viernes, 24 de abril de 2009

Vacío de ti

Porque no sería diferente que un día de estos volvieras y me miraras a la cara y me dijeras que no fue un sueño todo lo que pasó, aunque ahora me lo parezca. No sería nuevo, pero tampoco estaría demás.
Yo sé que estuviste aquí, hablándome, abrazándome, sintiéndome. Yo sé que estuviste aquí porque te gusta mi presencia. Yo sé que estuviste aquí porque todavía siento tu olor rondando por las paredes de la habitación. Yo sé bien que estuviste aquí, fantasma.
Me molesta, de todas maneras, en demasía que te hayas ido. Me molesta porque es incómoda tu ausencia y es incómoda mi incomodidad. Es irritante, embriagante, es incluso palabras que no sabría bien si decirte o no. Fantástico, esa es. Abstracto, esa es.
Invisible, aún te encuentras escondido en alguna parte. Invisible, intangible, inexcusable, inverso, interno, ajeno. Déjame describirte todo el tiempo que pueda, déjame tenerte mío antes que te me escapes de las manos, fantasma.
Estas cosas no le pasan a todo el mundo. No todo el mundo te ha visto y estoy conciente. Nadie creería que pasaste por mi vida y estoy segura de que pasaste por mi vida; te juro que aún te siento, fantasma. Te juro que se me ha quedad impregnada en la ropa tu esencia, te prometo, por lo más sagrado que tengo, que no miento porque, creo que no alcanzaste a conocerme lo suficiente, yo no sé mentir.
Te espero sentada en la ventana. Te recuerdo sentado en las repisas, sonriendo, cantando, soñando, bailando y diciendo cosas que en realidad no me importaban mucho. No es que me tenga que importar todo lo que dices para que tu existencia se convierta en una de las cosas más maravillosas que me han pasado, que seas el ser más perfecto que he conocido, que contengas todo lo que necesito, que sienta la necesidad de decirte cada vez que te pienso “Gracias por existir para mí”.
Más vacía me sentiría dejando la puerta abierta de noche. Tú sabes que siempre dejaba la puerta abierta de noche porque le tengo miedo al silencio. No dormías para hacer ruido, para que yo descansara, para que estuviera tranquila, para que supiera que estabas ahí. Tampoco es que necesitaras dormir mucho ¿verdad? Porque los fantasmas no duermen. Ahora tu no-presencia llena rincones que no sabían que estaban ahí. Yo no sé muchas cosas. Dónde estás es una de ellas.
Me vienen mil canciones a la cabeza, en serio. Mil canciones que podría cantarte para describir lo que estoy sintiendo ahora. Las desganas, la desmotivación, la confusión, el no estar segura de si estoy haciendo lo correcto… No, no soy perfecta, no siempre hago lo correcto y perdóname por ser así y no como tú querías que fuera, fantasma… Quizás es sólo una obsesión absurda de esperar tu presencia aún después que te has ido y has vuelto de un lugar muy loco de donde no pensaba que volviera la gente, del vacío absoluto de donde se supone, se consumen las almas. Tal vez yo estoy muerta también, fantasma, tal vez. Por eso te pido que regreses, porque no sería diferente que un día de estos volvieras y me miraras a la cara y me dijeras que no fue un sueño todo lo que pasó, aunque ahora me lo parezca. En todo caso, hay muchas cosas que me parecen, sin ser necesariamente ciertas. No, no sería nuevo, pero tampoco estaría demás.

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