viernes, 23 de enero de 2009

Principessa

Y le va a decir que es el llamado, que llegó su hora (al fin), que es la elegida y será la princesa del concurso de belleza por el que tanto ha sufrido. Se levantará envuelta en la luz brillante de la victoria, caminará a la ventana, verá los pájaros, el cielo, las plantas y dirá "Oh, maravillosa creación que me rodea", olvidando todas las cosas malas que ha tenido que sortear para llegar a donde está.
Ella no se pregunta dónde está, en todo caso, porque sabe que está en la cima del mundo, que nada puede bajarla de ahí porque es una de las pocas valientes que ha respondido a la llamada y ahora se dirige directamente a su nuevo castillo para hacer feliz a todos, principalmente a sí misma, viviendo como debe vivir alguien que es digna de su calidad de persona.
No se cree superior, sabe que lo es. Todo el mundo está por debajo de su nivel porque no TODO el mundo es llamado, eso piensa, o al menos si todos son llamados, no son todos los que cogen el teléfono y dicen que sí. Nadie se atreve, pero ella lo toma porque quiere salir de su vida mundana y ser doncella por el tiempo que le queda.
Le desagradaba a sobremanera lo que era, siendo sincera, y se le notabs a leguas. Se le notaba cuando caminaba, cuando miraba, cuando respondía con mala cara a las preguntas de la gente, cuando no se quería levantar de la cama porque sabía que de la cama para afuera, sólo encontraría basura que se pega y corroe lo que encuentra a su paso. Es decir, un cambio no le vendría mal y qué mejor cambio que volverse la esposa del rey del reino más grande. Qué mejor cambio que ser alguien nuevo.
Ella nunca se preguntó dónde estaba, en todo caso, porque a nadie le importaba. Se quedaba y pensaba qué diría cuando llegara el que estaba esperando y le dijera que es el llamado, que llegó su hora, que es la elegida y que sería la princesa del concurso de belleza por el que tanto sufrió y se la llevaran al reino mágico de la felicidad absoluta, renunciando al resto, sin importar las condiciones y mucho menos que todo el mundo le dijera que no era un castillo.

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