viernes, 17 de abril de 2009

Messié Chaos

Entonces, me levanto y te pregunto si te quieres quedar un rato porque a mí no me queda mucho tiempo; te tomo de las manos, te miro a los ojos y te ruego que no me seas indiferente. No ahora.
Afuera no llueve; sopla un viento frío, sí, pero ya no llueve. No brilla el sol, no, pero tampoco llora el cielo y hace eso un poco menos incómoda la situación en la que me encuentro de no saber qué pensar, de no saber qué sentir, de no entender tu actitud y tus señales que no son señales, pero yo quiero creer que sí. Hace un poco menos incómoda tu situación de tenerme en frente, esperando que digas algo que no vas a decir, que quieras algo que no quieres, que esperas algo que no deseas, que no mientas, que no seas tan tú, que dejes de ser tan extraño y te vuelvas un poco más de mí. Adentro tampoco llueve, es más como un lapsus extraño del que cuesta mucho salir, donde nos fusionamos con las paredes blancas no-blancas, brillantes por la luz, oscuras por el tiempo, ajenas por tu constante e inexplicable ausencia, dejando todo intacto, inmaculado, sin vida, sin luces ni colores fuertes que motiven y creen esa complicidad loca que sólo se crea con el tiempo y la pasión. Afuera ya no llueve.
Tú no sonríes, yo no sonrío. Un silencio turbulento reina, una incertidumbre molesta y un no sé qué en tus ojos que me miran desde lugares confusos que rondan mis ganas de escapar lejos de todas estas preguntas que nacen con cada roce que siento de tu respiración cerca mío y en cada latido de mi corazón que insinua querer detenerse. Tú no saltas. Yo me pregunto por qué no sales por la puerta ahora y me dejas tu nada y mi soledad o me dejas al menos las respuestas que estoy buscando cuando suelto tus manos que no son manos, sino hielo, que no es hielo sino tu esencia, que no es tu esencia sino vacío y no hay vacío que no sea vacío, por tanto se crea una lejanía compleja ente nuestros mundo que en algún punto tienen que colapsar.
Entonces, me doy vuelta y te repito con más ansias si te quieres quedar un rato porque a mí no me queda mucho tiempo, pero puedo ser tiempo por ti. Porque no entiendes que me encantas, que no molesta, que somos dos, que es rico el estar juntos.
Entonces, me doy vuelta para ver tu sombra saliendo por la puerta... porque afuera ya no llueve y adentro se acerca una tormenta.

No hay comentarios: