Apaga la luz
Ya no creo en milagros..
martes, 8 de noviembre de 2011
Elemento permanente
El teatro de las Memorias
No me mires así
Naranja
domingo, 23 de enero de 2011
Soldado avisado..

No, no significa que ya no la ame el que te esté escribiendo a ti, esto ahora o el que aparentemente el proceso de recuperación paulatino al que someto nuestra relación cada cierto tiempo esté dando pequeños, pero grandes, resultados o aún más, el que piense constantemente en que hace uno, dos o tres años, cuando aún te conocía, yo no era la misma persona que soy hoy, junto a ella.
No, y por favor, no pienses que mi sentimiento ha cambiado en lo más mínimo, yo aún la amo con el amor sincero que pude, o no, sentir por ti alguna vez, pero que ahora dedico a ella: cuando llora, cuando canta, cuando delira, cuando me grita, cuando calla y cuando no está. Vivo por descubrir su manos en la oscuridad en que se ha convertido mi vida en el último tiempo...
No, no creas que no la amo por estar hablando contigo hoy... El amor no es tan escurridizo como lo planteas en tus modelos de vida ni tan efimero como te lo indica la sociedad a la que tanto alabas. Sí, yo la amo con todas sus virtudes con todos sus defectos, con sus sí, con sus peros, con sus por qués, con las palabras que quiero escuchar, con tantas otras que preferiría que nunca dijera. Con cada fibra de mi ser, la espero, la ansío, la quiero... pero simplemente, ella no eres túdomingo, 9 de mayo de 2010
Todos los derechos los vetamos el año pasado, gracias.
Repta entre los recuerdos de infancia y el perro, el azul, el perro ese, para esconderse como una caricatura antigua, detrás de algún árbol o de alguna figura alegórica. Corre porque sabe que si no corre llegan y agarran todo lo que encuentran para dirigirlo a un pozo gris de agua turbia con muchos cabellos en él. Salta para alcanzar los niveles superiores de energía, para sacar cada ínfimo pedazo del ser que habita, para parar. Se detiene frente a abismos de nubes interminables colores por el aceite de los autos que se caen en ellos y que no encuentran el suelo. Luego, grita.
Como trescientos y El secreto de sus ojos; como quince minutos bajo el agua y diez minutos en el cielo; como la noche oscura y las hojas cayendo; como triste y sombrío. Así se escuchan sus gritos en su cabeza...
Y falta, sí, falta mucho para omitir el sentimietno.. pero estamos trabajando para su satisfacción.
sábado, 1 de mayo de 2010
El más profundo mejórate de mis 17 años.
Supongo que si mañana me levanto con la misma cara, la misma energía, el mismo aura, la misma moral, el mismo sentido del bien y el mal y los mismo números que se repiten para numerar algo cuyo sentido no comprendo al cien por cien, seguiré siendo yo con una carencia de verbos infinita y una escasez de pensamientos divergentes. Supongo que si quiero aún las mismas cosas y ando los mismos caminos, seguiré siendo yo con la nubecita morada, gris, verde, dorada, azul sobre la cabeza. Supongo que aún le buscaré sentido a los colores...
Y si me quito la cara, los nombres, los por qués y las razones (esos mismos que siempre nombro, pero que mantengo como basura en el repertorio general que se acomoda básicamente en mi bodega mental), todas las cosas cuya real clasificación empieza con la letra "m" pero siempre me ha parecido demasiado vulgar como para agregarla a una reflexión seria... si me quito las nubes y los paraísos.. si me quito las lágrimas y los péndulos y la estúpida manía de tildar de estúpido todo lo inconsciente que no comprendo.. Sí, tú, estúpida sombra mirando la pantalla, atrás mío.
Quizás sólo necesitaba golpearte y dejarte sin aire para sentirme mejor conmigo misma. Toda la confianza que gano y te regalo en los suspiros y el ceño fruncido... toda esa que es sólo sujeto sin predicado. Quizás sólo necesitaba borrarte y ponerte una máscara para rellenar mi mundo interior o algo así, por ese estilo, muy perdido, como siempre, de parte de Chile para el mundo y de Colombia a las memorias más recónditas de Gabriel. Quizás sólo necesitaba un tiempo a solas para dejar de escribir en primera persona... con ese gigantezco ego que me caracteriza.. y los mismo estúpidos números que no dejan desahogar a la persona que se baña entre mis ojos y a quien, sin entender por qué, aún no concibo la manera de amar.