domingo, 22 de febrero de 2009

Muy Estimado Señor Noche IV

El muy Estimado Señor Noche tiene un afán loco por aparentar algo que no es. Sí, y lo admite y lo dice a viva voz porque no le interesa en realidad aparentar para los demás. Se está convenciendo, desde hace ya su buen tiempo, o intentando de convencer, que es eterno. Por tanto se levanta en la mañana y se mira al espejo con cara de " Hoy no es un buen día para morir " y se cepilla un poco la barba. A veces se le forman nudos y tiene que cortársela, pero no es el punto. Luego, guarda el espejo en el bolsillo izquierdo de la chaqueta y se va a caminar.
El Muy Estimado Señor Noche suele tener crisis de personalidad, pero desde que tiene ese complejo de ser eterno, pareciera ser una persona normal, sin serlo. Es experto en mentir, engañar, aparentar, crear y estafar, aunque en realidad a nadie le importa en lo absoluto lo que es de verdad porque con tantas corazas puestas sólo ha logrado alejar a los que más lo querían. Sí, en algún momento de la historia alguien lo quiso. No está muy seguro de en qué historia fue, pero sí de que pasó.
Y ultimamente ya no desea ni autos, ni vidas que no son suyas ni personas que nunca logrará tener. Ya no desea nada porque intenta tenerlo todo. De todos modos, después de caminar un buen rato, como hace todas las mañanas, se sienta frente al mar a mirar el horizonte. Sucede que en la ciudad que nadie conoce en el lugar de donde viene el Muy Estimado Señor Noche, la ciudad donde vive, queda frente al mar. En picada frente al mar. Como una montaña grande y empinada que vino a sentarse junto a otras montañas, quizás tan grandes como ella, y que en medio se formó una cuenca. En realidad, no es el mar, pero a él no le importa. Agua al fin y al cabo. Mucha, mucha agua. Y se sienta no porque su complejo lo haya llevado a los límites de su cordura, sino porque no tiene nada más que hacer y tiene, básicamente, todo el tiempo del mundo para hacer lo que sea que hagan las personas eternas.
El muy Estimado Señor Noche tiene un afán loco por aparentar algo que no es. Sí, y lo admite y lo dice a viva voz porque no le interesa en realidad aparentar para los demás. Se está autoconvenciendo de que es eterno. Por tanto se levanta en la mañana y se mira al espejo con cara de " Hoy no es un buen día para morir ", aunque en verdad no lo crea, aunque esté completamente conciente de que para ser eterno hay que estar fuera del tiempo, pero él no está fuera sino que simplemente no tiene. Está cansado, está solo y sin motivos para no morir. Guarda el espejo en el bolsillo derecho, sale a caminar hasta perderse en lo único verdaderamente infinito que posee: Su mente.
Cuarta Muerte de mi Muy Estimado Señor Noche.

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