sábado, 23 de enero de 2010

Más basura contemporánea

Normal, dígase de ti parado en la puerta de mi cuarto con cara de imbécil, pensando que yo todavía te quiero y que me importa un poco más que nada lo que estás haciendo en este exacto momento. Quizás un ápice podría ser, pero no, hoy no me interesa. Y la puerta de mi cuarto está cerrada.
Normal, dígase de yo sentada en un sillón rojo de terciopelo con cara de interesante, intentando que el tipo de la esquina se de vuelta y me pregunte mi número de teléfono, que dónde vivo, que quiénes son mis amigos, que cuándo salgo del colegio y dónde me las hice para que quedaran tan bien. Quizás podría replantearme lo de la cara de interesante, pero no, se me quedó en el closet de la otra casa... y el sillón rojo se quemó cuando tenía 12 ¿O será que nunca lo tuve?
Normal, dígase de un montón de gente que sabe lo que quiere y lucha por lo correcto porque el sentido común es una virtud que se utiliza y se requiere en un estilo de vida moderno, que ya no se cuestiona tanto religión ni política: que sabe lo que hay, que busca lo que no y que no se preocupa tanto por el qué quiere comprar la masa hoy. Quizás, podrán ser gente... pero todavía no me creo lo del montón.
Normal, dígase de aire limpio y de consciencia humana como tal, de saber que después voy a ponder tener hijos, que no se van a morir de sed y van a poder tener hijos que quieran tener perros y gatos y árboles y una casa grande con lo necesario.. dígase de querer vivir mucho y tranquilo. Tal vez, lo de los hijos no es tan irrisorio y, también tal vez, no sean ellos los que se mueran de sed... pero el aire limpio lo dudo...
Normal, dígase de personas no caóticas con una niñez tranquila sin demasiada violencia. Una que otra catástrofe en televisión, uno que otro choque de bicicletas por la avenida principal, los primos corriendo en el patio y los juguetes regados en el cuarto, al lado de las fotos de los padres y el armario con libros. Está bien, primos y juguetes, eso sí podría ser.
Normal, dígase de no tener razones para sentirse mal consigo mismo y que no se llene la mente de gente con depresión automedicada y psicólogos con agendas llenas. Esa debería ser una carrera mal pagada... o con otra finalidad. Dígase de gente que ama el arte y la filosofía... y no son unos muertos de hambre. Dígase de apreciar las cosas en escencia. Perdón, me perdí en lo de no tener razones...
Normal, dígase de relaciones tranquilas antes de cumplir los veinte; de no esperar más de lo que se debe; de que no sea tan terrible la autoevidencia. Normal, dígase de ser feliz y no ser estúpido. Normal, dígase de no ser como todos y no ser considerado inferior. Normal, dígase de ti parado en la puerta, pensando que aún te quiero y yo en un sillón rojo... Normal, dígase del sobrevalorado concepto de normalidad, mal entendido por cotidianeidad. Normal: no-estar-mal. ¿Normal? Sí... muy normal...

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