domingo, 9 de mayo de 2010

Todos los derechos los vetamos el año pasado, gracias.

Como la película que nunca fueron a ver y como la frase que nunca se digna a decir después de aquel tormentoso Lunes en que vendió su alma; como pingüinos bailando tap sobre hielo o Ricky Martin en su fiesta de cumpleaños; como 14 centésimas de soledad a $200 el kilo y 365 días prestados de la vida de algún santo... así se pasea por su mente.
Repta entre los recuerdos de infancia y el perro, el azul, el perro ese, para esconderse como una caricatura antigua, detrás de algún árbol o de alguna figura alegórica. Corre porque sabe que si no corre llegan y agarran todo lo que encuentran para dirigirlo a un pozo gris de agua turbia con muchos cabellos en él. Salta para alcanzar los niveles superiores de energía, para sacar cada ínfimo pedazo del ser que habita, para parar. Se detiene frente a abismos de nubes interminables colores por el aceite de los autos que se caen en ellos y que no encuentran el suelo. Luego, grita.
Como trescientos y El secreto de sus ojos; como quince minutos bajo el agua y diez minutos en el cielo; como la noche oscura y las hojas cayendo; como triste y sombrío. Así se escuchan sus gritos en su cabeza...
Y falta, sí, falta mucho para omitir el sentimietno.. pero estamos trabajando para su satisfacción.

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