólo queda algo por decir ¿No piensas en mí?
O es sólo una impresión que tengo al sentirte tan ausente...

27 de Febrero, 2008.

viernes, 13 de febrero de 2009

Homenaje

Tú no sabes todo lo que eres para mí y de cuando en cuando me pongo a pensar en lo poco que tengo y te encuentro perdido en un montón de silencios sobrepuestos entre lo mucho que quiero ser y el camino recorrido y no te busco con tantas ganas cuando en realidad me doy cuenta que uso siempre las mismas palabras. Entonces, te conviertes en mi mejor foto y mi canción favorita, en mi sol, mi desierto, mi lluvia y mi rutina (por eso a veces quiero escapar). Te vuelves mi tono, mi nuevo poema, mi inspiración y mis palabras, luego eres todo lo que queda cuando no puedo más, por eso siempre recurro a ti cuando me siento sola, cuando me pierdo, tú eres mi fe, mi puerta, mis principios, mi casi, mis letras, mis números y mi secreto. Eres mi negación total, mi libro viejo, mi lugar común, mi mejor amigo, mi fidelidad, mi cerebro, mi confidente, y sin quererlo, quizás, te conviertes en mi ahora, mis preguntas, mi mañana, mi mala actitud, mis respuestas, mi nosotros, mi ternura, mi O, mis recuerdos, mis sueños y mi fin último. Mi sabiduría, mi locura, mi tú, mi sensatez, mis no, mi confianza, mis no sé qué, mi amor, mi talento, mi ánimo, mi luz, mi mejor elemento, mis caricias prohibidas, mis ganas, mi amistad, mi bienestar, mi sonrisa, mi corazón, mis cuentos para antes de dormir, mi energía, mi yo, mis ilusiones, mis malos hábitos, mis muchos colores.. en fin.. Mi universo entero.

No lo sabes todo ¿sabías?
No te vayas, no todavía...
Ni después.

jueves, 12 de febrero de 2009

Muy Estimado Señor Noche III

El Muy Estimado Señor Noche se quería enamorar. Se quería enamorar porque todos se estaban enamorando y parecían estar felices y conformes con sus existencias, menos él. Quería encontrar a alguien con sus gustos, con su mirada, con su manera de ver el mundo, con su risa espontánea, con sus chistes y sus mentiras que resultaban tiernas y entretenidas al fin y al cabo. Tenía en mente mil maneras de encontrarla, de seguirla, de adorarla, de conquistarla y hacerla suya en el sentido más puro de palabra. Tenía una lista grande de deseos para concederle y entregarse por completo.
El Muy Estimado Señor Noche no ama la primavera, no ama los sábados por la noche, no le gustan las flores. El Muy Estimado Señor Noche no tiene buena pinta, sino en vez dos ojos grandes que tratan de atraparte y hundirte en el abismo que tiene por dentro. Es una persona oscura. Las personas oscuras no merecen ser felices, eso dice escrito en su frente.
Se levantó temprano, se quitó los recuerdos de la espalda e intentó pararse derecho. Se lavó las manos, se lavó la cara, se afeitó la barba y, como pudo, se cortó el pelo. Incluso, después de mucho meditarlo y con el dolor de su alma, lavó su chaqueta larga en un agua pura que después quedó teñida con los dolores que guardaba en sus bolsillos y que olvidó sacar.
Y caminó erguido por la calle como si nada lo fuese a derrumbar, caminó erguido buscándola entre luces y bares bonitos, entre tiendas y cafés, entre helados y vestidos. No se rendía, , aunque ya veía pronta la hora de irse a dormir, aunque su aliento se condensaba frente a su cara, aunque la laguna mental de incertidumbre se le empezaba a desbordar por los ojos.
Entonces, se sentó en una banca en la mitad de la avenida y se miró las manos limpias, sin olvidos, sin recuerdos, sin nada que ocultara las cicatrices, se tocó la cara, se buscó los pelos que tanto tiempo implicaron sabiduría para él y que ahora habían desaparecido, se sobó la cabeza varias veces y una que otra, extrañó su cabello largo hasta más abajo de los hombros. Y sin mirarse, se vió: aún más patético, aún más solo y se notó insípido, mi Muy Estimado Señor Noche, inerte, totalmente común. Se notó decepcionado, amargado e inseguro. Muy inexperto, muy nuevo en el mundo, muy diferente a lo que solía ser él... y se dio cuenta, muy tarde, quizás, que por más que él quisiera encontrar a alguien sus gustos, con su mirada, con su manera de ver el mundo, con su risa espontánea, con sus chistes y sus mentiras que resultaban tiernas y entretenidas al fin y al cabo, no lo iba a encontrar.
No encontraría, por más que irguiera su espalda, alguien que adorara las fotos como ella, que cantara como loca como ella, que mirara de reojo como ella, que quisiera cambiar todo y a la vez no cambiar nada, que no le mintiera en nada, sino en lo que él ya sabía, que se riera de sus tonterías, como ella. Porque ella era sólo una, que se había ido, y él ya no era él... luego, de querer regresar se hubiera perdido porque el Muy Estimado Señor Noche que solía conocer, estaba ahora sentado fingiendo ser alguien más.
El Muy Estimado Señor Noche se quería enamorar. Se quería enamorar porque todos se estaban enamorando y parecían estar felices con sus existencias, no como él que sentía la necesidad de volverse diferente para que lo quisieran como él había querido, alguna vez. De cualquier manera, las personas oscuras no merecen ser felices ni merecen encontrar una historia bonita para contar. Se recuesta en su soledad, se busca en silencio, se deja crecer el pelo y la barba, se ensucia las manos de nuevo y sin ser él del todo, deja que llegue la hora de dormir.
Tercera Muerte de mi Muy Estimado Señor Noche.

Feliz San Valentín

Si cambias, cámbialo todo.

Si vas a cambiar y a volverte como todos los otros que he visto, conocido, querido y posteriormente odiado, por favor hazlo ahora y no después cuando me cueste más desligarme de ti. Tú sabes cómo es esto y sí, probablemente yo empezaré a ser una persona arizca y desconfiada cuando me aburra de ti porque de tanto perdonar y perdonar uno termino por no perdonarse a sí mismo y echarlo todo a la basura o a un sitio donde se puedan quemar los pedazos para que no vuelvan como vampiros a chuparnos lo poco que nos queda de alma.
Este es el punto de la historia cuando te acuerdas que me juraste y le juraste a todo el mundo que no ibas a cambiar por ningún motivo, que tú eras como eras, que siempre has sido así. Este es el punto de la historia cuando caes en cuenta que tú no estarías teniendo esta convesación conmigo y sinceramnete no entiendo qué es diferente ahora que súbitamente quieres que comencemos de nuevo. No, no es la mejor manera de que olvide quien solías ser y te quiera como un amigo nuevo que acaba de llegar a mi vida. Ya estás muy dentro de mi vida, demasiado como para decirte que sólo eres lo mejor que me ha pasado y me empiezo a cansar de repetirlo y de que tú no lo escuches porque no te gusta escuchar conversaciones así o porque no vas a saber qué responderme. Siempre quedas contra la pared cuando te digo que te quiero.
Me gustaría decirte, como tantas veces, que sé que estás pensando, pero no sé. Ahora no sé nada y no me interesa saberlo. No quiero jugar, no quiero reír, no quiero mentir otra vez, fingiendo que esto me basta porque no me basta y estoy harta de la vocesita susurrándome al oído que te diga todas estas cosas que sólo me llegan a la cabeza por casualidad. Si te cansas me voy. Si yo me canso, te pido, por favor, que te quedes y me esperes, que luego se me va a pasar como todo, que yo no soy así, esto es sólo un tiempo... Un tiempo en el que empiezo a pensar por mí misma y a mover cuadros viejos, a sacar telarañas, a dejar lugares comunes, a tratar que no te vuelvas un lugar común al que llego cuando estoy sola y aburrida para despejar la cabeza. No quiero que cambies, pero si vas a cambiar hazlo ahora y no después cuando me cueste más alejarte de mis pensamientos todo el tiempo, cuando me acostumbre a tu cara, a tu perfume, a tu sonrisa y a tus cuentos que no llegan a ninguna parte, aunque sean lo más real de todo esto.
En serio, si vas a cambiar, cámbialo todo y a mí de paso. No recuerdo a dónde quería llegar... pero te prometo, que es sólo por un tiempo.

lunes, 9 de febrero de 2009

Mucho más.

Eres, simplemente, como una canción que no quiero escuchar más...
Y si tuviera razones para darte, te las daría ahora mismo, pero al pensarlas todas mis razones se vuelven insuficientes para la decisión que estoy tomando o que tú tomaste hace ya tiempo o que sin querer elegimos desde el momento en que accedimos a no mirarnos a los ojos al decir te quiero. Entonces, te puedo parecer inmadura y quizás lo soy bastante, ya no un poco como antes, aunque menos al asumir que lo soy ¿Te parece que eso tenga sentido? te puedo parecer niña y eso podría formar parte del motivo principal por el que me encuentro escribiendo esto, porque de ser mujer tendría mil cosas más en que pensar y no en algo tan frívolo como tú... o como nosotros.
Entonces, tienes todo el derecho a pedir que no me vaya, que me quede un rato más. Yo sé que te gusta que me quede porque me encanta quedarme por ti, pero ya no puedo. Ya no. Siendote sincera, ya no quiero. Tienes todo el derecho a pedirme que te quiera (más) y yo el derecho a decirte que no hay manera que te quiera más. Esto es tan monótono.
Me voy a parar, voy a sonreír como si fuera a volver, voy a darte un beso en la mejilla y a cerrar los ojos bien lento para que te des cuenta, si puedes, que es la última vez. Te voy a pedir que me tomes de las manos y me transportas bien lejos como haces siempre, que me hagas sentir como quiero sentirme. En serio espero que con esto notes a lo mucho que estoy renunciando al resignarme a ti. En serio espero que me perdones una vez que no vuelva más... y si te lo digo con palabras sencillas tú eres como esa canción que no quiero escuchar más porque más que alegrarme y alejarme... me hace pensar en lo mucho que no me quieres.

sábado, 7 de febrero de 2009

Confuso, como todo.

Yo me quedo mirando la ventana, soñando que las cosas podrían ser diferentes, pero entiendo que no lo son. No soy tan niña. De todas maneras, mejores personas me han dicho que no. No es que me quiera excusar ni esconder y fingir que no me duele o no llorar para parecer más fuerte y hacer que reconsidere las opciones. No es así. La segunda vez no cuenta.
Llega a la puerta para jurarme que todo fue un sueño. Llega para prometerme que las cosas no terminan así, que tenemos una vida por delante y todo puede cambiar. Yo le creo. Yo le creo porque me gusta creer historias tontas y me gusta pensar que no estoy viviendo lo que vivo sino algo más mágico y sobrenatural que algún día quizás termine por envolverme y llevarme lejos a donde el viento no sopla tan fuerte ni el sol golpea en la cara al amanecer. Aún no sé dónde queda eso. Me voy, entonces, con una sonrisa en la cara y la idea en la cabeza de que todo saldrá bien, aunque sé que no todo saldrá bien porque lo que pienso siempre es el contrario a lo que será en realidad. Al darme cuenta, la idea se vuelve presentimiento, más que corazonada, de que en un mundo perfecto algo está fallando. Me voy, entonces, con las manos llenas de ilusiones y deseos bonitos, evitando pensar negativo, teniendo siempre como objetivo y fin último que ambos fuéramos felices. No me molesta irme, quedarme dolería más. Incluso el pensar en quedarme quema por dentro.
Camino, ya sin rumbo fijo, sino guiada por la sensación de no estar sola ni volver a estarlo nunca. Camino porque si no camino, me quemo en el intento y no podría volver atrás. Sé que tengo que volver atrás. Camino porque no tengo nada que perder.
Lo veo, adelante, siempre, lejos, pero mío, supongo. Mío y no ajeno, aunque no eterno, pero algo que me pertenecer al fin y al cabo. Corro... Primero despacio, después más rápido y el corre, corre para que yo no lo alcance y no me alcance y no alcance a ser la persona que necesito ser para poder ser para él lo que el quiere de mí, en un círculo vicioso asqueroso y enfermizo. Sólo quería hacer notar que era enfermizo. Lloro, porque cuando sufro lloro, porque soy humana, porque no sé qué mas hacer y despierto, entonces, con una lágrima en la mejilla y la idea en la cabeza de que todo saldrá bien. Al darme cuenta, duele el presentimiento de que en un mundo perfecto, algo está fallando. Despierto, entonces, con las manos vacías y el corazón hinchado, lleno de deseos bonitos. No me molesta despertar, seguir dormida dolería más. Incluso el pensar en seguir buscándolo quema por dentro...
Y él llega a la puerta para jurarme que todo fue un sueño. Llega para prometerme que las cosas no terminan así, que tenemos una vida por delante y todo puede cambiar, que no se va a ir nunca. Yo me quedo mirando la ventana, soñando que las cosas podrían ser diferentes, pero entiendo que no lo son. No soy tan niña. De todas maneras, mejores personas le han dicho que no. No es que me quiera excusar ni esconder y fingir que no me duele o no llorar para parecer más fuerte y hacer que reconsidere las opciones. No es así. La segunda vez no cuenta, menos la tercera.