lunes, 9 de febrero de 2009

Mucho más.

Eres, simplemente, como una canción que no quiero escuchar más...
Y si tuviera razones para darte, te las daría ahora mismo, pero al pensarlas todas mis razones se vuelven insuficientes para la decisión que estoy tomando o que tú tomaste hace ya tiempo o que sin querer elegimos desde el momento en que accedimos a no mirarnos a los ojos al decir te quiero. Entonces, te puedo parecer inmadura y quizás lo soy bastante, ya no un poco como antes, aunque menos al asumir que lo soy ¿Te parece que eso tenga sentido? te puedo parecer niña y eso podría formar parte del motivo principal por el que me encuentro escribiendo esto, porque de ser mujer tendría mil cosas más en que pensar y no en algo tan frívolo como tú... o como nosotros.
Entonces, tienes todo el derecho a pedir que no me vaya, que me quede un rato más. Yo sé que te gusta que me quede porque me encanta quedarme por ti, pero ya no puedo. Ya no. Siendote sincera, ya no quiero. Tienes todo el derecho a pedirme que te quiera (más) y yo el derecho a decirte que no hay manera que te quiera más. Esto es tan monótono.
Me voy a parar, voy a sonreír como si fuera a volver, voy a darte un beso en la mejilla y a cerrar los ojos bien lento para que te des cuenta, si puedes, que es la última vez. Te voy a pedir que me tomes de las manos y me transportas bien lejos como haces siempre, que me hagas sentir como quiero sentirme. En serio espero que con esto notes a lo mucho que estoy renunciando al resignarme a ti. En serio espero que me perdones una vez que no vuelva más... y si te lo digo con palabras sencillas tú eres como esa canción que no quiero escuchar más porque más que alegrarme y alejarme... me hace pensar en lo mucho que no me quieres.

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